N.E.
Cuando empieza un nuevo año es común ponerse metas como comer mejor, dejar un vicio o hacer ejercicio, con el fin de cumplirlas y mantenerlas. No obstante, siendo ya febrero muchos deben haber desistido de estos planes que tan bien sonaban.
Según científicos del comportamiento, esto evidencia la existencia de un conflicto entre dos "yoes": un "planificador" (a cargo del autocontrol) y un "hacedor" (el que responde a las tentaciones del momento).
Y ahora, investigadores de las universidades de East Anglia, Warwick, Cardiff y Lancaster en el Reino Unido y Passau (Alemania) indagaron hasta qué punto las personas se identifican con sus planificadores y sus hacedores. Así, los estudiosos descubrieron que, si bien los participantes diferían en la importancia relativa que otorgaban a la espontaneidad y el autocontrol, en general, las actitudes a favor de la espontaneidad eran casi tan comunes como las actitudes a favor del autocontrol.
El sondeo, que se centró en la aplicación de una encuesta a 240 personas, reveló la gente no tiene más deseos de autocontrol que de hacer caso a su "hacedor", sino que para ellos ambos "yoes" son dignos de escuchar casi por igual.
¿el verdadero "yo"?
Las políticas públicas diseñadas para "empujar" a las personas hacia estilos de vida saludables a menudo se justifican sobre la base de que las personas piensan en sus "planificadores" como su verdadero ser y desconocen las acciones de sus "hacedores".
Sin embargo, el estudio recién publicado en la revista Behavioral Public Policy argumenta que esta justificación pasa por alto la posibilidad de que las personas valoren tanto la espontaneidad como el autocontrol, y aprueben sus actitudes flexibles hacia las resoluciones.
Robert Sugden, profesor de Economía en East Anglia, dijo: "Nuestro mensaje clave no se trata de si los empujones hacia estilos de vida saludables son buenos para la salud o la felicidad de las personas. Se trata de si tales empujones pueden justificarse sobre la base de que ayudan a individuos a superar lo que ellos mismos reconocen como problemas de autocontrol".
"Si esa idea se va a usar como principio para la política pública, debemos estar seguros de que las personas quieren recibir ayuda de esta forma. Nuestros hallazgos sugieren que las personas a menudo no quieren esto", agregó.