"El retraso en la entrega del estadio es una falta de respeto para los deportistas"
El abogado dio por descartado jugar este año en el recinto y calificó como un "tema político" los argumentos de la demora.
Antes del inicio del torneo 2021 de la Segunda División, Guillermo Lee Lastra, presidente de San Antonio Unido, planteaba dos sueños para esta temporada: subir a Primera B y lograr el ascenso en el nuevo estadio. Ni lo uno ni lo otro se cumplirá. El equipo está muy lejos del título en el campeonato y la entrega del recinto deportivo sigue entrampada.
Los anhelos del abogado que preside el directorio de la concesionaria Lilas Sadp tendrán que esperar hasta el 2022.
Como toda la comunidad deportiva, Guillermo Lee esperaba que este año el nuevo Olegario Henríquez entrara en funcionamiento, pero las opiniones encontradas del Ministerio de Obras Públicas y la Municipalidad de San Antonio tienen paralizado el fin del proyecto.
Mientras el MOP aseguró en un informe que las obras están terminadas desde abril, el municipio sostiene que existen observaciones que no fueron subsanadas por la constructora Valko, que inició los trabajos en abril de 2018. El plazo inicial de entrega se venció hace dos años. Luego se dieron prórrogas.
Para Guillermo Lee, "el retraso en la entrega de las obras por parte del Ministerio de Obras Públicas, de la empresa constructora y también por parte de la municipalidad es una falta de respeto tremenda para todos aquellos que realizan deporte en la comuna de San Antonio", criticó el abogado.
El timonel de Lilas contó que esta demora trajo consecuencias deportivas, económicas e incluso emocionales para el SAU. "Nos ha afectado muchísimo, porque somos el equipo que menos gente lleva al estadio y no hemos podido ejercer nuestra localía, tenemos entre cuatro y cinco jugadores lesionados por partido, producto de una cancha dura, que no nos acomoda (Quillota) y para jugar cada partido nos tenemos que desplazar unas tres horas, lo mismo para nuestros hinchas. No podemos entrenar donde jugamos, en definitiva no pudimos cumplir nuestras metas deportivas por estas razones", expuso.
Como experto en leyes postuló que "dos años de retraso en cualquier tipo de obra amerita una investigación a fondo de las responsabilidades administrativas y eventualmente jurídicas que hay en este tema".
-¿El retraso se transformó en un tema político más que técnico?
-Sí, creo que es un tema político, entre el ministerio y la municipalidad respecto a las condiciones de entrega. Desconozco si la municipalidad ha avanzado en la conformación de los organismos que administrarán el estadio.
-¿Cuál es la solución?
-Todos tienen que dejar de lado las opiniones políticas, pensar en la comunidad. A San Antonio Unido le quedan cuatro fechas, pero debemos pensar que tenemos niños y jóvenes que en este estadio pueden practicar deportes. El estadio se debe transformar en un lugar de encuentro para la ciudadanía y no en un espacio que nadie quiere asumir por los costos de administración.
-¿El SAU jugará este año en San Antonio?
-Nosotros damos por perdido jugar en San Antonio, pero debemos analizar el tema más allá. Existen equipos de barrio, las asociaciones de fútbol, y gracias a sus clubes, como Estrella de Chile y Huracán, podemos entrenar. No podemos depender de la buena voluntad de ellos. El municipio y el Estado deberían dar la solución con la entrega del estadio que lleva dos años de retraso.
-El SAU lleva 4 campeonatos jugando fuera de San Antonio ¿En qué los afectó como institución?
-Se perdió la identidad entre el club y la ciudad. Lo digo con vergüenza, somos el equipo que menos gente lleva al estadio y que menos espectadores tiene en sus partidos online. Colchagua, que va último, llevó a 100 personas al estadio el lunes, el resto, unas 50, era de San Antonio. Se puede decir que es por la lejanía, pero ellos que están más lejos llevaron más gente que nosotros, viajaron cien y eso que están prácticamente descendidos.
-¿Por qué pasa eso?
-Porque Colchagua día a día entrena en su ciudad (San Fernando) y tiene sus partidos en su estadio. Hemos hecho esfuerzos por acercar el club a la gente, tenemos una revista (el Timón y la Gaviota), se escribe un libro con la historia (a cargo del periodista Luis Marambio), pero como no podemos jugar en nuestra casa no se genera una identidad.
-¿La mala campaña puede influir en el poco público?
-Ni siquiera es por la mala racha, porque al principio estuvimos siete fechas invictos y en los primeros lugares y aún así éramos el equipo que menos entradas vendía. No se produce la identificación local, con un equipo que juega afuera de su ciudad.
-¿Y en lo económico?
-Salgo perdiendo plata por partido. Sería lo más fácil jugar sin público, porque me ahorro la plata de los guardias, la ambulancia, pero quiero dar la oportunidad de que la gente vaya al estadio. Asumimos un costo por partido de 400 ó 500 mil pesos solo por jugar con público. A eso se suman los costos de viajes y los protocolos sanitarios (PCR). La mayoría del público local es de los compromisos publicitarios que tenemos con Pullman Bus, Epsa, Puerto Panul y la cerveza Waypa que nos auspician. Entre ellos reparto 70 entradas.
"Se perdió la identidad entre el club y la ciudad. Lo digo con vergüenza, somos el equipo que menos gente lleva al estadio",
Guillermo Lee