Asistente dental dio un giro en su vida cuando le diagnosticaron una compleja enfermedad
Soledad Ubilla tiene intoletancia al gluten y se dio cuenta que en la provincia no había productos para alérgicos y así empezó con su emprendimiento de alimentación especial.
Soledad Ubilla vivió por 6 años en Santiago donde ejercía su profesión de asistente dental y en ese periodo luego de someterse a exámenes médicos le diagnosticaron intolerancia al gluten. Recuerda que cuando viajaba los fines de semana a San Antonio no encontraba productos sin gluten lo que dificultaba su alimentación.
Los altos costos de los alimentos eran un obstáculo para solventar sus gastos, lo que la llevó a decidirse a dar un gran giro en su vida, dejar su trabajo y volver a San Antonio junto a sus padres. La escasez de productos para su condición de celíaca la motivaron a pensar en la idea de iniciar un negocio dedicado a la venta de estos alimentos, para satisfacer las necesidades de otras personas en su misma situación.
-¿Te costó decidirte a dejar todo y volver a San Antonio?
-Tengo una profesión nada que ver con el rubro en que estoy ahora, soy asistente dental y antes de tener el local vivía en Santiago. Me costó harto porque a mi me gustaba mi trabajo. Me surgió el tema por el cambio de alimentación, estos productos son bastante más caros que los normales, entonces se me hizo difícil estar manteniendo un departamento, mantenerme allá con un sueldo específico y además sumarle este nuevo gasto que era mucho más alto.
-¿Qué te dijo tu familia cuando les planteaste la idea de regresar?
-Me preguntaban si estaba segura de lo que iba a hacer, pero al final siempre he tenido el apoyo de mi familia en todo, siempre me apoyan, hasta el día de hoy.
-¿Cómo nació La Canasta Natural?
-Vi acá en la zona una necesidad que había de este tipo de alimentación especial. Porque cada vez que venía a San Antonio tenía que traerme todo de Santiago. Con mi papá hicimos un estudio de mercado y recorrimos toda la provincia, desde Santo Domingo hasta Algarrobo y solamente encontramos un local que estaba en El Quisco que vendía ciertas cosas en este tipo de alimentación especial. En base a esto dijimos, hay que hacer algo acá en San Antonio y decidimos promover un negocio abarcando todas las necesidades de los que tienen alergia alimentaria.
-Tu negocio era un rubro nuevo en San Antonio, ¿cómo funcionó en el inicio?
-El inicio fue bastante difícil porque la gente no ubicaba mucho estas cosas. Me costó un poco más de un año hacerme conocida. Estuve con publicidad en radio, cuando recién abrí también salí en Diario El Líder, inicié campañas por Facebook. De ahí se empezó a hacer más masivo, la gente empezó a llegar, me contactaron personas que ni siquiera eran de la zona y empezó a llegar más público alternativo.
-¿Antes de tener el local te atraía el comercio para dedicarte a eso?
-No, odiaba los negocios, nunca me imaginé teniendo uno. Entonces desde el día uno dije que le iba a poner horario al local, porque tampoco es la idea trabajar, trabajar y no disfrutar nada. Al principio me esforzaba harto e incluso abría hasta los sábados todo el día, pero después me di cuenta que no valía mucho la pena, porque no siempre anda gente y uno también tiene que descansar. Ahora que ya está más establecida me puedo dar esas libertades y la gente se acomoda al horario también.
Estallido y pandemia
-Tu local está en El Molo, pleno centro de Barrancas ¿te afectó el estallido social?
-Con el estallido social pasó que las cosas no estaban llegando, no había mercadería. Entonces ahí se me generó el primer problema. Tenía todas las ganas de seguir trabajando, pero no me llegaban las cosas. Ahí fue decir qué hacemos, paramos, seguimos y justo cuando estábamos en eso de ver qué pasaba, se empezó a normalizar. Estuvimos a punto de cerrar, pero gracias a Dios salió todo bien. Los arrendatarios del local tuvieron buena disposición y pudimos mantenernos.
- Y después llegó la pandemia y las cuarentenas obligatorias.
-El inicio de la pandemia fue difícil porque la gente no sabía qué hacer. Antes no estaba tan masivo el tema de las ventas online, entonces ahí se tuvo que implementar el sistema del delivery, captación de clientes por medio de Instagram o Facebook, porque había que hacerle llegar los productos a la gente, ya que no querían salir por miedo u otros factores, pero había muchos clientes de mi tienda que debían tener sus productos. Desde ahí quedamos con el delivery con entrega directa a domicilio o la gente muchas veces nos contacta, nos hacen el pedido, dejan pagado, mandan un Uber o van a retirar.
-¿Cómo han sido estos cinco años de La Canasta?
-Me ha ido bien, hay días que son lentos, pero después se componen, entonces al final tienes que ir viendo el promedio. Pero hay que estar trabajando esto constantemente, todos los días, no puedes abandonarlo. Tienes que estar pendiente de las redes sociales, comentando. Por ejemplo, yo trabajo con un community manager que me maneja las redes sociales, entonces él está siempre pendiente de captar clientes, hay que estar siempre presente.
VEGANOS Y celíacos
-¿Cuáles son los productos que más se venden?
-Tengo un público muy alto de veganos y después vendría siendo el celíaco. La misma gente va pidiendo incorporar nuevos productos. Entonces en la tienda tengo productos para niños con alergia a la cafeína, productos sin soya, porque hay un mundo de gente alérgica a todo, sobre todo niños y eso da harta pena porque no se les puede dar un dulce o un chocolate, por eso trato de traer sin leche, sin gluten y sin soya, que es lo principal que traen para los niños con alergia. Tengo de todo un poco, incluso una línea para quienes quieren alimentarse bien con frutos secos, diferentes harinas y semillas.
-¿Volverías a trabajar como asistente dental?
-Igual se echa de menos. Trabajaba mucho en el área de pabellón y con niños, entonces si tuviera que volver lo haría de manera part time, pero no es por necesidad, sino que porque es lo que estudié y me gustaba en realidad, pero no dejaría la tienda.
"Vi acá en la zona una necesidad que había de este tipo de alimentación especial. Porque cada vez que venía a San Antonio tenía que traerme todo de Santiago",
"Me ha ido bien, hay días que son lentos, pero después se componen, entonces al final tienes que ir viendo el promedio",
Soledad Ubilla.