La joven veterinaria que lucha por la tenencia responsable de animales
Catalina Zegers luchó para lograr su sueño de convertirse en profesional. Peleó contra sus miedos y salió victoriosa. A sus 26 años privilegia la calidad de vida y tener tiempo para ella. Es por eso que mezcla sus horas de clínica con domicilios veterinarios en donde se enfoca en la medicina preventiva y en concientizar sobre el cuidado de las mascotas.
Catalina Ignacia Zegers Caballero nació en San Felipe. Desde pequeña soñaba con ser veterinaria debido al amor que sentía hacia los animales y hace tres años lo cumplió.
"Mi mamá me tuvo muy joven y tenía que viajar de San Felipe a Viña del Mar para estudiar. Por lo que en mis primeros años de vida mis abuelos aportaron mucho a mi crianza, por eso estoy muy agradecida de ellos", cuenta Catalina.
Cuando cumplió ocho años llegó a San Antonio junto a su familia: su padre, su madre y sus dos hermanas menores (14 y 18 años). Cursó hasta tercero medio en el puerto y luego se fue de intercambio a Estados Unidos por un año.
-¿Cómo fue esa experiencia?
-Fue una hermosa experiencia. Empecé a ver la vida con otros ojos después de conocer distintas perspectivas en culturas diferentes.
- Cuando volviste de intercambio te tocaba entrar a la universidad. ¿Por qué elegiste veterinaria?
-Desde que era muy pequeña siempre quise estudiar medicina veterinaria, era un sueño, crecí rodeada de animales ya que a mi familia también le gustan mucho. Siempre he sentido algo especial por los animales, conectamos mucho y empatizo con ellos. Pero no todo era bonito, cuando más chica sufría viendo animales abandonados o heridos; aún me afecta aunque menos; y frecuentemente les compraba comida o si me autorizaban mis padres era hogar temporal. Ayudaba como podía, pero terminaba llorando de impotencia al verlos así y no poder hacer nada más por ellos. En esos momentos me daba cuenta de que necesitaba urgentemente aprender para poder sanarlos.
-¿Siempre estuviste convencida de estudiar veterinaria?
- En el colegio mi fuerte era el área humanista. Era buena en filosofía, historia, lenguaje, nada que ver con medicina. Esto en algún momento me hizo dudar de si era la carrera que debía estudiar o no. Mis cercanos querían que yo estudiara derecho, otra opción también era sicología, pero realmente en el fondo de mi corazón yo quería ser veterinaria pero pensaba que me iba a ir mal. Al final, decidí intentarlo y dar lo mejor de mí sin importar el resultado.
-¿Y cómo fue la experiencia?
-Si bien no fue fácil porque es una carrera exigente, puedo decir con orgullo que me fue súper bien en la universidad. No reprobé ningún ramo en toda mi carrera y me pude desenvolver y desarrollar bien como profesional. En esos años me di cuenta que realmente importa estudiar lo que uno ama, porque esa pasión es el motor para pasar noches en vela por pasar un ramo.
-¿Cómo fue vivir en Santiago?
-Viviendo en Santiago aprendí a valorar la costa, me di cuenta que la gente es mucho más cálida acá, el ritmo de vida es más tranquilo y el ambiente es más agradable, por lo que decidí volver a probar suerte acá, me fue bien y me quedé.
A domicilio
Catalina estuvo trabajando exclusivamente en clínicas veterinarias durante un tiempo pero era muy exigente y agotador la dinámica. Explica que: "Eran muchas horas semanales en situaciones estresantes y colapsé. Ahí empecé a buscar otras alternativas laborales que se adaptaran al estilo de vida que necesitaba y ahí comencé a bajar las horas de clínica y complementar con los domicilios. Me ha servido para manejar mis tiempos y me permite tener una mejor calidad de vida".
-¿Cuáles son los beneficios de la atención a domicilio?
-Me gustaría partir recalcando que los domicilios no son un reemplazo a la clínica, son un complemento. Respecto a los beneficios de la atención a domicilio podemos destacar la comodidad para los dueños, no hay que hacer fila ni estar horas esperando por atención médica. Para los pacientes es menos estresante ya que están en su zona de confort, esto ayuda mucho sobre todo en gatos a quienes hay que evitar someter a situaciones estresantes porque perjudica su salud. Por otra parte, se previene el contagio de enfermedades virales ya que es complicado llevar a un cachorro sin vacunas a la clínica donde hay muchos perritos enfermos.
