Amante de los animales creó una tienda para criar a una gatita ciega
En mayo del año pasado, Josefa González adoptó a "Sakura", una gata que perdió la visión de sus dos ojos. Hoy la joven está feliz con el crecimiento de su emprendimiento, que también la ha motivado en sus estudios universitarios.
La sanantonina Josefa González Plaza (19) es una verdadera "cat lover". En la casa de sus padres, en cerro Alegre, tiene siete gatos, a los que cuida con toda su dedicación.
Por eso, el año pasado no pudo quedarse inmóvil cuando sus primas compartieron una publicación en redes sociales de una gatita ciega que necesitaba un hogar.
Josefa quiso ayudar inmediatamente. Dentro de sus posibilidades, hizo una donación monetaria para costear los gastos médicos de la mascota, ya que tenía varios problemas de salud.
"Como ya sabían que era cieguita, tenían que operarla lo antes posible, porque como la habían rescatado, tenía sus ojitos muy mal. La idea era que después de esa intervención, fuera entregada en adopción. Hasta ese momento pensaba que mi aporte se limitaría a la pequeña colaboración que di", recuerda.
Adopción
La mamá de Josefa se enteró del caso de la gatita ciega y le propuso adoptarla, para cuidarla y brindarle todas las atenciones que necesitaba.
La joven reconoce que la propuesta de su madre le provocó sorpresa y algunas dudas. Era mayo del año pasado y ella todavía creía que tendría que viajar a Santiago para comenzar sus estudios universitarios presenciales.
"Le decía a mi mamá que cómo íbamos a tener otro gato, sobre todo uno que claramente necesitaba más atención y ayuda. El problema era que mis papás trabajan y yo supuestamente me iba a ir a Santiago, entonces nadie se iba a poder quedar con ella durante el día y ese era mi mayor miedo", sostiene.
-¿Qué hicieron entonces?
-Mi mamá me dijo que encontraríamos la forma de cuidarla y me preguntó si yo estaba dispuesta. Me emociona acordarme que cuando la niña que la tenía me la pasó y la tuve en mis brazos, supe de inmediato que ella era para mí y que yo iba a hacer todo lo posible por ella.
Cuidados especiales
Josefa bautizó como "Sakura" a su nueva mascota, que tenía dos meses cuando llegó a su casa. Desde ese momento, la felina se robó toda la atención de la joven, que se esforzaba al máximo para brindarle la mejor calidad de vida.
"Mucha gente me decía que cómo iba a cuidarla si yo tenía que entrar a la universidad. Pensaban que me podía ir mal en los estudios por cuidar a la gatita. Incluso, algunos veterinarios me dijeron que había que 'dormirla' (eliminarla) porque casi no servía como gato", relata con tristeza.
-¿Fue complejo todo el proceso para cuidarla?
-No puedo decir que fue igual que enseñarle cosas a un gato con todos sus sentidos al ciento por ciento. Con la 'Sakura' fue difícil, pero no imposible. Me acuerdo que en la casa nos reíamos porque yo le enseñé de todo, como a diferenciar sonidos para que estuviera alerta, a subir la escalera sin caerse y otras cosas.
"Le hablaba mucho y ella aprendió también a sentirse en confianza cuando escucha nuestras voces, porque son a las que está acostumbrada todo el tiempo. Ahora uno la ve y corre todo el día, toma el sol, sube y bajas las escaleras. En un principio pensé que le iba a costar más hacer ese tipo de cosas", agrega.
-¿Y qué pasó con los estudios?, ¿te fue mal como te decía la gente?
-Fue todo lo contrario, aunque no puedo negar que hay ocasiones en que le dedico mucho tiempo a la gata y a mis estudios en desmedro de mi familia. Eso es algo que tengo que trabajar, pero tampoco creo que sea tan terrible.
Estudios y pandemia
En 2019, Josefa salió de cuarto medio del Instituto Bicentenario José Miguel Carrera y siempre soñó con comenzar al año siguiente sus estudios universitarios, ojalá en un área ligada la biología, uno de sus ramos favoritos.
"Cuando estaba en la enseñanza media muchos cercanos me decían que estudiara medicina o alguna ingeniería ligada a la biología. Yo decía que sí, que iba a estudiar medicina, pero ahora lo pienso y era de la boca para afuera, porque la verdad no me veía operando o atendiendo gente en el área de la salud", manifiesta.
Después de un tiempo de reflexión pensó en estudiar tecnología médica, pero tampoco estaba convencida del todo.
-¿Qué decidiste estudiar finalmente ?
-Hubo un momento en que me di cuenta de que me encanta explicarles a mis compañeros la materia y que además se me daba muy fácil. Lo mismo me pasaba cuando mis primas me pedían ayuda con biología. Ahí me di cuenta de que tenía que estudiar pedagogía.
Actualmente, la estudiante sanantonina cursa su segundo año de Pedagogía en Biología, Química y Ciencias Naturales en la Universidad de Chile. Todo el proceso lo ha vivido de forma online producto de la pandemia.
"La pedagogía, en general, está súper mal valorada, y los bajos sueldos de los profesores son un ejemplo de ello. Pero prefiero estudiar algo que no me haga millonaria, pero que sí me haga feliz. Siento que esa es la gracia de la vida: conseguir ser feliz con lo que a uno le gusta y de paso amar lo que uno hace".
La tienda
Entre los estudio, la pandemia y la llegada de su gata "Sakura", Josefa notó que necesitaba dinero para costear los gastos de su nueva mascota, que no eran pocos.
Ella se hizo cargo de la gata y no quería pedirle dinero en exceso a sus papás, por lo que se le ocurrió crear una tienda de distintos accesorios a la que llamó "Sakura", en honor a su mascota.
"Como era para generar dinero para ella, le puse el mismo nombre. Al principio les vendía a mis familiares y ellos comenzaron a decirme que trajera otras cosas y que la papelería estaba muy de moda. Lo pensé bien y me atreví", explica.
Josefa creó otra tienda dedicada a la papelería y le abrió un nuevo mundo. "En mayo partí con la primera tienda y en octubre estaba creando la otra. Fue un desafío bastante grande, porque estaba en primer año de la universidad y más encima en una pandemia, pero ha sido muy bueno".
-¿Por lo monetario dices tú?
-No solo por eso. Ahora estoy juntando todos los ingresos para reunir dinero para la nueva operación de 'Sakura', que es bastante invasiva y la estoy aplazando un poquito para evitarle ese sufrimiento. También me ha servido para motivarme más con los estudios.
"Me emociona acordarme que cuando la niña que la tenía (a la gata) me la pasó y la tuve en mis brazos, supe de inmediato que ella era para mí y que yo iba a hacer todo lo posible por ella",
Josefa González
"Ahora uno la ve y corre todo el día, toma el sol, sube y bajas las escaleras. En un principio pensé que le iba a costar más hacer ese tipo de cosas",
Josefa González
Josefa González
"No puedo negar que hay ocasiones en que le dedico mucho tiempo a la gata y a mis estudios en desmedro de mi familia. Eso es algo que tengo que trabajar, pero tampoco creo que sea tan terrible".