Familia venezolana encontró en el litoral un mejor lugar para sus hijas
María Alejandra Velásquez arribó hace casi tres años a San Sebastián tras un viaje en bus que se extendió por 13 días. Hoy cuenta con un emprendimiento de cajas sorpresa que quiere convertir en empresa.
En 2018 María Alejandra Velásquez De Dacambra (38), junto a su esposo y sus dos hijas, hoy de 13 y seis años, se enfrentaron a una compleja decisión. Todos son oriundos de Venezuela y pese a que ella y su esposo son profesionales y trabajaban hace muchos años en empresas ligadas a sus profesiones, la situación económica de su país comenzaba a hacerse insostenible.
"Uno siempre quiere darle un buen pasar a sus hijos y cuando ya el dinero comenzó a escasear pese a tener trabajo, supimos que había que buscar alguna solución por nuestras niñas, porque tenemos que velar por ellas y por su futuro", comenta.
-¿Ellas fueron la principal razón para pensar en dejar Venezuela?
-Claro, sabíamos que si en algún momento salíamos del país, lo haríamos cuando ya no tuviéramos más alternativas. Y así nos ocurrió, la verdad. La situación en Venezuela ya no daba para más y dijimos que lo mejor, con el dolor de nuestra alma, era salir del país.
Chile y la costa
La decisión de dejar su país natal no fue al azar y mucho menos lo fue comenzar a vivir en el balneario de San Sebastián, en la comuna de Cartagena, donde residen hasta hoy.
La hermana de María Alejandra, Nolimar, llegó a San Sebastián un año antes que ella motivada por las mismas razones económicas.
"Mi hermana también se vino con su esposo y dos hijos, porque quería darles una mejor calidad de vida. Lo más complejo es que todos somos profesionales, pero allá ni eso nos estaba ayudando a tener una mejor calidad de vida. Entonces ella nos impulsó a tomar esta determinación de venirnos a Chile", detalla.
Tras su arribo al Litoral Central, su hermana Nolimar se transformó en un gran apoyo para ella y su familia, ya que se sintieron acogidos desde un principio.
"Dejar el país de uno es complicado y si uno llega sin saber mucho del país nuevo, del sector, de la gente, se vuelve más complejo. Me sentía más segura teniendo a mi hermana cerca, porque así tengo un poco de mi tierra y de mi sangre a mi lado", asegura.
María Alejandra cuenta que "nosotros, a diferencia de otros compatriotas, ya teníamos arriendo listo, las niñas inscritas en un colegio y todo listo, que son cosas importantes a la hora de tomar la decisión de viajar.
"He visto cómo algunas personas que han decidido emigrar igual que nosotros, están pidiendo alojamiento en las calles y con niños pequeños. Por lo mismo yo creo que tuvimos mucha suerte", afirma.
-¿Qué fue lo más complejo que debieron enfrentar al llegar a San Sebastián?
-Yo creo que dejar Venezuela, a los amigos y a la familia es lo más complicado, pero todo es para mejor. Tuvimos un viaje en autobús, que duró 13 días y suele durar siete. Siento que pese a la suerte y lo bendecidos que fuimos, pasamos de tener todo, como casa y trabajo, a estar en un nuevo país probando suerte.
Al trabajo
El matrimonio tenía claro que en esta nueva aventura debería sortear algunas dificultades. Una de ellas era que probablemente tendrían que comenzar a trabajar en áreas distintas a sus profesiones.
María Alejandra estudió publicidad y administración de ventas en Venezuela y su esposo es mecánico especialista.
"Acá debemos hacer el proceso de validación de nuestros títulos y eso demora un poco, por lo que sabíamos que había que trabajar en lo que se presentara. No nos podíamos estar regodeando. Nos vinimos para acá por nuestras hijas y había que darles estabilidad", sostiene.
-¿En qué se desempeñaba usted en Venezuela?
-Durante ocho años estuve trabajando, hasta que nos vinimos para acá, en el Instituto Postal Telegráfico de Venezuela, que para que se entienda, es una empresa como Correos de Chile. Ahí me desempeñaba en mi área de ventas y publicidad.
