La transformación de un músico nómade radicado en el litoral
Matías Saavedra llegó a Cartagena a pasar la cuarentena y terminó levantando un estudio en su casa, donde produce canciones de músicos de otras regiones y graba sus propias composiciones, nacidas bajo el encierro.
En plena pandemia, el músico Matías Saavedra (35) decidió cambiar de aires y convertir al "balneario popular" en su hogar. "Estaba viviendo en un departamento en Viña del Mar y me estaba sintiendo solo, entonces me vine a Cartagena a pasar la cuarentena acompañado, porque acá tengo familia", expresa.
Con los shows en vivo cancelados y bajas probabilidades de volver a subirse a un escenario en el corto tiempo, Matías instaló un estudio de grabación en su casa y comenzó a dedicarse a la producción. "La pandemia me ha servido para profundizar en esta área, ahora estoy produciendo mis canciones y trabajando a distancia con proyectos de músicos de otras regiones. Estoy dividido en mis tareas profesionales", cuenta el licenciado en música.
La presencia de Cartagena incluso influyó en el nombre de su estudio. "Se llama San Pedro, porque está en la Caleta Vieja y fue algo instintivo. Aquí descubrí que la producción me gusta mucho", señala.
Viaje 151
Esta no es la primera que el balneario popular se vuelca en las creaciones de este compositor, de hecho, fue allí donde por primera vez se puso a prueba como productor.
"Mi papá se trasladó a vivir a Cartagena hace unos 10 años y comencé a venir más seguido. De hecho, mi segundo disco lo grabé y produje en la caleta San Pedro en 2018. Como aquí es tranquilito, me vino bien para armar Viaje 151", manifiesta.
Este álbum, donde tiene una colaboración con el sanantonino Chinoy, nació tras un viaje a Canadá, que le permitió difundir su música y talento al otro extremo del continente. "El 2016 hice una gira durante seis meses por Toronto y Montreal. Fui con la idea de hacer cosas musicalmente, pero también con las ganas de vivir la experiencia de estar en otro país".
"Yo había ido el 2015 a Canadá por cincuenta días. Me fui con un contacto que me dio Jorge Coulón, de Inti Illimani, a quien conocí en Valparaíso, y terminé conociendo a un artista plástico que me hizo redes con comunidades latinas. Estuve tocando en la comunidad de El Salvador, chilena, ecuatoriana y otras de Centroamérica. Me presenté también en la Peña Violeta Parra de Toronto y casi al final de mi gira me hice un amigo que me invitó a ir al otro año. Como me fue súper bien la primera vez, quedé con el bichito y me tuve que devolver", afirma.
-¿Cómo fue la segunda vez allá?
-Fue más extenso, toqué harto y empecé a presentarme en bares gringos. Me fue bien allá, tocaba cumbia, folclor, rock, foxtrot. De hecho, estrené allá una cumbia que había hecho en Valparaíso.
-¿Cuál fue la reacción del público?
-La verdad es que nadie entendía mis letras, pero disfrutaban la música. Fue una experiencia muy bella, conmovedora en ese sentido.
El multiintrumentista destaca también de esa experiencia que "era una ciudad grande y de primer mundo, y me llamaba mucho la atención la multiculturalidad, hablar otro idioma y todos esos desafíos eran adrenalínicos y me gustaban".
Del mundo
Matías nació en Santiago, a los 15 años se fue a Viña del Mar y desde entonces ha divido su vida entre esa ciudad y Valparaíso, lugar donde ha hecho gran parte de su carrera musical. "El otro día conversaba con un amigo y me parece que soy una especie de ciudadano del mundo, cuando me preguntan de dónde soy para mí es un gran problema (ríe). Creo que tiene que ver con un asunto de falta de arraigo con los lugares", analiza.
Con alrededor de un año viviendo Cartagena, sostiene que "ahora soy del Litoral Central, me he ido enamorando de este lugar".
