El "Caliche Chico" se fue a lo grande y Llolleo se vistió de música, globos y cariño
El oficio religioso sin precedentes, en plena plaza del balneario del corazón, se llenó de aplausos y risas para despedir a Víctor Armijo Bigolorche el día que su nombre se convirtió en una leyenda.
Para los pueblos los ritos son necesarios porque expresan experiencias básicas que dan seguridad y refuerzan la identidad. Son actos que unen el pasado, lo amarran con el presente y proyectan el futuro, como expresión viva de los que son esos pueblos, de lo que fueron y lo que serán.
Por eso el oficio religioso sin precedentes que la mañana de ayer tuvo lugar en la plaza de Llolleo, donde unas cien personas se reunieron para despedir a Víctor Alejandro Armijo Bigolorche (65), cariñosamente conocido como "Caliche Chico", estuvo lleno de tantas emociones.
Tristeza
El diácono Mario Araya fue generoso en dejar fluir esas emociones que envolvieron la atmósfera empapada por la tristeza del adiós definitivo, pero también impregnada de la huella que el hombre niño que se despedía dejó en San Antonio.
Repartiendo volantes de la Polla Gol a los portuarios en los lejanos años '80, haciendo el aseo en las oficinas de las agencias, cumpliendo algún mandado, barriendo veredas, acomodando espectadores en los cines locales, ayudando en el terminal de buses, o bien recibiendo a los artistas invitados a la bohemia local y a última hora convirtiéndose él mismo en un artista que con su hermano "Toño" llenaron de risas -nadie sabe cuántas noches estivales- esa misma plaza que lo recibió para el último adiós.
Su hermano "Toño, José Antonio, el "Caliche", fue quien le heredó el famoso apodo a su hermano menor. Sus lágrimas y tristeza descompensaron a todos en la plaza de Llolleo la mañana del sábado de agosto en que la dupla se separó para siempre. No hubo nadie que quedara indiferente al llanto noble de José Antonio por el "porfiado" Víctor Alejandro.
Un grande
Ahí mismo en la plaza, Juan Reyes, el Tío Memo, dijo a Diario El Líder que "lo que aquí hemos visto es el auténtico cariño del pueblo por uno de los suyos, la huella de un personaje que perdurará por siempre en los corazones de los sanantoninos".
Igual que la mayoría de quienes llegaron a despedir a Víctor Armijo, con los ojos empañados su vecino Pedro Velásquez manifestó que "todo lo que ha pasado ha sido muy lindo, aquí vemos el cariño de la gente, gente común y corriente despidiendo a nuestro amigo, personas de todos los cerros vinieron a decirle adiós a nuestro querido amigo. San Antonio perdió a uno de sus personajes más queridos".
Mario Celedón, el famoso "Payaso Pelucón" de San Antonio, tomó la palabra para dirigirse a los asistentes comentando que "cuando uno va a un funeral la gente murmulla y dice "qué bueno que era el fina'o, pero yo creo que en el caso de Víctor Alejandro era de verdad un buen hombre y en todo nuestro humilde trabajo con muchos artistas siempre él estaba ayudando".
Tras la intervención de Mario Celedón, el diácono Mario Araya se tomó una licencia que le dio al emotivo momento el matiz de inolvidable que necesitaba.
Pidiendo disculpas a los presentes, y destacando las cualidades especiales de Víctor Alejandro Armijo, dijo "disculpen, pero quiero recordar a Mario Celedón una presentación que le hizo Víctor en un aniversario del "Payaso Pelucón", y me van a disculpar por favor todos por una expresión que voy a utilizar, pero así fue. En vez de presentarlo como el "Payaso Pelucón" (hace una pausa)…lo presentó como el "Payaso Maricón".
Y explotaron las risas por toda la plaza mientras los aplausos abrazaron la salida del féretro rumbo al cementerio Parroquial entre globos y lágrimas, con el último recorrido por el centro de Llolleo y la parada obligada en los "Establecimientos Providencia", donde "Caliche Chico" se tomó esta misma semana el último té y fumó un cigarrillo.
Según el parte médico, Víctor Alejandro Armijo Bigolorche se fue en el sueño, por causas naturales y ojalá que cuando despierte se fume otro cigarrillo y suba de un trotecito al escenario para contar un chiste o cantar una de Zalo Reyes.
Y al final de ese show estará su pueblo aplaudiendo de pie hasta su última histriónica e inocente reverencia.
"Lo que aquí hemos visto es el auténtico cariño del pueblo por uno de los suyos, la huella de un personaje que perdurará por siempre en los corazones",
Juan Reyes
65 años de edad tenía Víctor Alejandro Armijo, el popular y querido "Caliche Chico".
100 personas llegaron a la plaza de Llolleo para despedir a un personaje que quedará en los corazones.