Familias intentan formar una toma con la esperanza de tener una casa propia
Según el listado que ellos mismos manejan, ya hay cien inscritos para repartirse sitios en el espacio que existe a continuación del estadio de Balmaceda, en el cerro Bellavista.
Los brillantes ojos celestes de la pequeña Vaytiare miran con curiosidad a las personas que arremeten con argumentos para justificar la toma de los terrenos al poniente del Camino Viejo a Santiago, a continuación de la cancha del club Balmaceda, frente al estadio de Estrella de Chile, en el cerro Bellavista.
En este lugar se han reunido desde el fin de semana anterior personas que tienen en común la búsqueda de una oportunidad para tener una casa propia. Varios son santiaguinos llegados hace poco a la zona, también hay familias de Cartagena y otros tantos vienen de otras tomas alentados por la posibilidad de conseguir un terreno, por ejemplo, para los hijos.
Ximena Ulloa lidera el grupo y hace las veces de vocera. Ella cuenta que decidió "hacer esta toma porque en el sitio que tengo en mi casa de la toma del Camino Viejo tengo cuatro familias viviendo y vemos que no tienen ninguna posibilidad de postular a un subsidio; así que nos vinimos a este terreno para formar un comité y que el Serviu (Servicio de Vivienda y Urbanismo) nos tome en cuenta para urbanizar y comprar los terrenos como se ha hecho en otras partes".
La dirigenta de nuevo campamento "La Unión hace la Fuerza" dice de manera transparente que "no necesito otro terreno, no estoy buscando eso, porque donde estamos en Camino Viejo nos hemos ido consolidando bien y ya llevamos dos años y medio en nuestra población, pero hay todavía mucha gente que necesita un lugar donde vivir y no califica para ningún beneficio. Aquí en este grupo no hay personas que hayan tenido subsidios o que vendieron sus casas. Aquí hay gente que no tiene otra manera de tener una casa propia".
Intentos fallidos
El campamento de 10 carpas que se instaló hacia el sur de la toma que se ubica donde estaba la antigua Villa Génesis, frente a la población Copihues Blancos, no la ha tenido fácil porque el viernes de la semana pasada, por la noche, intentaron sin éxito tomarse un predio al otro lado de la quebrada, cerca de Aguas Saladas y Los Llanos de Bellavista, pero esa toma no resultó.
Al día siguiente intentaron con otro terreno, a un costado del anterior y también fueron desalojados, hasta que a principios de esta semana llegaron al sitio que ahora ocupan sin que la toma se haya concretado todavía.
La sanantonina María José Ruz también pertenece al grupo. Relató contó que "llevamos ya dos semanas tratando de tomarnos un sitio, porque donde nos queríamos instalar se va a construir un proyecto habitacional del Serviu y tuvimos que salir. Después intentamos con otro y también nos corrieron, hasta que llegamos a este que está sin proyectos. Tenemos 101 personas anotadas para este terreno y por lo que vimos hay espacio solamente para 80 familias, así que algunos van a tener que quedar en lista de espera".
"Somos familias que estamos luchando por una vivienda, por una solución habitacional. Personalmente llevo años tratando de postular, soy una mamá soltera con cuatro hijas. No me ha salido el subsidio y esa es la realidad de las personas que estamos en esta toma. Aquí hay hasta gente en situación de calle que se allegó a nosotros porque nadie le ha tendido una mano", añadió María José Ruz.
Con olla común
Joardanett Gutiérrez llegó desde Santiago hace un mes, tiene en sus brazos una guagüita de apenas cuatro meses con la que duerme en una carpa porque en otra de las carpas está su madre. Son una familia entera que busca en San Antonio la oportunidad de una vivienda, de un terreno para construir.
"Estamos en carpa con la idea de tomarnos un terreno porque no tenemos otra oportunidad. Entre todos traemos agua en bidones, se hizo un baño de pozo y tenemos una olla común con los que estamos alojando aquí y los que vienen en el día a colaborar", cuenta Joardanett.
Desde Cartagena Damarys Santibáñez, de 32 años, madre de dos hijas, de dos y 10 años, afirmó que "estábamos arrendando una casa, pero mi marido quedó sin trabajo, se nos acabó el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) y nos quedamos en la calle, así que no nos quedó más alternativa que venirnos a esta toma buscando un lugar donde poder vivir. He tratado de postular muchas veces durante ocho años y nunca salí aprobada, así que ahora la situación nos empujó a esto. No tenemos otra alternativa".
Esa es la abrumadora realidad de muchos. Madres solteras, personas que viven allegadas, familias enteras que en una toma ven la única oportunidad de acceder a una vivienda. Hay también de los que buscan aprovecharse pero eso de ninguna manera soslaya la necesidad real de niños y niñas, como Vaytiare, que con una mitad de pan en la mano sostiene un cartel sobre un terreno baldío que quizás podría tener un espacio para el patio que no tiene y que a su corta edad le ha sido tan esquivo.
"Aquí en este grupo no hay personas que hayan tenido subsidios o que vendieron sus casas. Aquí hay gente que no tiene otra manera de tener una casa propia",
Ximena Ulloa