La mujer celiaca que emprendió para combatir su enfermedad
Por opción de vida, María Fernanda Durán eligió cuidar a sus padres de forma abnegada. En medio de esta labor le diagnosticaron celiaquía y debió buscar la forma de salir adelante.
María Fernanda Durán (58 años) sorprende por su vitalidad, optimismo y ganas de vivir. Oriunda de Lampa, llegó a San Antonio cuando tenía apenas ocho años de edad y se enamoró de este lugar. A su abuelo paterno, que era kinesiólogo y podólogo, le dio un infarto y la familia de María Fernanda tomó la decisión de migrar a un lugar cercano al mar.
"Yo doy gracias a la vida porque llegué de una parte de campo a esta parte de costa. Doy gracias a la vida por estar aquí. Yo no necesito morir para llegar al paraíso. El paraíso ya lo tengo acá, aquí escucho a los pajaritos y me conecto con la naturaleza. Doy gracias a la vida por haber llegado a este puerto que me ha dado tanto", dice emocionada.
Cuenta la historia que fue su abuelo quien fundó la cooperativa de la población donde ella reside actualmente, la Villa Las Dalias de Llolleo. Vive en uno de los últimos pasajes y declara tener la mejor panorámica "porque veo todas las puestas de sol y tengo al Cristo del Maipo al lado. Es maravilloso".
Amor incondicional
El amor de María Fernanda por sus padres conmueve. "Somos tres hermanos y yo soy la menor, la única mujer. Somos muy muy apegados pero yo por las cosas de la vida, decidí cuidar a mis padres hasta viejitos".
Con profundo orgullo relata que los acompañó en las Bodas de Oro y que luego a su padre le vino un infarto. Quedaron solas con su mamá en el hogar que les dejó su papá y que María Fernanda cuida lo mejor posible junto a su pareja, con quien lleva siete años de relación.
Él es de Santiago y decidió quedarse en Llolleo porque "lo ama igual que yo", afirma. No tienen hijos pero sí mascotas que aman como tales, cinco perros y tres gatos. Además de unos sobrinos maravillosos, según comenta ella.
-¿Cómo es cuidar a su madre de 91 años?
-Es una delicia. Me dedico ciento por ciento a ella desde que falleció mi padre hace cinco años. Yo ocupo su lugar. Fue duro, muy duro para mí pero era la única forma de que siguiera adelante. Mis hermanos nunca me obligaron a nada, están eternamente agradecidos pero fue mi opción de vida. Es mi compañera, mi todo, mi fan número uno. Ella me enseñó las cosas lindas de la vida y la alegría.
91 años
Hace pocos días María Fernanda le celebró nada más y nada menos que los 91 años a su madre María rodeada de amor y cariño. Ella en enfática en decir que "a un adulto mayor no basta con dejarle la bandeja con su alimento. Hay que acompañarlo, conversar con él, ponerle música".
Celiaquía
Cuando María Fernanda tenía 42 años su vida tuvo un vuelco. Ella estaba trabajando en una tienda de una amiga y de un día a otro empezó a sentir que las fuerzas no le daban, que sus manos se acalambraban y se agarrotaban, sufría vómitos crónicos y una grave anemia.
Su deterioro físico fue tal, debido a la pérdida de peso y otras complejidades, que sus padres pensaban que tenía cáncer.
Luego de algunos meses y varias consultas a especialistas, descubrieron que María Fernanda era celiaca (una afección del sistema inmunitario en la que las personas no pueden consumir gluten porque daña su intestino delgado).
-¿Qué sintió cuando le diagnosticaron la enfermedad?
-Esto ocurrió hace 15 años y la verdad que en ese tiempo todo el mundo era ignorante frente al tema porque era absolutamente desconocido. No como ahora que es una enfermedad más popular. Yo me sentía desvalida como un náufrago pero ahora estoy muy empoderada.
-¿Qué la ayudó a sentirse más segura con su enfermedad?
- La vida se ha encargado de mostrarme a gente maravillosa y por diferentes razones llegué a una agrupación que había formado una madre acá en el puerto, cuya hija era celiaca, llamada Asociación Celiacos San Antonio. Actualmente se llama Celiacos San Antonio.
Es en esa organización donde María Fernanda se ha convertido en una activista que lucha entre otras cosas para que la canasta básica de un celiaco tenga un precio más asequible ya que es tres veces más cara que una canasta de alimentos promedio.
-¿Cómo ha logrado salir adelante?
-Los celiacos debemos seguir una dieta, con ella uno se fortalece pero hay que saber decir que 'no' en reiteradas oportunidades. En los cumpleaños, por ejemplo, uno tiene que llevar su propia alimentación porque afecta la contaminación cruzada.
Topiarios y novios
Cuando fue diagnosticada de su enfermedad, María Fernanda se dio cuenta de que necesitaba generar más ingresos para poder seguir su dieta y aportar en su casa.
Por eso hizo un taller para jefas de hogar que dictaba la Municipalidad de San Antonio y el Servicio Nacional de la Mujer. Luego, con un monto de dinero que se adjudicó, compró materiales para empezar a fabricar topiarios (arbolitos decorativos). Las habilidades manuales y artísticas las había tenido desde pequeña.
Fueron sus mismas clientas quienes la impulsaron a ir más allá y de a poco no solo le pedían topiarios, sino también otros elementos decorativos para matrimonios. Posteriormente, realizó otra capacitación en la Universidad Mayor, donde encontró muy buenas amigas y donde terminó de darse cuenta que el camino que debía seguir era el del emprendimiento.
"Al principio iba de puerta en puerta como todos empezamos. Visité todas las clínicas, los supermercados. Iba con mi carrito y todos mis arbolitos adentro y ahí fui captando gente. Dejé los pies en la calles, recuerda María Fernanda sobre el comienzo de su negocio. Actualmente las redes sociales (fernanda.duran.771 en Facebook) son su mejor aliado para ofrecer y vender sus productos.
El trabajo que realiza es minucioso y prolijo, toma tiempo. Siempre trabaja con luz de día para economizar y compatibilizando su labor de cuidadora con el de emprendedora.
Dice que lo más gratificante es lograr lo que la gente le pide y cuando los clientes le preguntan si sus topiarios son de flores normales o artificiales, "eso quiere decir que están bien logrados".
Para ella los árboles artificiales tienen un sentido especial "porque son un recuerdo que dura para siempre". Su sueño es tener una tienda que venda topiarios normales y artificiales, en la ciudad puerto que tanto le ha dado.
"Doy gracias a la vida por estar aquí. Yo no necesito morir para llegar al paraíso. El paraíso ya lo tengo acá, aquí escucho a los pajaritos y me conecto con la naturaleza. Doy gracias a la vida por haber llegado a este puerto que me ha dado tanto",
María Fernanda Durán
"Es mi compañera, mi todo, mi fan número uno. Ella me enseñó las cosas lindas de la vida y la alegría",
María Fernanda Durán, hablando sobre su madre
"Los celiacos debemos seguir una dieta, con ella uno se fortalece pero hay que saber decir que 'no' en reiteradas oportunidades. En los cumpleaños, por ejemplo, uno tiene que llevar su propia alimentación porque afecta la contaminación cruzada".