La cartagenina que deleitó en España con sus dulces chilenos
En 2013 Soledad Gómez retornó al balneario con su esposo y dos hijos. Hoy, tal como lo hacía en Europa, volvió a emprender con la venta de pasteles y tortas, tratando además de romper las barreras para su hijo con discapacidad.
Soledad Gómez Espinosa (42) es la mayor de cuatro hermanas. En 1994, cuando estaba en plena adolescencia, su familia se radicó en la comuna de Cartagena.
La decisión de venirse al Litoral Central estuvo gatillada por el empleo de su madre, que fue trasladada al tradicional balneario.
Su enseñanza media la culminó en dicha comuna y cuando egresó del liceo, se volvió a cambiar de ciudad por sus estudios superiores.
"Me fui a vivir a Santiago para estudiar, como la mayoría de los jóvenes que son de provincia. Comencé a estudiar para ser contador auditor, pero la verdad no terminé la carrera, por lo que de alguna forma no tengo profesión", explica.
-¿Por qué no culminó la carrera?
-Lo que pasa es que no creo que sea una mala carrera, pero no era para mí. Me pareció un área muy aburrida, muy monótona y la verdad no me atraía como pensé que lo haría, así que no la terminé y regresé a Cartagena.
Rumbo España
Desde el año 2000 Soledad comparte su vida y sus historias con Luis Humberto, un profesor de educación física de la comuna de Cartagena. Fruto de esa relación, nacieron sus dos hijos, Monserrat (19) y Joaquín (10).
En 2004, su ahora esposo tomó la decisión de viajar a España para perfeccionarse en su profesión, idea en la que ella lo apoyó desde un principio.
"En primera instancia solo se fue él y solo teníamos a Monserrat, además él iba a estudiar, entonces creíamos que era una buena opción. Pasado el tiempo y una vez que él estuvo un poco más establecido, nos fuimos nosotras", recuerda.
-¿En qué año emprendieron esta nueva aventura?
-En 2006 él nos vino a buscar y nos establecimos los tres en España, específicamente en Torrevieja. Monserrat terminó su enseñanza básica allá y fue una linda experiencia para todos, súper enriquecedora.
-¿Por qué?
-Al llegar vino todo el proceso de adaptarnos a una nueva cultura, nuevas costumbres y conocer dónde estábamos y cómo era la gente de la ciudad. Aprendimos mucho y pudimos traspasarle un poquito de nuestra cultura a ellos.
Mientras vivían en España y luego de más de 10 años de relación, el 23 de marzo de 2013 Soledad y Luis Humberto contrajeron matrimonio.
Repostería
Gracias a su abuela materna, Soledad aprendió mucho de gastronomía y repostería, ya que heredó todas esas recetas familiares.
"La gastronomía y la repostería llegaron a mí por mi abuela materna, pero otras costumbres llegaron por mi abuela paterna. Nosotros somos parte de la etnia mapuche por ella y durante algún tiempo, cuando era pequeña, viví con mi familia en el sur y aprendí mucho sobre productos típicos de esa zona y de su gente", comenta.
Esos mismos conocimientos fueron fundamentales cuando pensó en la posibilidad de crear un emprendimiento en España, pero se encontró con una sorpresa.
"Ellos no tiene manjar como nosotros acá. Eso representó una gran complicación, porque el principal ingrediente de la mayoría de mis pasteles era precisamente el manjar, pero me las fui ingeniando", rememora.
-¿Qué fue lo primero que preparó para vender en España?
-Fueron una especie de chilenitos, con un tipo de Nutella que se vende allá. Se los ofrecí a una vecina y quedó fascinada, entonces pensé que no sería mala idea venderlos y además era algo que me gustaba hacer. Poco a poco se fue pasando la voz y me fui haciendo conocida con los chilenitos.
Sus pasteles prontamente ganaron popularidad entre la comunidad latina que vivía cerca de Soledad, lo que dio un fuerte impulso a su emprendimiento.