Por estos días vive felizmente sola junto a su perro y sus dos gatos y mezcla la clínica con los domicilios. Los sábado estudia un diplomado en imagenología de animales menores.
"Joaquín" es su gato peludo de cinco años de edad. "Lo rescaté de una semana de vida. Tenía que alimentarlo con mamadera cada tres horas, día y noche. Además estaba enfermo, fue muy difícil sacarlo adelante, se suponía que lo iba a dar en adopción pero tenemos un vínculo muy especial que nunca me había pasado, así que se quedó conmigo y somos inseparables.".
En tanto "Tangie" es su gato más joven, de 10 meses. "Lo llevó una niña a la clínica en la que trabajaba, tenía una o dos semanas, estaba desnutrido, con un cuadro respiratorio y tiña; que me la pegó (risas). También lo crié alimentándolo con mamadera", dice.
También está Rocky, un perro mestizo de pitbull que adoptó ya adulto. Catalina explica orgullosa que "llegó a la cuadra donde yo vivía todo herido, estuve curándolo y alimentándolo por dos semanas. Estaba sanando y después apareció todo herido nuevamente, ahí decidí llevármelo. Se notaba que él había tenido una vida difícil, estaba muy traumado, pensaba que le iba a pegar cuando me movía rápido o tomaba algo con mi mano, no movía la cola, no tenía expresiones y no sabía relacionarse con otros perros. Después de harto tiempo, cariño y paciencia él logro confiar nuevamente en los humanos y en los perros".
-¿Qué anécdotas o recuerdos tienes de infancia con los animales?
-Hubo una vez cuando chica en la que yo tenía tres cachorros en mi casa de hogar temporal y mi papá se encontró un gatito en el auto que se estaba refugiando del frío, así que también lo dejamos temporalmente en la casa. ¡Puedes creer que ese mismo día llegó una gaviota herida a mi patio! La llevamos al Museo de San Antonio y se salvó. Fue muy loco, me sentí especial, era como Dr. Dolittle (risas) y fue muy gratificante poder ayudarlos. En ese tiempo nació el grupo de adopciones en Facebook Me adoptas? San Antonio que hice con un amigo, que hasta el día de hoy funciona y los invito a meterse si alguien está pensando en tener una mascota.
El enfoque de Catalina es la medicina preventiva. Le gusta educar a los tutores de sus pacientes para que puedan cuidar lo mejor posible a su mascota y prevenir enfermedades.
Tenencia responsable
Catalina (Instagram: @vetcatalinazegers) afirma que la tenencia responsable de mascotas es el conjunto de obligaciones que contrae una persona cuando decide aceptar y mantener una mascota.
Para Catalina es muy elogiable el trabajo que realizan organizaciones sin fines de lucro como Justicia Animal y Patitas Playeras que se dedican a ayudar a animales en situaciones de necesidad y a darlos en adopción.
-¿Qué llamado harías a las personas?
-A ser conscientes de que tener una mascota es un lujo, no una necesidad. Antes de decidir adoptar/comprar/recoger un animal debemos preguntarnos si estamos dispuestos y si nuestra realidad nos permite cumplir con todas las obligaciones que conlleva. Hay mucha gente que se llena de animales y los tiene en pésimas condiciones o simplemente los tiene en la calle. Eso está mal y tiene que parar. En Chile hay una sobrepoblación animal preocupante, la gente tiene que dejar de cruzar a sus animales por gusto, deben esterilizar y si desean tener perritos, pues adopte, hay muchos esperando por una oportunidad.
"Fue una hermosa experiencia. Empecé a ver la vida con otros ojos después de conocer distintas perspectivas en culturas diferentes",
Catalina Zegers, sobre el intercambio estudiantil que hizo en Estados Unidos
"Pero no todo era bonito, cuando más chica sufría viendo animales abandonados o heridos",
Catalina Zegers
"Hay mucha gente que se llena de animales y los tiene en pésimas condiciones o simplemente los tiene en la calle".