La kinesióloga que encontró un nuevo camino en San Antonio
Tras malas experiencias laborales y en medio de un proceso de conocimiento personal, Carla Sandoval decidió independizarse y hoy ofrece terapias de kinesiología integrativa, un inusual método para sanar lesiones físicas.
"Yo siento que San Antonio me ha cambiado la vida", manifiesta Carla Sandoval, quien arribó a la provincia por una oferta laboral y terminó casándose en estas tierras y abriendo su propia consulta, un espacio donde no solo espera sanar las dolencias físicas de los pacientes, sino también ayudarlos a cambiar de vida, como le ocurrió a ella.
En 2018, se estableció en San Antonio, un lugar que ha estado siempre en su vida. "Acá vive toda mi familia materna, mi mamá es de acá y mi abuela y mi abuelo también eran de acá, entonces este es mi segundo hogar. Desde que tengo uso de razón yo vengo los fines de semana, vacaciones, feriados, navidades, años nuevos y fiestas patrias, y cuando se dio la oportunidad de venirme a vivir y trabajar acá, yo la tomé", afirma.
Kinesiología integrativa
Tras trabajar algunos años en la salud pública de la comuna de San Antonio y luego de algunas decepciones laborales, Carla decidió emprender y difundir en la provincia la kinesiología integrativa, que tiene, según sus palabras, "una visión más holística de las personas, ya que considera, por ejemplo, los aspectos físicos, bioquímicos, pero también los sicológicos y energéticos. Es sobre cómo todas esas esferas influyen en el estado de salud de las personas que consultan y requieren atención kinesiológica".
Por eso, en su consulta (en Instagram y Facebook Sankalpa_kinesiologia) se preocupa de buscar las causas de la dolencia física a través de una evaluación profunda. "Vemos cómo se está alimentando la persona, cómo está durmiendo, cuáles son sus rutinas. Generalmente, y sobre todo hoy, se da que estamos todos sobrecargados y necesitamos bajar un poquitito las revoluciones y buscar espacios de calma para que el cuerpo se suelte un poco de todas las dolencias que lo mantienen tenso. El ejercicio físico y las posturas ayudan mucho, pero también tenemos que trabajar la parte emocional, identificar qué emociones me acompañan cuándo estoy sintiendo ese dolor físico. Ese es un gran paso".
A juicio de esta profesional, formada también en neurorrehabilitación, "yo puedo atender a 10 personas con dolor en la columna lumbar, pero cada una va a tener una causa diferente. Para una puede ser, por ejemplo, por una causa emocional, para otra puede ser más orgánica, porque tiene colon irritable y se expresa con un dolor lumbar".
Durante la terapia, sostiene, "yo invito siempre a mis consultantes a que se empoderen de su estado de salud y del cambio que ellos buscan generar para sentirse mejor. (…) Yo entrego mi guía, compañía, apoyo profesional y orientaciones técnicas, pero la persona es la dueña de hacer esa transformación".
Su proceso
Al igual que sus pacientes, o consultantes como prefiere llamarles ella, Carla comenzó un camino de transformación cuando arribó al Litoral Central desde su natal Santiago. "En mi vida más adulta y laboral me empezaron a pasar distintas cosas, pérdidas tanto de familiares y personas, como cambios de casa y de trabajo. Me sentía como una persona de baja autoestima, caía en estados más depresivos y me sentía más desolada, y eso me empezó a pesar más. Ahí yo dije 'chuta, tengo que hacer algo por mí, si no me voy a enfermar de verdad'", revela.
En ese momento, dice, "sentí que necesitaba una visión distinta de la vida, empecé a buscar terapias y me encontré con el kundalini yoga".
-¿Qué es el kundalini yoga?
-Es una rama del yoga que es un poco más espiritual, más devocional, por así decirlo, aunque también es bien física. Es muy bonito porque te conectas con una energía que es un poco más trascendente. En ese momento, empecé a pasar por procesos súper intensos de encontrarme conmigo misma, cara a cara. Este proceso de autoconocimiento ha sido muy bonito, transformador, y con esto yo empiezo a decir "esto tiene que tener un enfoque también en mi profesión", porque una de las razones por las cuales estudié kinesiología, y que es mi motor principal, es el servicio.