"En el barrio donde vivíamos había muchos colombianos, venezolanos y chilenos, y me fui haciendo conocida por las cosas que vendíamos. Crecimos tanto que después tuvimos que abrir un local que ellos le llaman quiosco de plaza. Ahí recibíamos los fines de semana, en su mayoría, a quienes disfrutaban de nuestras delicias chilenas", sostiene.
-¿Qué tipo de dulces o pasteles ofrecían?
-De todo. Teníamos empanadas y distintos dulces o tortas características de acá. Además, dependiendo de la época del año, ofrecíamos pastel de choclo y eso fascinaba a la mayoría. Estas cosas eran muy bien recibidas por los españoles y eso me llenaba mucho.
El regreso
En 2012 Soledad dio a luz a Joaquín, su segundo hijo. Lamentablemente, hubo complicaciones en el parto y el menor nació con una parálisis cerebral infantil, que lo mantiene con una discapacidad motora y en una silla de ruedas.
"Volvimos en el 2013 porque estábamos con toda la incertidumbre de cómo ayudar a Joaquín para que tuviera una buena calidad de vida y recibiera toda el apoyo que podía llegar a requerir", manifiesta.
-¿Necesitaban estar más cerca de la familia en esos momentos tan difíciles?
-Allá solo estábamos nosotros cuatro, no teníamos a nuestras familias y mi mamá me propuso que volviéramos a Chile y que pidiéramos ayuda a la Teletón, porque ellos tenían una gran experiencia en casos como el de Joaquín.
Soledad confiesa que desde que retornaron a Cartagena, su vida se ha concentrado en su familia y en entregarle a su hijo todas las herramientas que están a su alcance para que con el tiempo adquiriera cierto grado de autonomía.
"Yo sé que él necesita ayuda, por el tema de la silla de ruedas, pero él tiene que aprender a superar sus barreras y que esto no sea una completa limitante para él en un futuro. Va al colegio, aprende bien y eso es porque dentro de sus capacidades, tiene que encontrar soluciones", afirma la madre.
Regreso a la cocina
En Cartagena Soledad no solo se reencontró con su familia y los afectos, sino también con la cocina. En abril del año pasado, cuando comenzaba la pandemia, retomó una de sus pasiones, la repostería, para generar ingresos. "Todos los implementos que requiere Joaquín, son muy costosos, y además Monserrat está estudiando en la universidad, entonces los gastos a veces se incrementan un poquito y yo sentía que era un buen momento para retomar el negocio".
Partió vendiendo mini tortas y rápidamente el boca a boca comenzó a hacer nuevamente su trabajo. Al poco tiempo su mano y sus preparaciones iban ganando seguidores no solo en la provincia, sino también en otras zonas del país.
"Trabajo desde mi casa y lo que buscó, gracias a todo lo que mi abuela me enseñó, es ofrecer cosas que no se ven siempre, más novedosas, pero con un toque de lo antiguo, como ese bizcocho remojado con un poquito de licor", detalla.
Su emprendimiento se llama Delicias Ancestrales y tiene su principal movimiento a través de Facebook. "Lo más característico es que tengo tres tipos de base para el bizcocho y 15 rellenos, entonces, cualquier idea que el cliente tenga, yo la hago. Esto también ha ayudado a Joaquín, porque hace un tiempo a través de redes sociales él enseñaba distintas recetas a los niños, algo que demuestra cómo se ha superado".
"En 2006 él (su esposo) nos vino a buscar y nos establecimos los tres en España, específicamente en Torrevieja. Monserrat (su hija) terminó su enseñanza básica allá y fue una linda experiencia para todos",
Soledad Gómez
"En el barrio donde vivíamos había muchos colombianos, venezolanos y chilenos, y me fui haciendo conocida por las cosas que vendíamos".
"Volvimos en el 2013 porque estábamos con toda la incertidumbre de cómo ayudar a Joaquín a que tuviera una buena calidad de vida",
Soledad Gómez