El incendio que cambió la historia del mundo
En su novela "Los demonios del Reich" (Alfaguara), el escritor italiano Fabiano Massimi construye un policial en el contexto del Incendio del Reichstag. "Todo cambió esa noche, para peor", asegura.
Por Andrés Nazarala R.
Las obras del italiano Fabiano Massimi (1977) combinan investigación histórica, imaginación y conexión con los tiempos que corren. Tras su exitosa obra "El ángel de Múnich", centrada en el supuesto suicidio de la sobrina de Hitler, el escritor regresa ahora con "Los demonios del Reich" (Alfaguara), novela que indaga el Incendio del Reichstag ocurrido en 1933, hecho fundamental para la consolidación del nazismo. El agente Sauer -quien apareció en el libro anterior- debe buscar esta vez a su novia en un Berlín amenazante, entre clubes nocturnos y refugios de clandestinidad.
"Estaba buscando un gran escenario alemán a principios de los años 30, para darle a Sauer una segunda aventura interesante", cuenta el autor desde Italia. "Como él y su amada Rosa eran tan diferentes en edad y puntos de vista, asumí que su historia de amor encontraría un obstáculo en la necesidad de ella de regresar a Alemania y luchar cara a cara con Hitler. Fue entonces cuando la imaginé corriendo por un callejón oscuro y sucio en el centro de Berlín, perseguida por enemigos sedientos de sangre. Contar esta historia me pareció una muy buena manera de traer de vuelta a mis personajes en lo que se ha definido como el momento crucial de la historia del siglo XX: el 9 de noviembre del 1900. Todo cambió la noche del incendio, para peor".
-¿Cree que si no se hubiese incendiado el Reichstag la historia del siglo XX habría sido distinta?
-Hasta el día de hoy, los historiadores no han decidido si Hitler lo sabía o no de antemano, pero está claro que el ascenso del Partido Nazi habría terminado el 5 de marzo de 1933 si el Reichstag no se hubiera reducido a cenizas la semana anterior. El mismo Goebbels (ministro de Hitler) escribió en sus diarios que, desafortunadamente, su ascenso político había tocado su clímax en 1932. Y ahora, era cuestión de días antes de que otros partidos los barrieran. Luego ardió el Reichstag. Hitler pidió plenos poderes esa misma noche y el anciano presidente von Hindenburg lo ayudó. Una vez que Hitler estuvo en el poder, inmediatamente se dispuso a destruir al Partido Comunista, reducir el peso de los socialistas y poner una SS en todos los lugares de votación del país. De esta manera, las elecciones del 5 de marzo fueron ganadas por los nazis y en seis meses no se permitió ningún otro partido. El Reichstag ardió en una noche, pero el mundo necesitaría 12 años y 60 millones de víctimas para extinguir el fuego nazi. Ningún otro momento del siglo XX ha sido más crucial y trágico que el de aquella noche en Berlín.
-¿Cómo encuentra el balance entre investigación e imaginación?
-El equilibrio me resultó natural, debido al proceso de trabajo detrás de la novela. En primer lugar, investigué el evento principal y su contexto histórico lo más profundamente que pude. El segundo paso fue leer tanto ensayos como novelas. También fue muy importante recopilar fotografías, videos y música de Weimar para crear la atmósfera adecuada. Tercer paso: visitar los lugares donde se desarrolla mi historia, en este caso, Berlín. Se puede encontrar mucho en el lugar, incluso si una ciudad ha sido ampliamente destruida y reconstruida. Luego comencé a escribir, con una idea clara de los principales puntos de inflexión, giros y secciones de la novela. Una vez que pones las cosas en movimiento, la historia sigue por sí sola, de una manera orgánica que, en última instancia, le da a la novela una sensación de equilibrio.
El ayer es hoy
-¿De qué manera escribir este libro te ayudó a entender el mundo en que vivimos?
-Mientras investigaba, se me ocurrió muchas veces lo similares que son nuestro presente y el pasado lejano de Weimar. La gente sufría las mismas dificultades económicas y sociales que sufrimos nosotros, los políticos decían lo mismo y actuaban de la misma manera que nuestros políticos, una pandemia acababa de arrasar el mundo, los extremismos crecían en todos los países, la pobreza llevaba a culpar a "los demás". El historiador Eric Hobsbawm solía decir que el siglo XX fue un "siglo corto", pero supongo que después de todo estaba equivocado: ha sido muy largo. Realmente nunca ha terminado. Hoy nos enfrentamos a los mismos desafíos y riesgos de hace noventa años, así que estemos atentos.
-¿Puede el pasado ayudarnos a entender este presente en crisis?
-Creo que J.F. Kennedy dijo una vez que "crisis", en chino, es un ideograma doble: por un lado significa "peligro"; por el otro, "oportunidad". Las crisis son una norma y si algo hemos aprendido del pasado es que nunca se pueden prever y mucho menos prevenir. Nuestra distopía actual sería vista como una utopía brillante por nuestros antepasados: miles de millones de humanos vivos, tecnología increíble, medios instantáneos, acceso ilimitado al conocimiento para tantas personas en todo el mundo. Tenemos el poder y el ingenio para enfrentar cualquier desafío imaginable, las vacunas contra el covid son un claro ejemplo de esto y cada vez veo más la voluntad de usar ese poder e ingenio para buenos fines. El pasado no puede decirnos qué hacer y cómo hacerlo, pero estudiándolo podemos ver cómo, incluso en los momentos más difíciles, mujeres y hombres de espíritu tomaron las decisiones correctas, resistieron y lucharon y trabajaron duro y cada vez más para construir un futuro mejor. Ese futuro es nuestro presente. Ahora nos toca trabajar en el presente de nuestros hijos.
"Fabiano Massimi. Editorial Alfaguara 480 páginas