-¿Aún tienen familia en Venezuela?
-Sí, mis papás y hermanos. Mis padres son separados. Mi mamá vive con mi hermano, y mi papá con mis hermanos pequeños. En un momento mi mamá decidió venirse también, pero con la pandemia todo se complicó y no lo hemos concretado.
"Mi papá, por su parte, dice que él no quiere venirse, que prefiere morir en su tierra y es totalmente respetable. Yo creo que si no hubiera pasado lo de la pandemia, habríamos ido de visita algunas veces, pero ahora es totalmente imposible", reconoce María Alejandra.
Al llegar a Chile encontró empleo en el negocio de una bencinera cerca de su casa, donde estuvo trabajando hasta que comenzó la pandemia el año pasado.
Sus hijas
La emergencia sanitaria una vez más dificultó las cosas para María Alejandra, quien tuvo que renunciar a su trabajo para cuidar a sus hijas, que ahora estaban en la casa y con clases online.
"La más grande podía conectarse sola a sus clases, pero la más pequeña necesitaba ayuda. Así que no pude seguir trabajando", recuerda.
-¿Cómo fue el proceso de adaptación para sus hijas?
-La más chica tenía un poco más de dos años, por lo que quizás pocos recuerdos tiene de ese momento, pero para la más grande no fue tan complejo y quedó fascinada de inmediato. Yo creo que eso fue de gran ayuda para nosotros, porque al estar lejos de todo igual estuvimos un poco deprimidos al principio.
-¿Piensa que llegar al Litoral Central y a Chile fue una buena decisión?
-De todos modos y no solo por nosotros, sino que también por ellas. Esa es una de las cosas más lindas, han podido hacer amigos y adaptarse, pese a la pandemia, que es algo que al final no solo nos ha afectado acá en Chile. El buen trato de la gente también hace que seamos muy agradecidos de estar acá.
Emprender
A esta amable y simpática venezolana siempre le han gustado las manualidades y dar rienda suelta a su creatividad. Y como estaba en la casa cuidando a sus hijas, sintió que tenía que buscar la forma de generar más ingresos para apoyar a su esposo
Al principio, vendía queso y natilla venezolana, productos muy demandados entre sus compatriotas, pero ella quiso ir por más y comenzó en marzo de este año a ofrecer cajas sorpresa para días especiales con su emprendimiento "De todo male".
La fecha en que más popularidad alcanzó en San Sebastián fue para el Día de la Madre cuando incluso personas de otras regiones le hicieron encargos.
"Me encanta estar haciendo cosas con globos y decoraciones en general, que era algo en lo que también trabajaba en Venezuela. En este tiempo hemos sido de mucha ayuda para sorprender a personas que tienen a sus familiares lejos y no se pueden visitar. Eso es lo que más me llena", evalúa.
-¿Cómo ve su emprendimiento en el futuro?
-Me gustaría convertirlo en una empresa constituida. Cuando De todo Male comenzó a tomar forma, decidí que era momento de inscribirla como microempresa y en ese proceso estoy, para hacer todo dentro de las normas legales.
Los pedidos se deben realizar con dos días de anticipación a través de Instagram (@detodomale).
"Más adelante me gustaría que esto igual sea una empresa en que no solo hagamos la sorpresa, sino que también algo de organización de eventos, porque siento que eso se ve poco acá en el litoral y es algo que a mí me fascina. La idea es siempre ser agradecido y seguir creciendo en esto", puntualiza María Alejandra.
"La situación en Venezuela ya no daba para más y dijimos que lo mejor, con el dolor de nuestra alma, era salir del país",
María Alejandra Velásquez
"Acá debemos hacer el proceso de validación de nuestros títulos y eso demora un poco, por lo que sabíamos que había que trabajar en lo que se presentara",
María Alejandra Velásquez
"Mi papá, por su parte, dice que él no quiere venirse, que prefiere morir en su tierra y es totalmente respetable".