Museo recibió réplica del Yamato, un acorazado japonés de la Segunda Guerra Mundial
La pieza fue construida y donada por el sanantonino Luis Brito Arriaza, que se encuentra residiendo en Estados Unidos.
Desde esta semana forma parte de la colección del Museo de San Antonio (Musa) una réplica del acorazado "Yamato", un colosal buque de la armada japonesa que se convirtió en una verdadera leyenda de los mares durante la Segunda Guerra Mundial.
"Luis Guillermo Brito Arriaza es el hermano menor de mi padre y actualmente vive en Estados Unidos, pero cuando estaba en Chile construyó esta maqueta porque es un aficionado al maquetismo naval. Tardó aproximadamente un año en construirla en sus tiempos libres. Le fascina todo el tema de la Segunda Guerra Mundial y armó el 'Yamato' que fue uno de los buques más grandes de la Segunda Guerra Mundial, una verdadera leyenda entre los acorazados de ese tiempo", explica el director del museo, José Luis Brito Montero.
Al rincón del pirata
Según el fundador del Musa, "su intención inicial era venderla, pero como se fue de Chile la maqueta quedó sola en Santiago, entonces decidió que la pieza fuera donada al museo, específicamente al 'Rincón Pirata', para que se use en esa área naval por curiosidad y por historia".
José Luis Brito también contó que "era muy complejo ir a buscar esta maqueta en época de pandemia, pero una voluntaria del museo que vive en Santiago en uno de los viajes que hizo hacia la costa pudo ir a buscarla y trasladarla por lo que la pieza llegó a San Antonio la semana previa al "18" y ahora ya está aquí y nuestra misión es protegerla y darla a conocer".
"Creo que es la única maqueta del 'Yamato' que hay en Chile, aunque no es una nave chilena, es un buque histórico que va a servir para la gente que gusta de los temas navales", aportó.
Para la comunidad
Sobre la donación, el director del museo comentó que están "muy agradecidos de esta donación que es una prueba más de cómo la comunidad sanantonina, en este caso una persona que aunque ahora vive muy lejos de acá, se ve reflejada en el museo y confía en nosotros aportando con objetos muy valiosos y caros, como esta maqueta que llega en donación al museo para que quede disponibles para toda la comunidad y se pueda aprender y conocer a través de la extensión que el museo hace hacia la comunidad".
El Kamikaze gigante
La historia registra que cinco años antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Japón ya tenía terminado el diseño del que iba a ser el acorazado más grande y pesado de la historia, el "Yamato", orgullo de los mares y pensado para ser el terror de las principales armadas del mundo. La idea había nacido más de una década antes, tras la Primera Guerra Mundial, y la firma del Tratado Naval de Washington, en 1922, con el que los vencedores intentaron limitar la cantidad de 'fortalezas flotantes' que cada nación podía construir para frenar así su carrera armamentística.
Cuando fue botado en agosto de 1940, el "Yamato" era el barco acorazado más poderoso jamás construido, con sus 263 metros de eslora y 70 mil toneladas. Rápido y ágil, el acorazado era el orgullo de la industria bélica japonesa.
Su final
Para marzo de 1945 era la única gran unidad de este tipo que aún seguía a flote y su final no pudo ser más triste.
El 7 de abril de 1945, el "Yamato" sucumbió al ataque de 386 aviones estadounidenses marcando con su hundimiento el fin de la era de los acorazados y el inicio del uso de los portaaviones como símbolo de poderío naval.
Ese día cientos de bombarderos y torpederos se lanzaron sobre el acorazado, castigándolo sin piedad en tres oleadas sucesivas hasta que el "Yamato", el kamikaze más grande de todos los tiempos, se fue a pique con 3 mil hombres a bordo.
Y a partir de ahora una réplica de esta verdadera leyenda de los mares en el siglo XX puede ser apreciada en la galería del Museo Histórico y Natural de San Antonio, gracias a la generosidad de un sanantonino que por lejos que está, igual ama a su tierra.
"Su intención inicial era venderla, pero como se fue de Chile la maqueta quedó sola en Santiago, entonces decidió que la pieza fuera donada al museo",
José Luis Brito