La pareja que cambió la vorágine de Santiago por la paz de Cartagena
Para emprender en la zona, Lillian Kammle y Cristián De la Cerda tienen desde marzo un local en Llolleo enfocado a conectar a la comunidad con las tradiciones ancestrales a través de productos típicos de todo el país.
Hace 17 años Lillian Kammle Saavedra (34) comenzó a barajar la idea de abandonar la agitada vida de la capital para establecerse en el Litoral Central. En esa época, su madre y su padre putativo se habían trasladado desde Santiago a Cartagena por trabajo.
"Ellos se vinieron vivir a la casa de veraneo de la familia de Cartagena. Entonces, además de la tranquilidad que ofrecía vivir en el litoral, yo tenía los mejores recuerdos de los veranos y de los fines de semana largos que veníamos a la playa", recuerda Lillian.
-¿Y por qué no te viniste con ellos a vivir a Cartagena en esa época?
-Lo que pasa es que en ese momento yo estaba estudiando y era en Santiago, entonces preferí quedarme allá y venía constantemente a Cartagena. Cada vez que venía, especialmente durante el periodo de temporada baja, me enamoraba más del lugar porque es tan relajante.
Sueño compartido
Hace 12 años que Lillian se enamoró y comenzó una relación con Cristián De la Cerda Paredes (32), con quien compartía el sueño de cambiarse de ciudad y vivir en un lugar que les ofreciera la paz que Santiago les negaba.
El "segundo padre" de Lillian, como ella a la pareja de su madre, se desempeñaba como carabinero en la Subcomisaría de Santo Domingo, por lo que la mejor opción para esta joven pareja era ocupar la casa familiar de Cartagena.
"En más de una ocasión vine a Cartagena acompañada de Cristián, especialmente los fines de semana, y de tanto que yo le hablaba del lugar, yo creo que también se fue encantando y motivando con este sueño de dejar la capital y probar suerte en otro lugar", asegura ella.
-¿Por qué no se vinieron antes, por ejemplo, al terminar de estudiar?
-Cristián: Creo que las cosas se dieron un tanto rápido, porque vino el trabajo, las ganas de crecer y todo eso se dio todo en Santiago. Eso fue posponiendo el plan de cambiarnos de ciudad, pero la idea seguía ahí.
Cristián es ingeniero en prevención de riesgos; y Lillian, ingeniera en negocios internacionales.
Si bien ambos trabajaban en Santiago en sus respectivas áreas, siempre tenían claro que si se llegaban a cambiarse de ciudad, deberían buscar la fórmula para subsistir en un lugar donde las fuentes laborales no abundan.
"Para nosotros, aparte de ser uno de nuestros sueños como pareja, la costa es un lugar mágico, y yo creo que eso se da mucho por la tranquilidad de aquí, versus el ajetreo que uno enfrenta día a día en Santiago y todos los conflictos que eso conlleva", asegura ella.
Distintos factores los empujaron a concretar cuanto antes el proyecto que Lillian venía fraguando hace 17 años.
"Con el estallido social empezó a crecer el temor en la gente. También estaba el factor de las complicaciones de desplazamiento, la delincuencia aumentaba, y con la pandemia y el confinamiento, uno se da cuenta de que así no es como quiere vivir", sentencia Cristián.
Concretar el sueño
Con el estallido social y el confinamiento de la pandemia, la pareja se terminó de convencer de que debían salir lo antes posible de Santiago. A su favor, estaba la casa de veraneo en Cartagena, donde llegaron a vivir en diciembre con intenciones de radicarse en la zona.
"Cada uno tenía un trabajo súper estable en su área, pero en medio de la pandemia decidimos renunciar e iniciar una nueva vida acá en el Litoral Central", manifiesta Lillian.
-¿Fue una decisión muy difícil?
-Nosotros siempre supimos que nos queríamos venir y que, por supuesto, eso podía conllevar un riesgo, pero estábamos dispuestos a asumirlo, por nuestro bienestar. Fuimos preparando todo durante un tiempo, hasta que dijimos que si no era ahora, no lo haríamos nunca.
Con las raíces
Como buenos ingenieros, la pareja traía en sus maletas un proyecto con el que esperaban iniciar un camino independiente en la zona.
"El apoyo de la mamá de Lily fue súper importante en todo sentido, porque ella nos recibió, nos ayudó con nuestra idea y es alguien que constantemente sigue con nosotros ayudándonos, porque claramente nota cómo anhelábamos este cambio de vida", sostiene Cristián.
-¿Qué querían hacer al llegar acá?
-Cristián: Ya veníamos con la idea y con el plan un poco gestionado. Tenemos un local que ofrece productos tradicionales de distintas zonas del país, pero que no es común verlas en todas las ciudades, entonces, el enfoque del proyecto es traer un poco de todo Chile a San Antonio.
Lillian: Nuestro local se llama Admapu, que en mapudungun significa el conjunto de las antiguas tradiciones. Creo que cumplimos a cabalidad lo que nos propusimos y viajamos constantemente a distintas zonas del país para comprar los productos.
Peor es no intentarlo
Admapu Tradiciones fue inaugurado el 5 de marzo de este año y está ubicado en calle Arzobispo Casanova 211 en Llolleo, donde antes se ubicaba la peluquería de la madre de Lillian.
"El contar con ese local donde mi mamá tenía la peluquería fue súper importante para nosotros, porque no teníamos que pensar en dónde ubicarnos", asegura la ingeniera y ahora emprendedora.
-¿Creen que Llolleo es un buen sector para el negocio?
-Lillian: Sentimos que es un punto medio entre Santo Domingo y San Antonio, pero tampoco tan alejado de Cartagena. Además, es un lugar que tiene mucho potencial, porque es un centro de reunión en medio de mucha tranquilidad.
Cristián, por su parte, dice que "es importante igual que la gente sepa que podemos potenciar y crear barrios comerciales y no envidiarle nada a los que existen en Santiago".
-¿Tuvieron temores cuando comenzaron?
-Cristián: Yo creo por supuesto los hubo, pero también existía el miedo o el pensamiento de si la vida de Santiago era la que queríamos seguir teniendo. En un momento nos planteamos que, si no nos iba bien, yo buscaría trabajo en mi área, pero eso nunca ocurrió porque nos fue bien desde un principio.
Lillian: Uno se da cuenta que valió la pena arriesgarse a probar algo nuevo, porque en otra circunstancia quizás nos hubiéramos quedado con la duda si no lo concretábamos, pero somos afortunados de que la gente nos prefiera día a día.
Un nuevo comienzo
Cristián y Lillian están a pocos meses de convertirse en padres y aseguran que todo se dio en el mejor momento de sus vidas.
"Creo que si hubiera quedado embarazada hace años en Santiago, todo hubiera sido súper distinto, por los horarios, el caos, la locomoción. En cambio ahora podré criar a mi bebé en medio de la tranquilidad que ofrece el Litoral Central", señala.
-¿Cómo se sienten de poder criar a su bebé en la provincia?
-Cristián: Completamente afortunados de que sea en un lugar con tanta tranquilidad, con un aire mucho más limpio que en Santiago, por ejemplo. Esas cosas son impagables. Creo que todo, el local, el embarazo y cambiarnos de ciudad, se dio en el momento ideal.
"Para nosotros, aparte de ser uno de nuestros sueños como pareja, la costa es un lugar mágico, y yo creo que eso se da mucho por la tranquilidad de aquí",
Lillian Kammle
"Cada uno tenía un trabajo súper estable en su área, pero en medio de la pandemia decidimos renunciar e iniciar una nueva vida acá en el Litoral Central",
Lillian Kammle