El cielo lloró la última canción de Civita Aranda, la querida cantora popular
A los 76 años, víctima de covid, la reconocida voz sanantonina se apagó causando consternación en el arte, la cultura y la música.
A las 2.45 de la madrugada de ayer el cielo se estremeció por cada rincón del puerto de San Antonio y, como lágrimas, las gotas de la primera lluvia del invierno abrazaron los paisajes que se pusieron tristes cuando Civita Aranda Talciani cerró sus ojos para decir adiós.
Por la mañana la noticia ya se conocía en todas partes. A la edad de 76 años la cantora sanantonina, la incansable luchadora social, la tía empedernida, la madre putativa de tantos, la mujer noble y digna del Departamento de Cultura, Civita Aranda, había fallecido arreciada por el covid, enfermedad a la que sucumbió internada en el hospital Claudio Vicuña.
Impacto
Y como un reguero de pólvora, la noticia estremeció a sus familiares, amigos y conocidos que por todo San Antonio lloraron su partida.
Abatido por la tristeza de haber despedido a su madre recién la semana anterior, el hermano de "La Civa", José Aranda, dijo a Diario El Líder que para la familia fue un golpe muy duro que solamente se amortigua "con el cariño de tanta gente que la conocía".
"Fue una mujer bastante querida. Toda su vida trabajó aquí en San Antonio, y en el Departamento de Cultura conoció mucha gente y ahora nos han demostrado todo ese cariño con muchos llamados telefónicos y mensajes de apoyo", comentó José Aranda, abrazado por la tristeza grande de la pérdida irreparable.
El cantor sanantonino Carlos Fonseca fue un gran amigo de Civita Aranda y una de las personas que solía acompañarla en cuestiones cotidianas. Con los ojos empañados el hombre de la guitarra que tantas veces sonó para la voz de la sanantonina reconoció que "esta es una pena muy grande, hay mucho dolor en mucha gente, eso lo hemos visto, y quienes tuvimos la posibilidad de conocerla estamos con una tristeza muy grande por la forma en la que ella se nos va, contagiada de covid por esta enfermedad tan terrible".
Ximena Mora tuvo una conexión especial con Civita Aranda, ya que su padre Abdón Mora, otro grande de la música local, hizo dúo muchas veces en las peñas combativas de los años 80, cuando la dictadura imperaba y el canto popular era tanto un escape como un símbolo de lucha social.
"Ayer falleció mi madre y hoy me siento más huérfana que ayer porque murió mi madre musical que fue Civita Aranda", dijo Ximena Mora, avasallada en sus palabras por el dolor de la muerte.
Amigas
Una de las grandes amigas que tuvo Civita Aranda fue Anita Becerra, la incansable luchadora social sanantonina que no encontró consuelo en ninguno de los cigarrillos que fumó desde la madrugada larga en la que fue avisada del fallecimiento de su compañera.
Es raro ver a mujeres tan fuertes, tan bravas, golpeadas por las circunstancias de la vida, pero al mismo tiempo es ejemplificador observar esa entereza. Detrás del humo del cigarrillo que fumaba las palabras de Ana Becerra salieron con calma, pero con fuerza.
"Fue una gran amiga de toda la vida y no sé qué podría decir del vacío que ella deja en nuestras vidas, del vacío que deja en la cultura, en la solidaridad y por supuesto en la música", reflexionó.
Pequeño homenaje
Las restricciones sanitarias por coronavirus obligaron a que el cuerpo de Civita Aranda saliera desde el Servicio Médico Legal directo hacia el cementerio Parque Mirador del cerro Bellavista, con apenas una breve pasada por su casa de la calle Alonso de Ercilla, en el sector de Tejas Verdes de Llolleo, donde no faltaron las canciones y tampoco las cuecas que le dijeron hasta siempre a la querida folclorista, destacada intérprete y cantora popular sanantonina.
El arte está de duelo, la música está triste y el cielo de este pueblo derramó lágrimas el día que Civita Aranda Talciani dijo adiós para siempre.
"Fue una mujer bastante querida. Toda su vida trabajó aquí en San Antonio, y en el Departamento de Cultura conoció mucha gente y ahora nos han demostrado todo ese cariño",
José Aranda,, hermano de Civita