Llolleína cuenta cuál fue la clave para el éxito de su negocio de tortas
Viviana Ureta comenzó vendiendo pan amasado porque estaba viviendo una situación económica crítica. Sin imaginarlo se atrevió y comenzó hacer tortas en un horno de leña que se han convertido en grito y plata.
Viviana Ureta Olivares (50 años) es la persona detrás de Vivi Jamalu Creaciones, un emprendimiento dedicado a la elaboración de tortas, coctelería y repostería, que tiene su centro de operaciones en su propia casa de la población La Viuda 3 en Llolleo.
Este negocio nació hace una década cuando su exesposo quedó sin trabajo. En ese momento, la Vivi, como le dice su familia, se puso a vender pan amasado. "Teníamos una necesidad económica extrema, porque no teníamos nada", recuerda Viviana sobre aquellos complejos instantes de su vida.
Ella cuenta que "yo hacía el pan en mi casa en un horno de leña que tenía en el patio. Era bien sacrificado porque íbamos al cerro a buscar leña, o cuando la gente ampliaba su casa y había construcciones íbamos a buscar la madera para que hacer el pan nos saliera más económico".
De a poco sus vecinos y conocidos se fueron pasando el dato y Viviana se hizo conocida por su buena mano para el pan. Cuando aumentaron un poco sus ventas decidió vender, los días domingo, empanadas pequeñas de pino y queso. Fueron un rotundo éxito.
"En ese tiempo cuando ganaba 25.000 pesos para mí era harta plata porque estábamos económicamente súper mal y así fui creciendo de a poco", explica la emprendedora llolleína.
Rumbo a lo dulce
Luego de un tiempo dedicándose a la venta de pan y empanadas, Viviana recibió un consejo que le cambiaría la vida para siempre. "Mi cuñada me dijo que hiciera tortas porque me quedaban ricas y siempre las hacía para celebraciones familiares", rememora.
-¿Le costó tomar la decisión y atreverse?
-La verdad es que sí. A mí me daba temor porque no sabía si a la gente le iba a gustar mis tortas. Recuerdo perfectamente que la primera torta la vendí en $.4.500 (risas). ¡No saqué ni los gastos! Estaba feliz de venderla nomás.
Así comenzó su camino en la repostería. Usaba el mismo horno a leña para hacer los biscochos porque no tenía uno especial y tampoco el dinero para comprar uno.
Al poco andar tuvo la oportunidad de participar en un programa del Fosis, juntó dinero y pudo adquirir las primeras máquinas para su negocio. A juicio de Viviana, la constancia es el secreto de todas las cosas y del éxito que vino después con su dulce emprendimiento.
-¿Cómo fueron esos primeros años en el negocio?
-De harto sacrificio. Yo me amanecía, no dormía para poder sacar todo adelante y ver a mis hijos. Los primeros años fueron duros y todo lo que he logrado es gracias a mi trabajo.
De a poco empezó a publicar sus tortas en Facebook (Vivi Jamalu Creaciones) y se fue haciendo de una clientela que fue creciendo a medida que pasaban los meses.
Por sus hijos
Vivi Jamalu Creaciones es el nombre de su negocio. ¿Por qué Jamalu? Lo bautizó así en honor a sus tres hijos: Javiera (25 años), Macarena (17) y Lucas (11).
Sus dos hijas la ayudan y son parte importante del negocio. Javiera se recibió hace poco de contador auditor. Viviana señala con profundo orgullo que "gracias a esto le hemos podido dar educación".
-¿Alguna vez hizo un curso de repostería?
-Yo aprendí sola. Nunca he hecho un curso de repostería presencial, solamente por internet. Pero siempre me ha gustado cocinar. Yo aprendí que de los momentos más críticos nacen las mejores ideas. Nunca imaginé que era buena para la repostería.
Actualmente, trabaja de miércoles a domingo. Tiene gran variedad de productos, como pompadour, torta amor, tradicionales, torta de novio, pasteles, pie de limón, brownie, entre muchos otros.
El tiempo promedio de elaboración en una torta tradicional sin decoración es entre dos y tres horas, y sus productos estrella son la torta amor y el mix cuatro estaciones, que trae pie de limón, brownie, cheescake de frambuesa y kuchen de nuez.
-¿Cuál es su torta favorita?
-La torta que creé yo hace años atrás. Cuando preparaba tortas me quedaba merengue, hojarasca y otros ingredientes. Entonces empezaba a hacer tortas pequeñas para mi casa de lo que nos quedaba nomás. Y un día hice de hojarasca con merengue y le puse crema, frambuesa y manjar y quedó espectacular la torta, súper rica. Después de eso decidimos venderla a los clientes.
Viviana está muy contenta porque hace pocos días pudo comprar una vitrina pastelera que le permite tener un stock de productos disponibles y no solo trabajar por encargo. "Es un sueño más que hemos podido cumplir", asegura.
-¿Qué significa para usted su trabajo y su negocio?
-Este trabajo para mí es una bendición grande porque yo y mis hijos vivimos de esto. Hemos podido arreglar nuestra casa, hemos crecido a través del trabajo que yo tengo y le he dado educación a ellos.
-¿Quién ha sido fundamental en estos 10 años de trabajo?
-Por supuesto que mis clientes. Yo primero le doy gracias a Dios y luego a mis clientes que son fieles. Les quiero agradecer porque yo partí trabajando en mi casa, en mi población. La gente me ayudó a salir adelante porque me compraba el pan, las empanaditas cuando a uno no la conocía nadie. Ellos confiaban en lo que nosotros vendíamos y ahora lo siguen haciendo. Soy una agradecida.
"En ese tiempo cuando ganaba 25.000 pesos para mí era harta plata porque estábamos económicamente súper mal y así fui creciendo de a poco",
Viviana Ureta
"Yo aprendí que de los momentos más críticos nacen las mejores ideas. Nunca imaginé que era buena para la repostería",
Viviana Ureta