Pareja conquista el paladar de los quisqueños con sus preparaciones
BROO Café nació en plena pandemia, cuando Eduardo Berríos y Dakota Meza decidieron reinventarse tras tener que cerrar la tienda de ropa que abrieron en el 2016.
Para muchos, la pandemia ha significado reinventarse y comenzar prácticamente de cero. Para la pareja conformada por Eduardo Nicolás Berríos y Dakota Meza Tudela, la situación no fue muy distinta.
En el 2016 abrieron su negocio de ropa "BROO Tienda", la que tuvo muy buena acogida, especialmente entre los jóvenes quisqueños, y en donde, además se impulsaron diversas actividades y fiestas culturales que le daban acogida a artistas locales y de todo el país.
"Partimos vendiendo ropa en una feria que se ponía en la plaza Yungay. Me acuerdo que ni siquiera teníamos toldo, así que lo compartíamos con un amigo. Empezamos a vender mucho y eso generó críticas por lo que decidimos salirnos del grupo y hacer las cosas por la nuestra", contó Eduardo.
Mientras buscaban un lugar dónde seguir adelante con la tienda, apareció la oportunidad de arrendar una casa en calle Libertad, en pleno centro de El Quisco. "Mi hermano Matías, es audiovisual (de profesión) y justo nos salió una pega. Con la plata que juntamos en ese trabajo arrendamos la casa y así comenzamos".
Agrega que "después empezamos con el proceso de decorarla y arreglarla. Ahí nos mantuvimos unos tres años con la tienda. Ese fue un periodo muy bueno porque pudimos hacer varias cosas además de vender nuestras poleras, gorros o chaquetas. También se hicieron tallarinatas y sushi".
Mientras mantenían el local, también organizaron algunas fiestas, las que llevaban a cabo en Algarrobo, y que fueron todo un éxito.
"En una oportunidad, trajimos a Stailok y a Céstar, que son cantantes de rap potentes. Hicimos el lanzamiento de uno de sus temas en una casa en Algarrobo. Después llegó la pandemia y no pudimos seguir, pero la verdad es que fue una muy buena experiencia. Todo eso lo hicimos con mi hermano ya que él siempre le ha gustado lo audiovisual y organizar eventos", recordó Eduardo.
Producto de la pandemia, el dueño del inmueble que arrendaban les pidió la casa y como la tienda ya no estaba rindiendo frutos, lo mejor fue bajar las cortinas.
Luego de cerrar BROO Tienda, la pareja debió reaccionar rápidamente, por lo que comenzaron a vender mascarillas.
"De alguna manera teníamos que generar algún recurso y así que estuvimos como tres meses con el tema de las mascarillas", contó Dakota.
Eduardo agregó que "cuando no había mucha pega, empecé a pintar cuadros, chaquetas, gorros. Buscamos por varias partes hasta que tomamos el café sin tener ningún conocimiento".
Reinventarse
En esa búsqueda, surgió la posibilidad de hacerse cargo de un café, y sin pensarlo mucho, aceptaron la propuesta.
"Mi mamá es la dueña de este local y me contó que habían dejado el café que ella arrendaba. Me preguntó si quería tomarlo. Altiro dijimos que sí porque había que hacerlo. Yo trabajé varios años en un local de comida rápida, además estudié cocina y eso también me sirvió harto para empezar con el negocio", explicó Eduardo.
"BROO Café" comenzó con cuatro socios, pero en la actualidad, Eduardo y Dakota están encargados de darle vida a este local ubicado en calle Ignacio Carrera Pinto 044, local 1, que, a pesar del poco tiempo, ha conquistado el paladar de los quisqueños, destacando entre su carta, las preparaciones saladas como sándwich de carne mechada y completos.
"Este fue un desafío bien grande porque no teníamos idea de cómo administrar un café, además que igual era harta pega para los dos, que no sabíamos cómo se hacía. Cuando estábamos los cuatro, cada uno tenía su trabajo designado, por lo que se hacía más fácil. Al principio no estaba segura de aceptar el café, pero al final lo hicimos nomás", detalló Dakota.
Con el pasar de los meses, la pareja fue aprendiendo todo el tejemaneje de su negocio además de ir ganando nueva clientela.
"Nunca había trabajado con proveedores, tampoco sabía nada del contador o del pago de cuentas. Yo soy prevencionista de riesgo, entonces no sabía de qué se trataba administrar un negocio ni de todo lo que eso significaba. Cocinar sí sabía porque en mi enseñanza media estudié cocina, y en mi casa también lo hacía, pero el "Nico", (como también conocen a Eduardo), siempre ha cocinado", argumentó la joven.
"Mis dos abuelas fueron maestras de cocina así que sé de cocina", añadió Eduardo.
La pareja confesó que, a pesar de que el inicio no fue nada alentador, de a poco se fueron dando a conocer y ganando el paladar de los quisqueños.
"Ahora podemos decir que tenemos nuestra clientela. Al principio vendíamos dos completos. Después fueron cinco. Más adelante fueron 20 italianos, 20 marraquetas, además del café y de los pasteles que vendemos, porque a pesar de que nuestro fuerte es lo salado, tenemos productos para todos los gustos", dijo Eduardo.
Cariño
Para ambos locatarios, la buena acogida que ha tenido su café se debe a la calidad de sus productos y al cariño que le ponen a cada una de las preparaciones que salen de su cocina.
"Nos es por ser bacán ni soberbio, pero nuestros completos, por ejemplo, son muy buenos. Nosotros nos preocupamos de que nuestros productos sean ricos. Que el pan esté calentito y que todo sea de buena calidad", recalcó Eduardo.
"Los completos del Chamelo (local quisqueño) son lo mejor….pero después vienen los del Nico", añadió, entre risas, Dakota.
Ambos se han preocupado de cada detalle. De la decoración de su local, de elegir buenos productos para así seguir conquistando el paladar de los quisqueños y de todos quienes se acerquen hasta su negocio.
"Cuando llegamos el café estaba un poco apagado, las plantas estaban secas así que quisimos darle un toque más alegre, más bonito y atractivo a la vista de nuestros clientes", aseguró Eduardo.
La pareja espera seguir adelante con este emprendimiento que hasta ahora los tiene muy contentos porque el trabajo que han realizado durante este tiempo, ya ha comenzado a dar sus frutos.
"Partimos vendiendo ropa en una feria que se ponía en la plaza Yungay",
Eduardo "Nico" Berríos.
"Este fue un desafío bien grande porque no teníamos idea de cómo administrar un café, además que igual era harta pega para los dos",
Dakota Meza,, del Broo Café de El Quisco.