La emprendedora que encontró un refugio para su nieto en Cartagena
Margarita Montenegro decidió establecerse en la comuna balneario para darle un mejor pasar al menor, que vivía en un hospital. Tras arribar al Litoral Central, increíblemente nunca más fue hospitalizado.
La comuna de Cartagena ocupa un lugar muy importante en la vida de Margarita Montenegro. Cuando su nieto nació, el virus sincicial y posteriormente el adenovirus dañaron gravemente uno de sus pulmones.
Debido a las secuelas que dejaron ambos virus, el niño pasaba gran parte de su vida internado en el hospital de Melipilla. "Mi nieto era un 'niño hospital', si hasta lo bautizamos ahí. Era ojeroso, flaquito y se ahogaba a cada rato", recuerda.
"Me acuerdo que había vendido una casa y le dije en una oportunidad al doctor que hiciéramos todo lo posible por salvar a mi nieto, pero él solo me respondió 'déjalo en las manos de Dios'", sostiene al rememorar esos complicados años.
Un nuevo rumbo
Durante un fin de semana, Margarita visitó a su cuñado en el balneario de Las Cruces. Siempre con la esperanza de mejorar la calidad de vida de su nieto decidió traerlo a la playa a pesar de todos los temores que esto les causaba. Lo que jamás imaginó esta emprendedora es que este viaje marcaría el destino de toda su familia.
"Estuvimos el sábado y mi nieto no se ahogó, el domingo tampoco. El lunes llamó la doctora para saber qué pasaba con él porque el domingo no había ingresado al hospital. Le contamos que estaba muy bien y que tampoco tenía temperatura. Nos dijo que, si podíamos, nos quedáramos unos siete días para probar qué pasaba y así lo hicimos", cuenta Margarita.
Un mes después, tras varios exámenes y por recomendación médica, la propietaria de la residencial "Alojamientos Montenegro" comenzaba una nueva vida en Cartagena con su nieto y su hija.
"En el 2007 llegué a la comuna. Yo era santiaguina y hace un tiempo me había radicado en Melipilla con un negocio de electrodomésticos y repuestos en el centro, pero cambié mi sistema de vida, busqué un arriendo, aunque mi idea era una casa con cuatro piezas.
-¿Qué ocurrió con su nieto?
-El caso de mi nieto lo tomaron en el consultorio de Cartagena. Ellos sabían que el niño era prioridad porque si volvía al hospital iba a quedar dependiente de oxígeno. En Cartagena recibió la mejor atención de todas ya que siempre estuvieron pendientes de él.
Residencial
Margarita tenía cero conocimientos de cómo era el tejemaneje de una residencial, pero gracias a la ayuda de su hija y de su hermana logró abrir su propio negocio y salir adelante en esta nueva etapa de su vida en el Litoral Central.
"Con el alojamiento se me abrieron muchas puertas, además la dueña de la casa siempre me dio todas las oportunidades y los mejores consejos. En estos años hice una muy buena clientela y hasta ahora tengo algunos del primer año que abrí, en el 2007", señala con satisfacción.
Difícil comienzo
Los primeros años de su nuevo emprendimiento fueron de harta entrega y sacrificio por parte de Margarita y su entorno, sobre todo en los veranos cuando Cartagena era visitada por miles de turistas provenientes de distintas regiones del país.
"Antes Cartagena era una locura y se arrendaban hasta los sillones (ríe). Con mi hija nos acostábamos a las 4 de la mañana y a las 8 estábamos nuevamente en pie. Para este trabajo hay que ser amable porque no es solo recibir el dinero o entregar la pieza. Hay que preocuparse del cliente e ir viendo los detalles. Las sábanas y los baños deben estar limpios, debe haber un rico olor y siempre preguntarle al cliente cómo durmió o si necesita algo", detalló una de las tesoreras de la Cámara de Comercio de la tradicional comuna balneario.
Cuando partió con la residencial, esta vecina de calle Hermanos Tobar con San Antonio, tenía 10 habitaciones y una cabaña. En la actualidad cuenta con 16 piezas, dos departamentos y una cabaña.
Hoy Margarita mira con orgullo todo lo conseguido hasta ahora, aunque sin dudas, lo que más le causa felicidad es ver a su nieto feliz y con el sueño de convertirse en médico veterinario.
"Va a cumplir 18 años y ya está en tercero medio en el colegio Lions' School que siempre le ha dado todas las facilidades, además que es muy buen alumno. Mi nieto es crónico respiratorio y desde que nos vinimos a Cartagena nunca más volvió a hospitalizarse. Esta comuna le dio una segunda oportunidad. Por eso la amo tanto y quiero lo mejor para ella", enfatiza.
La locataria es madre de tres hijos, de 41, 38 y 33 años. Ellos son su mayor orgullo y cada vez que los nombra la chochera le sale por los poros. "Los tres son excelentes hijos. En estos últimos meses en que la pandemia nos ha afectado mucho, ellos han estado pendientes de mí".
Ayuda
Como dirigenta del comercio, Margarita ha trabajado arduamente para que el gremio, que ha sido uno de los más golpeados por la pandemia, reciba las ayudas necesarias para seguir luchando en medio de estos turbulentos tiempos. "No hemos sido escuchados por las autoridades", sentencia con impotencia y preocupación.
"Muchos comerciantes han quebrado mientras que otros ya no volverán a abrir porque hay costos que no pueden enfrentar y al final deberán cerrar sus locales. Esto es una cadena porque también se han visto perjudicados todos quienes viven del turismo: garzones, cocineras, camareras, las chiquillas que hacen el aseo", señala.
Para esta comerciante, el estallido social y la pandemia del coronavirus echaron por tierra los sueños de muchos emprendedores y trabajadores, pero "no podemos hundirnos. Yo seguiré luchando, sobre todo por sacar a Cartagena adelante. Todo lo que ha pasado no es solo responsabilidad nuestra, ya que las autoridades tampoco han estado a la altura de lo que estamos enfrentando".
Cuando le propusieron ser parte de la cámara de comercio, no lo pensó dos veces. Sabía que tenía mucho que aportar porque para ella Cartagena posee un enorme potencial que debe saber aprovecharse.
"La comuna tiene cosas bonitas y eso no se puede perder. No todo es playa, Cartagena tiene sus alrededores donde hay mucha gente que quiere salir adelante porque tenemos potencial", afirma.
"Seguiré trabajando por la comuna y el comercio mientras pueda aportar con un granito de arena, porque aquí mi nieto tuvo una segunda oportunidad. Era un niño hospital, ojeroso y flaquito porque no podía comer nada, pero verlo después con sus cachetitos rosaditos (ríe) es impagable. Estoy agradecida del consultorio, del colegio y todos quienes aportaron en la recuperación de mi nieto", afirma con palabras que afloran directo de su corazón.
"Me acuerdo que había vendido una casa y le dije en una oportunidad al doctor que hiciéramos todo lo posible por salvar a mi nieto, pero él solo me respondió 'déjalo en las manos de Dios'",
Margarita Montenegro
"Antes Cartagena era una locura y se arrendaban hasta los sillones (ríe). Con mi hija nos acostábamos a las 4 de la mañana y a las 8 estábamos nuevamente en pie",
Margarita Montenegro
"Esta comuna (Cartagena) le dio una segunda oportunidad (a su nieto). Por eso la amo tanto y quiero lo mejor para ella",
Margarita Montenegro