Misionera
Su vocación de servicio, que desarrolla en su trabajo en la Escuela Movilizadores Portuarios y en su consulta, se forjó cuando era una adolescente y participaba activamente en la parroquia San Juan Bosco en La Cisterna, en la Región Metropolitana.
"Lo que más me marcó fue la experiencia de misiones, yo estuve en una comunidad misionera por varios años y ahí viajamos a otros lugares de Chile, al sur, por ejemplo, y nos insertábamos en comunidades por una semana o más y compartíamos con otras personas. Éramos todos súper jóvenes, cabros de 18 o 22 años, aperrados, de repente dormíamos hasta en el piso".
Ella cuenta que gracias a esa experiencia "conocí lo que es la humildad, no de temas materiales, sino de la persona, del ser, de pensar 'chuta, esta persona te abre la puerta de su casa y te ofrece lo que tenga, un vasito de agua, un tecito, un pancito solo o una galletita y te lo ofrece con tanto amor y dedicación que tú lo aceptas', es súper bonito y bueno".
La joven destaca que "eso bonito que viví, finalmente, hace que yo sea quien soy hoy y también la profesional que soy, además de la formación de mi universidad y de mis valores personales, con los cuales me educaron en mi familia".
San Antonio
Cuando llegó a vivir a la comuna, Carla no venía sola, llegó acompañada del amor de su vida. "Lo conocí en esa misma parroquia que te conté, llevamos 12 años juntos, desde chicos", detalla sobre la relación con Javier Esnaola, la que "formalizó" en El Quisco el año pasado.
"Somos bien compañeros los dos, nos apoyamos mucho en todo y decidimos casarnos y lo hicimos dos días antes de que se cerraran las fronteras y se encerrara todo el mundo por la pandemia: nos casamos el 14 de marzo del 2020, y el 16 de marzo cerraron todo, así que nos alcanzamos a casar justo antes".
-¿Alcanzaron a hacer fiesta entonces?
-De hecho, yo creo que fue el último recuerdo de una fiesta masiva de todas las personas que fueron a nuestro matrimonio.
Sobre su futuro en esta zona junto a su esposo, comenta que "nos gustaría mucho viajar, conocer y vivir en otros lados, aprovechando que no tenemos planes de hijos todavía, pero por ahora seguiremos acá, desarrollándonos en el litoral, porque además nos gusta un montón acá".
-¿Por qué les gusta tanto?
-El litoral es súper lindo y yo siento que uno nunca termina de conocerlo. Hay demasiados lugares, lugares escondidos, quebradas, bosques, playas, una cosa muy preciosa y no te da nunca el tiempo para conocerlo todo. Así que hay mucho que conocer acá todavía.
Pero eso no es lo único que le encanta. "Yo siento que San Antonio me ha cambiado la vida, me ayudó a sanar y estando acá conocí la senda del yoga, del autoconocimiento y de esta transformación personal que he estado viviendo en estos últimos años gracias a lo que esta ciudad me ha ido entregando, a esta calma, a esta vida totalmente diferente, a este ritmo mucho más calmo, más cercano, más cálido", destaca la profesional que espera seguir aportando a la sanación de sus consultantes en el litoral.
"En mi vida más adulta y laboral me empezaron a pasar distintas cosas, pérdidas tanto de familiares y personas, como cambios de casa y de trabajo",
Carla Sandoval
"Yo estuve en una comunidad misionera por varios años y ahí viajamos a otros lugares de Chile, al sur, por ejemplo, y nos insertábamos en comunidades por una semana o más y compartíamos con otras personas",
Carla Sandoval
"Decidimos casarnos y lo hicimos dos días antes de que se cerraran las fronteras y se encerrara todo el mundo por la pandemia".