La vecina del cerro Placilla que le pone dulzura al puerto
María Jesús Velásquez encontró en la repostería una alternativa de trabajo. Prepara tortas, alfajores y muchas otras delicias, y ahora quiere enseñar a los niños todos sus conocimientos.
María Jesús Velásquez tenía apenas nueve años cuando recibió de regalo un libro de recetas de cocina. Desde ese tiempo ya se sentía motivada por aprender a cocinar para sorprender a sus abuelitos, que la criaron desde pequeña.
Su pasión por la gastronomía la mantuvo exclusivamente para su familia durante muchos años, mientras se desempeñaba como promotora y como secretaria administrativa, tareas que desarrolló hasta fines de 2015.
Esta mamá de dos niños de 12 y 4 años de edad, tuvo que buscar una alternativa para generar ingresos en el momento en que quedó cesante, instancia en la recordó su talento para la repostería y quiso probar suerte: hasta hoy vende sus delicias incluso a otras comunas de la provincia con su emprendimiento @Dulzura del Puerto.
-¿En qué trabajabas antes de independizarte?
-Trabajé como promotora y después como secretaria administrativa. Estaba en eso cuando quedé cesante. Como trabajaba medio día de lunes a viernes, me servía ese horario porque podía ver a mis hijos, ya que no tenía con quién dejarlos y son chicos aún.
-¿Qué es lo que más te gustaba cocinar cuando aprendiste?
-Desde chica me ha gustado cocinar, lo hago desde los nueve años. Yo me crié con mis abuelos, entonces aprovechaba de estar en la cocina. Aprendí sola porque a mi abuelita no le gustaba cocinar. Ella era profesora, trabajaba en ese tiempo en el Instituto del Puerto. Recuerdo que para un cumpleaños me regalaron un libro de recetas y ahí empecé. Me gustaba hacerles queques y otras cosas ricas para ellos.
-¿Algunos de tus hijos heredó el gusto por la cocina?
-A mi hijo mayor, de 12 años, también le gusta, una vez me dijo que cuando grande quiere ser chef, vamos a ver si sigue pensando lo mismo cuando salga del colegio. Los dos me ayudan cuando saben que tengo que hacer un pedido. El más chico me trae los utensilios, el más grande me echa una mano para lavar la loza, claro que como todo niño a veces se aburren, pero tratan de colaborar conmigo, somos un equipo.
Galletas navideñas
María Jesús Velásquez cuenta que quedó sin trabajo en noviembre de 2015 cuando "me desempeñaba como secretaria administrativa y ahí pensé en hacer algo para conseguir recursos porque tenía que pagar arriendo y costear las necesidades de mis hijos. Como venía Navidad empecé a hacer galletas navideñas, cajas de bombones y chocolates para poder vender algo. Como me fue bien, en febrero hice exactamente lo mismo para el Día del Amor. En marzo de 2016 comencé a dedicarme ciento por ciento a la venta pasteles y cajas de alfajores.
-¿Tuviste apoyo para partir con esta idea de negocio?
-Mis amigos me apoyaron porque sabían que partí en esto por tener una opción de trabajo. Me compraban y me siguen encargando. Por ejemplo, excompañeros de colegio me piden cosas para sus hijos o para sus matrimonios. Antes hacía pastelitos o galletas, pero para la casa nomás. Entonces de a poco probé a ver si funcionaba y como fue bien recibido, seguí. Con el paso del tiempo me he ido perfeccionando, a veces veo fotos de cuando recién partí y ahora se nota el avance en la presentación y en la calidad.
-¿Tienes clientes que siguen prefiriéndote desde que comenzaste con el emprendimiento?
-Muchos, algunos clientes me han encargado cajas de alfajores para reconciliarse con su pareja y después me piden para el bautizo y cumpleaños de sus hijos. Una familia que es de El Tabo vino acá a hacer una degustación para su casamiento y les gustó. Me encargaron para su matrimonio, después para el cumpleaños de sus hijos, el año pasado volvieron porque tenían el babyshower de su hija y así sucesivamente ha pasado con varios clientes.
-¿Cómo te afectó la llegada de la pandemia?
-En un principio estaba complicada, aunque igual ya tenía mi clientela que me seguía desde que comencé. Poco a poco me fueron promocionando las mismas personas que ya me habían comprado y de esa forma pude mantenerme bien durante la pandemia, no hubo un cambio tan fuerte. El boca a boca me ha ayudado harto.
-¿En todos estos años has incorporado nuevos productos?
-Sí, hace dos años empecé a hacer tortas. Me gané un proyecto de Fosis y me pagaron un curso y dentro de eso estaban las tortas. En mis planes no estaba hacer porque es medio complicado, por el hecho de que a algunos les gustan de una forma, a otros de una diferente, entonces decía esto no es lo mío, pero cuando inicié el curso, puse una foto en las redes sociales y altiro me empezaron a pedir y hasta ahora hago. De lo que no tenía pensado, es a lo que me dediqué más.
-Ahora que han subido los precios de todo, ¿se han encarecido tus materias primas?
-Hay costos que han subido y eso me preocupa porque uno no quiere que la gente encuentre caro los productos. Todo lo que tiene que ver con harina, huevos y chocolate ha subido de valor. Yo trato de que el precio se vea reflejado en la calidad y presentación de mis productos. Me fijo en que los insumos sean buenos, porque no voy a cobrar menos bajando la calidad de lo que hago.
-¿Qué es lo que más te piden tus clientes?
Lo que más me piden son las tortas, pasteles de cóctel y los alfajores personalizados. Los dibujos están hechos a mano y la decoración la elige el cliente y la hago con chocolate. También me solicitan promociones, por ejemplo, torta y pastelitos con el mismo diseño de dibujos animados que les gustan al niño.
Apoyo entre emprendedoras
-¿Cómo lo haces para cumplir con todos los pedidos que te llegan?
-Una amiga me hace los topper que van sobrepuestos en las tortas, le entrego el diseño y ella me los hace. Trabajamos en conjunto con varias niñas de San Antonio, porque la idea es apoyarnos. Tengo otra amiga que trabaja en lo mismo que yo (@ayleen_untoquedeamor) y de repente una de las dos tiene la agenda completa y le mandamos los clientes a la otra. No hay competencia ni envidia entre nosotras, sino que todo lo contrario, los apoyamos constantemente.
-¿Qué planes tienes con tu emprendimiento?
-Ahora me estoy programando para impartir unos cursos de repostería y también quiero hacer talleres de repostería para niños. Si Dios quiere partirían en mayo. Además, con mi pareja Claudio Oyarce, con quien nos conocemos desde tercero medio y estamos juntos ahora desde hace dos años, queremos ver la opción de instalar una cafetería, pero que tenga un sello personal, algo que en San Antonio no hay hasta el momento. Hemos estado viendo cómo lo podríamos lograr, esa es una de nuestras metas. Confío en todo va a salir bien y lo mejor que voy a seguir cuidando a mis hijos, eso no lo cambio por nada.
"Desde chica me ha gustado cocinar, lo hago desde los nueve años. Yo me crié con mis abuelos, entonces aprovechaba de estar en la cocina. Aprendí sola porque a mi abuelita no le gustaba cocinar",
María Jesús Velásquez
"Con el paso del tiempo me he ido perfeccionando, a veces veo fotos de cuando recién partí y ahora se nota el avance en la presentación y en la calidad".
"Algunos clientes me han encargado cajas de alfajores para reconciliarse con su pareja y después me piden para el bautizo y cumpleaños de sus hijos",
María Jesús Velásquez