Preocupación por violencia entre escolares: profesionales llaman a frenar la ira
Todavía no se cumple un mes desde el inicio de las clases presenciales tras la suspensión de dos años por la pandemia y ya se han registrado numerosas agresiones en escuelas de la zona.
Una pareja de colegialas fuera de control, agarradas del pelo, se reparten con vehemencia golpes en el rostro ante los gritos e insultos de otros escolares. La escena se ha repetido en las escuelas de la zona con preocupante frecuencia y tanto profesores, como directores, junto a profesionales de la salud mental, levantan voces de alerta por los ataques de ira y la violencia como una de las consecuencias que está dejando la pandemia en las relaciones interpersonales de los estudiantes.
Lo que pasa es que si un niño de 11 a 12 años dejó de asistir a clases cuando estaba en sexto básico, este 2022 llegó a primero medio con 14 o 15 años y todos los cambios físicos, hormonales y sicológicos de la pubertad. Lo mismo pasa para un estudiante de octavo básico que se incorporó este año a tercero medio con 16 o 17 años, habiéndose saltado todo un proceso de socialización que es clave para el desarrollo humano.
Contención emocional
Silvia Cantillana es profesora de educación general básica. Sobre los hechos de violencia que surgieron con las clases presenciales, comentó que "lo que logramos ver en los jóvenes, los niños y las familias es la poca contención emocional que pueden tener y cómo canalizan sus emociones, porque no saben lo que sienten, cómo expresar sus miedos, sus rabias y se sienten solos porque la familia perdió protagonismo en el proceso de formación".
"Hoy día las familias también están descontroladas porque no saben cómo manejar a estos jóvenes que se incorporan a un sistema donde no saben cómo reaccionar y hay llantos constantemente. Los niños, niñas y jóvenes no saben lo que les está pasando porque hay muy poco manejo de las emociones en los adultos y ahí tenemos como consecuencia lo que está pasando con los niños", analizó.
Agregó que los educadores tienen "una gran disyuntiva donde tenemos que propender a la socialización para que los niños puedan estar juntos, compartir sus experiencias, pero hay un protocolo que nos habla de distanciamiento y ese distanciamiento social se ha entendido como aislamiento físico. Esa burbuja generó que cada niño dejara de compartir sus experiencias y expresar sus emociones".
Según Silvia Cantillana, en las condiciones actuales "el plan tiene que ser básicamente que los niños aprendan a conocer sus emociones y expresar lo que sienten. Los profesores tenemos una tremenda tarea, que más allá de poder cumplir los objetivos académicos, tenemos que conseguir que nuestros estudiantes puedan comprender sus emociones y entender lo que le está pasando. Las familias no solamente tienen que acompañarnos en el proceso de aprendizaje de los niños, sino que también en su desarrollo emocional".
Salud Mental
La sicóloga Alondra Lagos Marchant, encargada comunal de salud mental del Departamento de Salud Municipal de San Antonio, explicó que "es súper importante entender que el ser humano funciona bajo tres grandes leyes, porque nosotros no solamente pensamos y actuamos, sino que también sentimos. Entonces es importante observar las conductas y también las emociones que cada uno presenta. En este caso, en los niños y jóvenes, es importante visualizar si hay sentimientos que se generan y se experimentan de manera más incómoda, como la irritabilidad, la pena, la tristeza, el aislamiento o cuando hay sentimientos o pensamientos que interfieren en la vida cotidiana, cuando hay dificultades para poder realizar las tareas normales del diario vivir, cuando hay cambios en la alimentación o en el sueño, cambios drásticos en los estado de humor, cuando se generan miedos internos o intensos".
Según la sicóloga Alondra Lagos, "como sociedad tenemos normalizado decir que alguien "está mañoso", que "es enojón" y "se le va a pasar", cuando de esa manera invisibilizamos los estados emocionales y los cambios a nivel conductual que pueda estar presentando una personas, sobre todo en el caso de los niños y los adolescentes, donde no logramos generar espacios que propicien la expresión emocional".
¿Qué se hace?
La profesora y directora Gabriela Jeria fundamentó que actualmente "los chicos no están midiendo las consecuencias de sus actos y no creo que eso sea una cuestión de maldad, sino que simplemente falta que volvamos a trabajar con ellos la convivencia, el respeto por los pares, las normas y las reglas de convivencia que uno tiene que aprender y que son necesarias para vivir en sociedad. Son varios aprendizajes que solos en el colegio no podemos entregar por eso necesitamos el apoyo fuerte de las familias. Hay que enseñar a nuestros niños que a través de la agresividad, de los golpes no se resuelve nada y que hay que buscar el diálogo".
"Las familias también están descontroladas porque no saben cómo manejar a estos jóvenes que se incorporan a un sistema donde no saben cómo reaccionar",
Silvia Cantillana,, profesora
"Es súper importante entender que el ser humano funciona bajo tres grandes leyes, porque nosotros no solamente pensamos y actuamos, sino que también sentimos",
Alondra Lagos,, sicóloga