Este proceso de encantamiento con esta zona empezó antes gracias a su amistad con músicos locales. "En Valparaíso conocí a Chinoy y Kaskivano. También soy amigo de Víctor Fabio, de Julio Piña, y del Demian Rodríguez, y gracias a todos ellos comencé a conectarme con San Antonio", comenta.
-¿Por cuánto tiempo planeas quedarte en la provincia?
-Es indefinido el tiempo que voy a estar. Encuentro relindo acá y sigo descubriendo las maravillas del litoral.
Influencias
Matías supo que la música era lo suyo a temprana edad. "En mi casa había mucha música dónde tomarme. En los años 90, en Santiago, mi papá tocaba las congas y tenía un tío que tocaba la guitarra. Siento que eso, sumado a la música que escuchaba mi viejo, un personaje al que le encanta la música hasta el día de hoy, influyó en mí".
Otra experiencia que lo marcó fue un concierto en el estadio Santa Laura. "Estaba Illapu, Gondwana y Sol y Lluvia. Todavía lo recuerdo, porque tenía 12 años y fue mi primer concierto, con 30 mil personas. Para mí fue muy grande siendo tan enano", declara.
A los 13 años, recibió de regalo una guitarra eléctrica, donde sacó las primeras canciones de sus bandas favoritas. "Los Prisioneros me marcaron caleta, fui a verlos al Estadio Nacional cuando volvieron, yo estaba esperando ese momento. Yo sacaba temas de ellos, de rock latino, clásico, de folclor".
Ya a los 15 años, Matías comenzó a componer sus primeras canciones y en 2013 estrenó "Abrazar el viento", su primer disco. "El primer concierto influyó en mí para escribir canciones con contenido, como las de mi primer álbum", revela.
-¿Y actualmente cuál es tu estilo musical?
-Una vez escuché a Gepe (músico chileno) decir que no se casaba con ningún estilo y siento que eso me está pasando. Tengo unas canciones con ritmos centroamericanos, así como rumba, y también tengo un rock medio bluseado, por ejemplo.
La música
Hace algunos meses, Matías publicó la canción Big Bang y actualmente se está preparando para sacar su tercer disco, cuyos temas creó en plena pandemia e irá dando a conocer poco a poco a través de sus redes sociales (@matiassaavedramusico).
Mientras tanto, divide sus días en Cartagena entre la producción para artistas emergentes y la composición, una actividad primordial para él. "Escribir canciones es lo que más sé hacer en la vida; escribir canciones y cantar. También estoy sorprendiéndome de lo que puedo aprender en el camino, como la producción. En verdad, estoy abierto a lo que pase".
-¿Cuál ha sido tu experiencia más significativa con la música?
-Descubrir que la música te da la posibilidad de conocer el mundo es lo más hermoso que he descubierto, y conocer cantantes maravillosos. La música lo es todo. Hace algunos años atrás dije soy feliz, encontré la felicidad. El tiempo pasa y sigo pensando lo mismo, solo que hay factores.
El músico recuerda que "hubo un tiempo que escribía poesía en la tarde, luego pintaba y en la noche iba a cantar, lo encontraba súper quijotesco, solo que era real. Estaba viviendo de la música y cantaba mucho y espero que en lo que se viene ahora vuelva a ser así... Ha sido un tiempo de bastante encierro, hasta hace poco que empecé a salir más fluido. Fue un momento donde uno empezó a reflexionar 'qué quieres en la vida y hacia dónde voy'".
-¿Y a qué conclusión llegaste?
-Que hay que hacer lo que uno ama en la vida. Aunque esa frase ya está hecha es real, esta vida es muy corta y hay que ocupar el tiempo con los seres que ama y con lo que te dice el estómago, y de esa manera moverte por la vida.
"El 2016 hice una gira durante seis meses por Toronto y Montreal. Fui con la idea de hacer cosas musicalmente, pero también con las ganas de vivir la experiencia de estar en otro país".
"El otro día conversaba con un amigo y me parece que soy una especie de ciudadano del mundo. Cuando me preguntan de dónde soy para mí es un gran problema",
Matías Saavedra