Cerro Alegre se desbordó para despedir a vecina que dejó huella
Dirigenta social, jugadora de rayuela, hincha empedernida de su club, madre valiente y mujer abnegada. Sonia Figueroa Caroca se fue abrazada por la multitud del barrio que le dio el último adiós.
"A ella la conozco de toda la vida, es como si fuera de mi propia familia, como mi abuela María Berroeta que también jugaba rayuela. Ellas eran las más fanáticas del club, porque la señora Sonia iba hasta bien viejita a ver los partidos de nuestro club, tenía su asientito y ahí se instalaba a hacer barra porque así era ella, una mujer alegre que es una inspiración para todas las mujeres de esta población porque ella es una de las matriarcas de este cerro".
Con estas palabras, Irene Ramírez (31), la joven presidenta del Club Deportivo Cerro Alegre, se refirió a Sonia Figueroa Caroca, la querida vecina del sector que falleció a los 87 años y que fue despedida ayer acompañada de una multitud de vecinos, amigos y familiares que caminaron junto a su féretro desde la sede del club hasta el cementerio Parroquial, liderados por una guardia de honor que rodeó la carroza y el féretro envuelto con la camiseta albinegra que la señora Sonia quiso tanto.
Desde la tarde del viernes la sede del club se hizo pequeña para recibir a las cientos de personas que llegaron a despedirla y a consolar a sus hijos, uno de ellos el dirigente de los pescadores artesanales de San Antonio Miguel Ángel Hernández, que junto a los suyos recibió todo el cariño de los hombres de mar.
Hincha número uno
Para la hora del responso, al mediodía de ayer, la sede simplemente no dio abasto y muchos no pudieron entrar al oficio religioso. En esa despedida final se preguntó cómo van a recordar a la señora Sonia. Y de inmediato las voces no se hicieron esperar: "una mujer muy alegre", dijo alguien, casi a coro con varias personas que usaron la palabra "alegría" para definir a la querida vecina.
"Hace algunos años nos invitaron a unos campeonatos que organizaba el club Estrella de Chile y fuimos a jugar en honor a uno de nuestros dirigentes fundadores. Ahí andaba la señora Sonia con nosotros, siempre acompañando, fuimos tres veces campeones y ella siempre estuvo en la galería, así que yo le quiero decir a los más nuevos que cuando les toque jugar por nuestro club sepan que no van a estar solos y que miren a la galería porque ahí va a estar la señora Sonia alentando, porque ella era la hincha número uno de nuestro club".
Con estas palabras un hombre mayor respondió la pregunta de quien oficiaba el servicio religioso en la atestada sede del club Cerro Alegre, también inundada de flores y del cariño de todo un barrio por una de sus mujeres señeras.
Irene Ramírez comentó también que "la guardia de honor que hacen nuestros jugadores con la camiseta del club es un honor que tenemos guardado para la gente que ha sido importante en nuestra institución y por eso fue tan emocionante y tan lindo lo que pasó con la despedida de la señora Sonia, porque para mí, que soy más joven, es un orgullo ser presidenta de Cerro Alegre cuando veo la historia de mujeres como esta que se entregaron tanto por el club y por la población; mujeres que dieron todo por la unión de nuestro sector y que se van llenas de cariño, como nuestra vecina que despedimos con pena por su partida, pero con mucha alegría por todo lo que nos dejó".
Se juega
De parte de la dirigencia de Cerro Alegre se pensó suspender los tres partidos que sus series tenían durante la jornada del sábado con Lauro Barros, pero la propia familia de Sonia Figueroa pidió que el fútbol no parara y que se jugara de todas maneras, porque eso es lo que la propia Sonia hubiera querido.
Tan es así, que en medio del oficio religioso, en silencio y con respeto, se sacaron desde la bodega los materiales para rayar la cancha. Misma cancha de tierra que lucía impecablemente trazada cuando el cortejó salió de la sede rumbo al cementerio Parroquial.
A nombre de sus hermanos y la familia, Miguel Ángel Hernández agradeció a sus colegas pescadores de la Caleta Portales de Valparaíso que llegaron a apoyarlo, como a los hombres de mar de Puertecito y los muelles locales que, como todo el barrio, estuvieron presentes para el último adiós de Sonia Figueroa Caroca, la entrañable hincha de Cerro Alegre, la rayuelera, la madre luchadora y al final de cuentas, la querida vecina que se fue un sábado soleado de otoño, entre los aplausos y el cariño del barrio que quiso tanto.
"Ella era la hincha número uno de nuestro club",
Irene Ramírez,, presidente de Cerro Alegre