El fin de una era: familia desmanteló unida una de las casas más antiguas de Placilla
La antigua vivienda estaba ubicada en la esquina de Sixto González con Gregorio Mira y duró más de 80 años.
El terremoto de 1960 echó abajo la antigua construcción de adobe y desde entonces la casa de madera ubicada en la esquina de las calles Sixto González con Gregorio Mira, en Quinta Placilla, aguantó los duros embates de los sismos de La Ligua en 1970, de 1985 -con epicentro en San Antonio- y el megaterremoto que sacudió Chile el 27 de febrero de 2010.
Pero lo que no lograron los grandes terremotos del último siglo, lo hizo el inexorable paso del tiempo y las ajadas maderas del inmueble, que se había convertido en una postal característica del sector, sucumbieron ante la necesidad de renovación que desde hace años imploraba esta casa que guarda más de ocho décadas de historia.
17 hermanos
Hogar de una numerosa familia de 17 hermanos, 13 de ellos vivos, que procrearon hijos, nietos, bisnietos y sobrinos de un familión que sumado supera las 150 personas. De hecho, varios de los hermanos llegaron con sus herramientas a trabajar, algunos de ellos avecindados desde hace años en la comuna de Talagante, pero conectados siempre con su querido puerto.
En la misma esquina de Sixto González con Gregorio Mira, en Quinta Placilla, el barrio que lo vio nacer, don Juan Araya Muñoz, con 74 inviernos a cuestas, recordó algunas vivencias con evidente nostalgia. Él, al igual que sus hermanos, nació en esta casa.
Pero seamos honestos. A don Juan Araya poca gente lo conoce por su nombre, ya que desde la época en que jugaba en Unión Placilla Matadero, en las temporadas 1965-1966, todos en el barrio lo conocen como el "Patecacho", apodo que alcanzó fama en la época en que este placillano recorría el puerto con un canasto vendiendo "las mejores empanadas de San Antonio", como él mismo recuerda.
"Aquí viven todavía un hermano y una hermana. Yo también viví aquí antes de irme a Bellavista. Esta era la casa de mis papás, Carlos Araya y Julia Muñoz, y en esta casa nos criaron a nosotros que somos de toda una vida de Placilla", recuerda don Juan con un brillo en los ojos que se hace intenso como el nudo en la garganta que agobia sus palabras mientras sus hermanos van derribando las últimas paredes.
Lloraron
La señora Carmen Araya (65) es hermana del placillano conocido popularmente como "Patecacho" y cuenta también con algo de pena que sus "sobrinas lloraron cuando les mostramos la foto de la casa ya desarmada".
De fondo los serruchos y los martillos no cesan en su lucha contra las viejas murallas que vieron pasar la historia de este cerro y también con los ojos inundados Carmen Araya confiesa que ver este momento "da penita porque en esta casa nos criamos 17 hermanos y todos salimos de aquí. Por eso ahora está aquí toda la familia, con nuestro hermano mayor, los sobrinos, todos botando lo que hay que sacar y armando lo nuevo. Esta es la última de las primeras casas que se hicieron aquí".
De la muralla que daba a la calle y que por años fue parte del paisaje de la parte alta de Gregorio Mira, solamente queda un panel y una ventana. La misma ventana que vio pasar un siglo de San Antonio y que sobrevivió hasta el umbral del nuevo centenario.
Por las últimas horas de esa vieja ventana se asoma don Juan Araya, el "Patecacho", el antiguo placillano cuyos ojos llenos de historias por contar se empañan liberando esos pájaros salados que le recorren las mejillas mientras el viejo murmulla: "hay muchos recuerdos aquí, da mucha nostalgia todo esto…"
Y fue así como los martillos colapsaron la última muralla de esta esquina, que al caer al suelo se llevó consigo una era.
"Esta era la casa de mis papás, Carlos Araya y Julia Muñoz, y aquí nos criaron a nosotros que somos de toda una vida de Placilla",
Juan Araya
17 hijos tuvo el matrimonio propietario de esta casa que se convirtió en una postal del cerro Placilla.