Bomberos le brindó una emotiva y masiva despedida a Héctor Barros Díaz
Una multitud acompañó en su funeral al director honorario de la institución, profesor y diácono.
"Vida nada me debes, vida estamos en paz". Con unos versos del poeta mexicano Amado Nervo, los bomberos de San Antonio, las comunidades educativas de los colegios Nueva Providencia y Fernández León y los fieles de la parroquia de Llolleo despidieron ayer a Héctor Barros Díaz.
Un largo cortejo encabezado por un antiguo carro bomba de 1963, que transportó el féretro, seguido por los distintos móviles del Cuerpo de Bomberos de San Antonio y que cerraron decenas vehículos particulares, fueron la antesala de la despedida final de este destacado voluntario que sirvió por 46 años a la institución, ocupó los más altos cargos, como el de superintendente entre otros, y además fue uno de los fundadores de la Cuarta Compañía.
Precisamente, luego de la misa en la parroquia Cristo Rey de Llolleo, el cortejo se dirigió al cuartel ubicado en San Juan, donde recibió honores. Después la masiva caravana enfiló al Cementerio Parroquial de San Antonio.
Antes de sepultar los restos de Héctor Barros, la oficialidad expresó el sentir de los bomberos por la partida de un hombre que dejó una profunda huella entre sus compañeros.
"Como una mañana de particular dolor", calificaron los voluntarios la jornada de ayer. El miércoles en la noche Héctor Barros falleció a los 76 años y desde esa misma noche se sucedieron las muestras de tristeza, pero también de agradecimiento por su legado. La medianoche sonaron las sirenas de los cuarteles de las cuatro compañías sanantoninas y en la noche del jueves se montó una guardia de honor en el lugar de su velatorio, la parroquia de Llolleo.
Ayer, en la plaza de ingreso al cementerio Parroquial se desarrolló la ceremonia de despedida del director honorario del Cuerpo de Bomberos de San Antonio, acto lleno de dramatismo y afecto.
Su hija Mónica Barros expresó que "en este momento me es muy difícil decir unas palabras, pero no puedo dejar pasar la oportunidad de agradecer las múltiples muestras de afecto y de apoyo que nos han brindado".
También entregaron palabras de gratitud la encargada de convivencia escolar del colegio Nueva Providencia, Marcela Silva; Francisco Astorga, representante de los profesores normalistas de la Escuela José Abelardo Núñez, donde estudió Héctor Barros; y su hermano Ramón Barros.
Su esposa María Graciela Flores, aparte de agradecer el apoyo de los últimos meses de cientos de personas, planteó la idea de continuar con el trabajo que Héctor Barros desarrolló en su vida. "Tu recuerdo, tu vida, tu deseo, tu trabajo tiene que perdurar, el servicio, ayudar, algo que tanto te gustaba", dijo emocionada.
Por la Cuarta Compañía habló el director Esteban Jeria, quien destacó la figura de Héctor Barros como un voluntario "que se caracterizó por ocupar cargos de mucha relevancia (…) como buen profesor de la Academia Nacional nos enseñó la historia de los Bomberos".
Y el superintendente del Cuerpo de Bomberos, Esteban Hinojosa destacó que los cargos que tuvo Héctor Barros en su vida bomberil "no son menores, no todos los bomberos los alcanzan" y recordó el estrecho vínculo que lo unió con el voluntario. "Como institución le queremos agradecer a la familia por darnos la oportunidad de conocer y compartir el mismo ideal, que es ayudar a la gente en los momentos difíciles".
Las exequias de Héctor Barros Díaz partieron ayer a las 9.30 horas en la parroquia de Llolleo y minutos antes de las 14 horas culminó la despedida del bombero, profesor y diácono.
19 de abril de 1976, Héctor Barros y otros vecinos de San Juan fundaron la Cuarta Compañía.