La sanantonina que encontró la felicidad en las manualidades
Hija de padres comerciantes, Isabel Urrejola siempre se ha dedicado a vender diversos productos, pero fue hace 10 años que encontró su verdadera pasión: vender y enseñar a hacer manualidades.
En una época de profundos cambios en su vida, Isabel Urrejola decidió comenzar una aventura solo para ella. Aunque no muy convencida en un principio, motivada por una amiga empezó a aprender a hacer manualidades y, para sorpresa de ella, le encantó.
"Tú empiezas a sentir que puedes hacer algo con tus manos, algo que todo el mundo encuentra lindo y empiezas a sentirte segura. Uno piensa que las manualidades no te dejan nada, que es para otro tipo de personas que no tienen nada que hacer: error, porque uno con esto se siente bien", afirma.
Enseñar
Tras un año aprendiendo este oficio en talleres y seminarios en San Antonio y Santiago, Isabel decidió abrir El Rincón de Isa (calle El Sauce 476, Llolleo), un espacio pensado inicialmente para hacer talleres. Además, allí vende todos los implementos y herramientas, como cajas y bandejas de trupán, para hacer diversos elementos decorativos, pero siempre con el foco puesto en enseñar.
"Cuando la gente viene a comprarme, generalmente les entrego mis conocimientos gratis. Las personas que quieren aprender más vienen a talleres, que duran tres o cuatro horas. Es el único local de la zona de este tipo, viene gente de toda la costa, hasta de Melipilla vienen a comprarme", expresa con orgullo.
Sobre sus talleres, comenta que están dirigidos a todo tipo de público. "Aquí puede venir una abuelita de la edad que sea, como un niño de tres años hacia arriba que quiera aprender. Es para todas las edades".
-En estos 10 años con El Rincón de Isa, ¿cuál es su mayor satisfacción?
-Cuando la gente compra y luego vuelve y me da las gracias, porque ahora venden sus manualidades por Facebook o a las amigas. Es una alegría ver las caras de esas personas cuando te dicen: 'volví porque me fue bien, yo nunca había hecho esto y ahora estoy ganando dinero'; a mí eso me da mucha satisfacción.
Renacimiento
Su local, disponible en Facebook como El Rincón de Isa, nació tras cambios abruptos que afectaron la vida de Isabel Urrejola, quien durante años se dedicó principalmente a la crianza.
"Yo me separé cuando mis hijos estaban casi terminando el colegio. Después se fueron los dos a estudiar a la universidad y ahí quedé con el nido vacío. Me sentía sola, por mucho que yo soy súper sociable y tengo amigas, no es lo mismo. Además, yo era muy aprensiva con mis hijos y cuando te toca que se vayan los dos juntos te viene el bajón, pero lo fui superando con esto (su negocio). Finalmente lo superé y me dio una satisfacción enorme", declara.
-¿Se imaginó alguna vez con su propio local?
-Siempre quise hacer algo. Me gustó ser dueña de casa por estar con mis hijos, pero siempre dije 'cuando mis hijos estén estudiando afuera voy a tener que hacer algo', pero no sabía qué hacer. Esto yo lo empecé por algo personal, no tanto por el dinero, necesitaba como mujer hacer algo que me gustara.
-Me imagino que ha compartido con muchas sanantoninas en una situación similar a la que usted vivió.
-Sí. Muchas mujeres que no son valoradas por sus esposos me han dicho 'mi marido quedó impresionado', porque al principio, cuando las acompañaban a comprar, les decían 'ya vas de nuevo, apúrate' -tú sabes que los maridos siempre andan apurados- y después de ver lo que ellas han hecho ahora las apoyan, les dan plata para seguir comprando y entonces se sienten valoradas, que ellas también pueden hacer algo.
Isabel añade que "es una realidad, a veces las mujeres no sabemos valorarnos, no sé qué pasa. Yo me he dado cuenta que las mujeres dándose su tiempo para hacer lo que les gusta se motivan".
