San Antonio llora al loco más lindo: "Caliche Chico" se fue en el sueño
A los 65 años, en su casa de Llolleo alto, falleció Víctor Armijo, el hombre que se convirtió en un ícono de la ciudad, marcando con su alegría e histrionismo a varias generaciones de sanantoninos.
¿Qué es lo que se remece cuando la pena abraza a un pueblo?
Para la señora que junto al ataúd de Víctor Alejandro Armijo Bigolorche, que mira con ternura de madre la foto del fallecido, con la bolsa de las compras en una mano y el celular sonando con la canción "El Loco del Puerto" en la otra, la pena es "porque era una persona tan noble, un personaje genial que nos hacía reír mucho con su hermano en la plaza de Llolleo. Nunca lo voy olvidar porque siento como si fuera alguien de mi familia".
Eso es lo que duele.
Es un dolor popular que se puede ver, que se puede palpar, porque desde última hora del jueves San Antonio se estremeció primero en las redes sociales con la noticia del fallecimiento de Víctor Alejandro Armijo y el sismo continuó el viernes con las personas que llegaron durante todo el día a despedirse en su velorio en la funeraria Cristo Rey, frente a la plaza de Llolleo.
Comerciantes del sector, gente de las poblaciones, empleados, dueñas de casa, trabajadores y empresarios, gente de todos los rincones de la ciudad, sintieron la necesidad de decirle adiós al "Caliche Chico", el hombre niño, uno de los personajes más emblemáticos y queridos de San Antonio.
Víctor Armijo murió el jueves, a los 65 años, en su casa de Llolleo Alto, por causas naturales, según el parte médico, aunque sus cercanos lo habían visto decaído hace ya varias semanas porque para un fumador empedernido el cigarrillo pasa la cuenta.
Muestras de cariño
Uno de los primeros en llegar fue su vecino Pedro Velásquez, quien evidentemente consternado, con los ojos empapados, relató que "cuando me avisó su hermana, supe altiro que algo malo había pasado porque llevaba muchas horas durmiendo. Es un golpe terrible porque dígame usted qué sanantonino de tomo y lomo no conoce a estos hermanos. Y al que le pregunte usted le van a decir que son personas respetuosas, siempre dispuestos a cooperar".
Y ahí mismo entre la gente que va y viene está José Antonio, el hermano mayor de Víctor, la persona que le heredó su apodo al fallecido y cuyas peripecias por este puerto le valieron incluso la creación de una canción del grupo nacional Illapu, tema musical que suele confundir a los sanantoninos sobre cuál de los hermanos es el protagonista.
Aquí, el protagonista, José Antonio, en su particular tono de hablar y envolver las oraciones, terminando las palabras complejas a su pinta, dijo a Diario El Líder que "mi hermano era muy conocido, harta gente ha venido. No le hemos avisado a todos, pero ha venido harta gente".
A cargo de recibir las condolencias, Rosalindo, el hermano menor de José Antonio y Víctor Alejandro, contó, también muy emocionado, que "somos cinco hermanos, tres hombres y dos mujeres y la verdad es que nunca dimensioné todo el cariño que le tenía le gente en todo San Antonio. Estamos muy agradecidos de este cariño. Con su manera de ser, él se ganó ese cariño, siempre fue mi regalón".
Un tipo muy especial
Lilian Montes, histórica empresaria de los Establecimientos Providencia de Llolleo, al mediodía de ayer no lograba reponerse a la noticia.
"Estaba todos los días aquí, lo conozco desde que era un niño, apenas un jovencito y siempre fue igual, un hombre amable y servicial. Me decía que era mi guardaespaldas y cuando venía algún artistas siempre estaba ayudando, siempre alegre y respetuoso, hacía su show cantando como Zalo Reyes o Raphael", recordó.
"Siento como si perdiera un hijo, Víctor era una persona excepcional", añadió.
Sergio Cáceres, dueño del local "Aló mascotas", rememoró los "imborrables momentos vividos de sus shows en el centro de la plaza, donde las noches del verano cantaba, imitaba, contaba chistes. Cómo no recordar su paso por el Cine Rex de Llolleo cuando todos esperábamos los estrenos de las grandes películas y él era el primero en bajar los carretes; ahí hacía doble función porque era acomodador y la más entrañable era cuando alguna película presentaba algún desperfecto. Con su hermano "Toño" no dudaban en subirse delante del telón a entretener al público, mientras se solucionaban los problemas".
Esto es lo que se remece cuando la pena abraza a un pueblo.
El dolor de perder a un hombre alegre, un artista, un colaborador empedernido, uno de esos seres humanos cuya luz sigue destellando por harto tiempo, con sentido del humor y la fraternidad incombustibles.
Víctor Alejandro Armijo Bigolorche se fue en el sueño, por causas naturales, según consigna el parte médico.
"Es un golpe terrible porque, dígame usted, qué sanantonino de tomo y lomo no conoce a estos hermanos",
Pedro Velásquez,, vecino
"Nunca dimensioné todo el cariño que le tenía le gente en todo San Antonio. Estamos muy agradecidos de este cariño",
Rosalindo Armijo,, hermano menor