En San Pedro coronaron a la reina de la empanada de pino
Jenny Soto Manzo, quien empezó a cocinar a los 13 años, se adjudicó el concurso organizado por la municipalidad de la vecina comuna, que la premió con 100 mil pesos.
Ahí están sobre la mesa, dispuestas para agasajar y conquistar los paladares del jurado. Son 12 preparaciones calientitas que están compitiendo en el concurso de la "Mejor Empanada de Pino" de la vecina comuna de San Pedro, organizado por el municipio en plena plaza de Armas de la ciudad.
Decenas de vecinos siguen atentos el veredicto de los cuatro miembros del jurado, entre los cuales está este redactor, autoconsiderado un fiel devoto de la buena empanada en horno. Tras la degustación, no hay dudas. Yo y otro ocasional colega coincidimos en que la mejor de las 12 empanadas es la número 4, una obra maestra fruto de una buena mano de Jenny Soto Manzo, una residente de Quincanque Alto, madre de dos hijos (Diego, de 17 años, y Camila, de 3), que se inscribió en el competencia sin más intenciones que mostrar sus dotes para preparar este tradicional y exquisito producto dieciochero.
"Me sorprendió el resultado, porque pensé que podía ocupar el tercer lugar. Con eso me conformaba", admite humildemente esta mujer de 41 años tras recibir el galvano, de manos del alcalde Emilio Cerda, y los 100 mil pesos de premio que la acreditaban como la reina de la empanada de horno de la comuna de San Pedro.
Su historia
Jenny Soto cuenta que hace seis años comenzó a vender pan amasado en el horno de barro de su casa, que queda cerca del límite entre San Pedro y la comuna de Melipilla. Pero su relación con la cocina viene de mucho antes. "Como a los 13 años me empecé a meter en la cocina, porque en mi casa mi hermana se encargaba del aseo y yo de cocinar cuando mis papás estaban trabajando en las frutillas", confiesa la creadora de la empanada que roza la perfección en San Pedro.
Solo para que usted se haga una idea: la obra maestra de Jenny está formada por una delgada y crujiente masa que le saca sonrisas al paladar, y por un pino con poco aliño que combina maravillosamente la cebolla, la carne picada, el huevo de su propio gallinero y una aceituna de agradable sabor. El resultado es una preparación increíble que encanta al estómago y hasta el corazón.
"Todo lo que sé lo aprendí de mi madre (Luisa Manzo). El pan lo hago yo sola, pero ella me ayuda a uslear (sic) la masa de las empanadas", cuenta agradecida de la mujer que le dio la vida.
-¿Cuál es el secreto de su empanada de horno?
-Yo creo que el cariño con el que uno hace la empanada para que a la gente le guste. Las cebollas las cosecha mi marido (Humberto Moya) en nuestra casa y los huevos también son de nuestro gallinero.
-¿Y cómo lo hace con los aliños?
-No soy muy buena para el aliño. Prefiero más el orégano por sobre el comino.
-¿La cebolla la fríe solo o con la carne?
-Mi receta es freír junto la cebolla con la carne porque de lo contrario el pino pierde sazón.
Las exquisitas empanadas son conocidas en su pequeña localidad rural, donde todos saben que cada 15 días empiezan a salir desde el horno de la Amasandería Jenny, como le puso a su emprendimiento que funciona en su propia casa. "Los funcionarios del IPS vienen una vez al mes a pagar a los pensionados, y ahí ofrezco mis empanadas. Una vez no fui, y me echaron todos de menos, porque están acostumbrados", dice sobre el impacto de sus productos culinarios, dentro de los cuales también están el pan amasado y las dobladas.
Las majestuosas manos de Jenny no sólo recibieron el premio del municipio, sino también el respaldo de sus clientes que agotaron las más de 200 empanadas que elaboró para las Fiestas Patrias
-¿Cuál es su próximo proyecto, Jenny?
-Gracias al apoyo del Fosis pude comprar máquinas que me han facilitado el trabajo. Mi próximo desafío es tener una sobadora para estirar la masa, porque las manos se cansan demasiado con el uslero. Eso me permitiría poder hacer más empanadas sin tanto esfuerzo.