Familias del "Camino a la Esperanza" luchan para subsistir en la pandemia
Momentos difíciles dicen que pasan los pobladores, sin embargo, también manifiestan que eso no ha impedido que la unidad prevalezca.
Pasando por momentos difíciles, pero conservando siempre la unidad. Así dicen sentirse los pobladores que conforman el campamento "Camino a la Esperanza" emplazado a un costado del Camino Viejo a Cartagena, en el límite entre dicha comuna balneario y San Antonio.
Historias humanas de sacrificio, esfuerzo y trabajo se esconden detrás de esta toma, donde la búsqueda por vivir dignamente se convirtió en una consigna para más de 500 familias.
Desde su formación el 19 de octubre del año 2019 el sueño es tener un propio hogar, anhelo que se ha extendido también en la prestación de ayuda mutua. Por eso organizaron ollas comunes y comedores sociales con el fin subsistir y también auxiliar solidariamente a todo aquel que lo necesite.
Sin embargo, la cuarentena que se ha instaurado en gran parte de la provincia ha hecho que algunos de sus integrantes confiesen que se han visto afectados de una manera muy crítica.
Algunos pobladores han manifestado que no tienen en la actualidad ingresos como para cubrir sus gastos diarios.
Es el caso de Gaspar Román (42) quien vive junto a su esposa Claudia González (39 años). "Trabajaba como garzón en el restorán 'Frente al Mar' ubicado en el sector de Playa Grande, sin embargo, a causa de la pandemia no he podido seguir con mis labores".
Agrega que "ha estado difícil la cosa, puesto que cumplimos ya un año sin poder trabajar. Cómo está todo cerrado por el tema del covid, ha sido complicado. Tanto para mi como para mi señora, ya que ella también trabajaba como garzona en el mismo restorán".
-¿Cómo enfrenta esta pandemia?
-Gracias a Dios la comunidad del campamento "Camino a la Esperanza" nos ha brindado mucho apoyo. También debo agradecer a mis jefes del restaurante, a la señora María Cecilia y al señor Gabriel Lizama, que han estado preocupados por nuestra situación y una vez al mes traen mercadería.
Claudia González añade que "varios han estado sin poder trabajar. En el verano se pensaba que la situación mejoraría, sin embargo, pasamos al encierro y todo ha sido ya dificultoso. Si no fuera por la señora Patricia Avilés y por la comunidad de acá, quizás estaríamos contando una historia muy distinta".
Un caso similar es el de la sanantonina Fernanda Cornejo (25 años), quien vive en el campamento junto a su pequeña hija Alison (5 años) y su pareja Felipe Reyes (31 años). "Llegué aquí el 27 de noviembre del 2019. Partimos primero con una carpa y un bracero y hoy tenemos una casa habitable con baño, agua y luz. Todo esto fue sido gracias al trabajo que tanto nosotros como los vecinos nos hemos prestado".
En la actualidad, Fernanda expone que se encuentra cesante a causa del covid-19, puesto que "antes trabajaba de cajera en el local comercial Los González de San Antonio, sin embargo, como cerraron los colegios por la pandemia, tuve que dejar mi trabajo porque no había quien cuidara de mi hija".
Organización
Patricia Avilés es una de las tres voceras que conforman la toma "Camino a la Esperanza" y declara que pese a los complejos momentos que han pasado por la pandemia, eso no ha impedido que "sigamos trabajando unidos y nos prestamos colaboración entre todos nosotros".
Patricia expone que "siento que ha nacido también un inmenso don de unidad aquí, puesto que nos respetamos como vecinos y continuamos prevaleciendo pese a las adversidades. Hay que tomar en cuenta que mantener un orden con mucha gente es difícil, y es por ello que perseveramos día a día".
-¿A qué se debe esa unión que dice?
-Creo que es la misma gente de aquí la que muestra este espíritu, ya que detrás de esta pandemia hay también solidaridad. Tenemos a nuestra Congregación Salvados por Cristo que se dedica a entregar comida a toda persona vulnerable. También estamos pendientes por si alguna persona está pasando por un mal momento. Yo creo que a eso se debe. A la colaboración y a la organización que entregamos.
"Si uno se fija bien esto no parece una toma, sino que es toda una población. Igual la idea es poder conformarnos como tal, porque nosotros no somos dueños de estos terrenos. Nosotros estamos dispuestos a dialogar con los dueños con el fin de comprarlos", sostiene.
"Estos terrenos fueron por mucho tiempo un basural y ahora son hogares para muchos que no pueden optar por una vivienda propia. Aquí hay diversas realidades y nunca le hemos cerrado la puerta a nadie. Así ha sido y así lo mantendremos", agregó la dirigenta.
"Partimos primero con una carpa y un bracero y hoy tenemos una casa habitable con baño, agua y luz. Todo esto fue sido gracias al trabajo",
Fernanda Cornejo.