-Con su experiencia, ¿qué consejo les daría a las mujeres?
-Les diría que se tomen su tiempo y hagan lo que a ellas les guste, porque pasa que una siempre está preocupada de mantener feliz al resto de la familia, pero se deja de lado. Una mujer ahora tiene que hacer lo que a ella le haga feliz y la satisfaga.
-¿Qué descubrió de usted misma en su negocio?
-Han llegado señoras de 70 años y más, y me toman la mano y me dicen 'gracias por enseñarme, porque yo he ido otros lugares y no es lo mismo, porque usted tiene paciencia'. He descubierto eso, que tengo paciencia porque me enamoré de esto, esto de verdad me llega al corazón.
Isabel incluso cuenta que "mis hijos me dicen que no trabaje más, pero yo no puedo dejar esto, aunque no venga nadie al local yo me pongo a hacer mis cosas aquí. Ayer vino un señor, al que le pinté una figura tal y como él la quería, y trajo a su mujer para regalársela y ella se emocionó… Hay cosas que satisfacen más que el dinero".
Legado
La sanantonina cuenta que su veta de comerciante proviene de sus padres, Eduardo Urrejola y Rosa Contreras, quienes se vinieron recién casados desde San Carlos (región del Ñuble) en busca de un futuro mejor.
"Mi padre fue el primer emprendedor que conocí en mi vida. Mis papás llegaron jovencitos acá a San Antonio y mi padre incursionó en todo, partió vendiendo leche hasta después ser un buen empresario. Tuvo una verdulería, luego una desarmaduría, él fue el ejemplo que tuve en mi vida, siempre emprendía en algo", manifiesta.
-¿Usted lo ayudaba?
-Cuando estuve más grandecita, junto con mi hermano, lo ayudaba. Después de estudiar le entregábamos un poco de tiempo para ayudarlo, porque mi padre quedó viudo bastante joven, vivíamos solo con él y debíamos apoyarlo. Yo tengo en mi sangre eso de estar innovando, haciendo cosas, aprendiendo.
Isabel revela que tenía 12 años cuando su madre falleció y que no tiene clara la causa de su muerte. "Cuando eres pequeña te cuentan distintas historias, nunca supe de qué, pero falleció a los 32 años. Fue una mujer súper luchadora, muy conocida acá, ella tenía una verdulería en Aromos, cuando en ese tiempo estaba el Liceo Nacional al frente, imagínate los años. Todo el mundo la conocía por lo trabajadora que era.
-¿La veta del trabajo viene de ahí entonces?
-Sí, de los dos. La gente que conocía a mi mamá me dice 'usted es igual a la Rosita, su mamá era tan trabajadora'. Me dicen tantas cosas lindas que uno se emociona. Mis padres trabajaban tanto que nosotros con mi hermano estábamos internados, porque no nos podían cuidar, por lo que no tuvimos muchas vivencias con ella, y cuando la gente me cuenta esas cosas me emociona, te conmueve escuchar que tus padres dejaron una huella, un ejemplo de trabajo.
Hasta la actualidad, el recuerdo de sus padres se le presenta a Isabel en distintos rincones de su natal San Antonio. "Cuando la gente de la edad de mis papás o un poco más joven me ve en la calle me dicen 'Chavelita', como me decían mis papás, y así sé que los conocieron a ellos. Tengo muchas experiencias lindas que he recogido en mi ciudad que quiero tanto".
"Uno piensa que las manualidades no te dejan nada, que es para otro tipo de personas que no tienen nada que hacer: error, porque uno con esto se siente bien",
Isabel Urrejola
"Yo me separé cuando mis hijos estaban casi terminando el colegio. Después se fueron los dos a estudiar a la universidad y ahí quedé con el nido vacío. Me sentía sola",
Isabel Urrejola
"Es una realidad, a veces las mujeres no sabemos valorarnos, no sé qué pasa. Yo me he dado cuenta que las mujeres dándose su tiempo para hacer lo que les gusta, se motivan",
Isabel Urrejola