Del amor de jóvenes cocineros surgió una panadería artesanal
Juan Silva y Cindy Espinosa están detrás de Antü Chaw, el emprendimiento de panes y masas con el que sacan adelante sus sueños.
En el año 2018, las vidas de Juan Silva Bravo y Cindy Espinosa Cárdenas se cruzaron, como en muchas historias de amor, gracias a la intervención de una buena amiga.
"Una amiga nos presentó, yo estaba trabajando en Barrancas y Cindy estudiaba ahí y coincidió que nos juntábamos al horario de mi colación, la iba a ver a su universidad y así se fue dando", cuenta Juan.
"Nos conocimos rápido, cuando nos presentaron enganchamos altiro, fue cómo 'esto es lo que quiero para mi futuro", revela Cindy.
En esos encuentros en las plazas de Barrancas, se dieron cuenta que "teníamos pensamientos en común y estábamos buscando lo mismo", agrega ella.
El sueño
Una de las metas que los unía era ser trabajadores independientes. "Yo soy cocinero de profesión, siempre trabajé en cocina y en panaderías, y estaba cansado de estar apatronado y tener que depender de los demás para ejercer mi profesión. Conocí a Cindy y creamos este emprendimiento", manifiesta Juan sobre el nacimiento de Antü Chaw ("Sol Padre" en mapudungun), la panadería artesanal que levantaron a los cuatros meses de pololeo.
Cindy, por su parte, tenía experiencia como garzona y ayudante de cocina y llevaba dos años vendiendo comida en la calle, además de hacer turnos de noche en un hotel sanantonino. "Cuando llegué a San Antonio no encontré trabajo y salí a la calle a vender handroll. (…) Cuando conocí a Juan me habló de la masa madre, yo no la conocía y él me enseñó cómo hacerla. Al principio fabricábamos los dos el pan y lo vendíamos en una esquina de Llolleo".
-¿Por qué decidieron emprender juntos?
-Cindy: Nos vimos en una emergencia, yo me tuve que ir donde estaba viviendo y Juanito me invitó a vivir con él, porque vivía solo. Tuve que renunciar a mi trabajo, porque no tenía quién cuidara a mi hijo, y Juanito estaba trabajando e iba a llegar su hija a quedarse un par de meses con nosotros, entonces teníamos que hacer algo para trabajar y estar con los niños a la vez.
Sobre los primeros meses, ella recuerda que "Juanito dejaba la masa lista y yo horneaba en las tardes. Partimos tres veces a la semana y después era tanta la demanda, la gente venía todos los días a buscar el pan, que empezamos a trabajar de lunes a viernes".
Hoy la pareja lleva más de dos años y medio en este emprendimiento, trabajan con dos amigos más y, además de diversos tipos de pan, venden pizzas, rollos de canela y empanadas, entre otras preparaciones con masa madre (fermento compuesto de harina y agua).
-¿Pensaron que iban a tener tan buena recepción de la gente?
-Juan: Nosotros creíamos que nos iba a ir bien, fuimos avanzando de a poco, proyectándonos a corto plazo y cumpliendo esas metas. Eso nos ha ayudado bastante y el nivel en el que estamos ahora lo hemos conseguido gracias a la autogestión y nuestro esfuerzo.
La pareja partió esta aventura con poco capital y sin todas las condiciones necesarias. "Empezamos con una mesa de madera y un horno prestado", expresa Cindy, quien agrega que "muchas cosas que tenemos acá salieron del ingenio, por ejemplo, una canasta para trabajar con masa madre sale 25 mil pesos y no teníamos para hacer esa inversión y buscamos maneras hasta que nos resultó elaborar una nosotros".
Tirar la toalla
Al igual que muchos emprendedores, la pareja ha tenido que enfrentarse a la dificultad de trabajar con cuarentena, sobre todo considerando que su punto de venta habitual era en la calle.
"Desde que llegó el covid hemos estado con ganas de tirar la toalla, por muchas cosas en realidad, pero la gente no nos deja. Tenemos esto y no podemos parar, porque en realidad llega gente aquí hasta el día domingo a preguntar si tenemos pan. Ya no se puede dar pie atrás", sostiene Cindy.
Según ella, "lo que nos ha mantenido en pie es que hemos sido estratégicos con nuestros trabajos, aparte de tomar la potencialidad de la calle también lo hemos hecho por redes sociales". Actualmente, venden a través de Facebook (Antü Chaw), Instagram (@Antuchaw), por WhatsApp (+569 6856 3357) o en su domicilio, ubicado en José Miguel Carrera 328, Llolleo.
Incluso en momentos difíciles, como esta nueva cuarentena, los jóvenes siguen soñando con más. "Nuestro objetivo es poder tener en un futuro no tan lejano una sala de ventas. Estamos avanzando a medida de lo que el covid-19 nos está dejando trabajar y aun así hemos salido adelante. Yo miro cómo empezamos y cómo estamos ahora y es satisfactorio. Viene gente que no venía a comprar hace rato y nos dicen que ven todo cambiado y eso es gratificante", comenta ella.
-¿Cómo es emprender en pareja?
-Juan: Nada de malo y nada de difícil. La base es la comunicación, el respeto y el cariño, con eso todo se supera. Podemos tener problemas de lucas, estar cortos, pero seguimos, conversamos, nos queremos. Nuestros hijos están con nosotros y eso nos da la fortaleza para seguir. Emprender con una pareja es aprender del otro, si yo soy cocinero y ella es buena administradora nos potenciamos y complementamos y así para arriba.
"Desde un principio teníamos las cosas claras y yo creo que por eso Antü Chaw ha resultado. Tenemos claro lo que queremos para nosotros y para nuestros hijos", concluye Cindy.
"Desde que llegó el covid hemos estado con ganas de tirar la toalla, por muchas cosas en realidad, pero la gente no nos deja. Tenemos esto y no podemos parar",
Cindy Espinosa.