Emprendedora sanantonina se la juega y "Regala Amor"
La cafetería Regala Amor de Antonio Palmieri 489, en Placilla, empieza a atender a las 10.30 de la mañana y es resultado del esfuerzo de Fernanda Zúñiga.
En más de una ocasión Fernanda Zúñiga Bouyssou ha dicho "no puedo más". Pero ese pensamiento ha sido breve y no ha alcanzado a nublar sus sueños.
En 2019, en medio de complejos problemas económicos, decidió emprender con la venta de frutillas y luego de desayunos para seguir estudiando. Iba todos los días desde San Antonio a Viña del Mar para convertirse en sicóloga.
Sin embargo, en 2020 no volvió a las clases y decidió concentrarse por completo en la venta de desayunos a domicilio. Pero ese mismo año también se desató la pandemia del covid-19, que la obligó a "cerrar" el negocio por unos meses.
La emergencia sanitaria, por otro lado, fue el impulso necesario para hacer despegar el emprendimiento que hoy también es una cafetería.
Se llama "Regala Amor" y partió hace tres semanas. Tiene de todo y casero. La mayoría de sus productos son el resultado del trabajo de otros emprendedores locales.
Origen
Pero, ¿cómo partió todo?
Fernanda cuenta que "estaba estudiando, ya iba en tercera año de sicología, pero tuvimos problemas económicos, falleció mi papá y empecé a trabajar en lo que fuera".
"Estuve en una tienda en Llolleo para juntar plata para estudiar y partí vendiendo frutillas con chocolate y luego me lancé con los desayunos de a poquito. A veces era uno a la semana. Me iba súper mal, pero me decía a mí misma que no me podía rendir y promocionaba más el emprendimiento en las redes sociales, en la Feria de las Pulgas (en Facebook) y con eso ya subí a tres encargos a la semana. Con el paso del tiempo se empezó a correr la voz y eran seis diarios, luego diez, porque la gente me recomendaba", prosigue en conversación con Diario El Líder.
Se "tiró a la piscina" en el verano del 2019 y la pandemia la obligó a dejarlo al año siguiente.
"La gente estaba desconfiando de los alimentos, porque mis desayunos no son cosas envasadas, son preparaciones nuestras y de otros emprendedores", explica.
Dice que "al principio veía que los desayunos que se ofrecían en la zona eran una caja de jugo, un paquete de papas fritas y eso no puede ir en un desayuno, así que empezamos a hacer las cosas diferentes, incluyendo por ejemplo un yogur con granola, frutas naturales, y un sándwich algo distinto también, con jamón, queso y lechuga, pastelitos o medialunas".
A lo anterior también se suma "el cariño". "Decoramos los cubiertos, ponemos cintas, tarjetas y globos", detalla.
En 2020, en tercer año de sicología, dejó la carrera.
En un principio, "me empezó a ir súper bien".
"El negocio creció de un momento a otro", manifiesta.
Pero el covid-19 estaba a la vuelta a la esquina.
"Luego, con la pandemia tuve que cerrar un par de meses, pero volvimos con mensajes en las redes sociales y otra vez tomó vuelo. En las cuarentenas, cuando todo el mundo estaba en la casa, yo estaba en la calle repartiendo desayunos", recuerda.
"Como la gente no podía salir, tenía miedo, me contactaban de acá y también de otros lugares como Santiago, por ejemplo, para llevarle el desayuno a alguien. Fueron los días en que no había cumpleaños tampoco", afirma.
Eran los primeros meses de la pandemia, "la gente tenía miedo y se mandaban regalos como una forma de expresarse cariño y apoyo".
Hoy le preguntan con frecuencia si acaso retomará sus estudios en Viña del Mar, a donde viajaba todos los días.
"Era súper agotador", es lo primero que dice y agrega que "con lo que hago ahora me siento súper completa. Me encanta lo que hago y no está en mis planes volver".
"Siempre me ha gustado la cocina y siempre fue mi sueño poner una cafetería, pero cuando empecé con los desayunos no era mi expectativa. El primero que hice me lo pidió una prima de mi pololo, ella me dijo que podía, pero me daba miedo".
Igual prosperó.
"Nunca pensé que las cosas se iban a dar así, pero ya llevamos por lo menos un año haciendo los trámites. Fue un proceso largo, pero cuando se me dio la oportunidad me dije 'ya me voy a lanzar nomás'".
Cafetería
La "gracia" fue hacer "algo mío, acogedor, que fuera de mi gusto y que la gente notara que se hizo con amor".
El trabajo es intenso. A las 8 y media de la mañana siguen repartiendo desayunos y luego a las 10.30 se abren las puertas de la cafetería, que inauguró hace tres semanas junto a su pololo y su mamá.
"La respuesta de la gente ha sido súper buena", manifiesta.
"Partimos un sábado y se corrió la voz durante ese mismo fin de semana. Ya tenemos algunos clientes que han ido hartas veces", agrega con alegría.
Regala Amor está en Antonio Palmieri 489 (Rotonda de Placilla) y empieza a atender a las 10.30 de la mañana y cierra a las 14 horas. Luego vuelve a abrir sus puertas de 16.00 a 20 horas.
Están de martes a domingo. Solo permanecen con las cortinas abajo los lunes, cuando se toman un descanso. "Terminamos muertos, pero la satisfacción es más grande", recalca la emprendedora.
Confiesa que el local se pensó como un lugar "de comida al paso".
"La gente busca donde sentarse, pero solo tenemos la atención en barra. Lo bueno es que ya se acostumbraron y la gente pasa a buscar un café rico y algo para comer, porque hay una gran diferencia entre un café de grano que hacemos nosotros mismos con uno de tarro y acompañado de un cup cake que es casero".
Además del clásico té "hay infusiones en tetera, no en bolsa, con sabores diferentes, como de arándano, de frutilla, te chai, una variedad con sándwich distintos con queso crema, tomate, palta, lechuga y tortas de amapola y zanahoria".
Fernanda dice que también "incluimos tortas para personas veganas, celiacos, con alergia alimentaria, muffins sin azúcar y barras de chocolate sin azúcar".
Ayuda mutua
La cafetería Regala Amor ha sido también una plataforma para otros emprendedores. "Es una forma de ayudarnos entre todos", señala.
"Por ejemplo para el Día de la Mamá el desayuno llevaba una suculenta y para eso contacté a una niña que tiene un emprendimiento de plantas. Yo la promocionaba y ella a mí", manifiesta.
Además, "los productos veganos o las galletas también son de otros emprendedores".
Relata que "nos ha dado muy buenos resultados porque nos ayudamos entre emprendedores, lo que también hace la diferencia".
"Vino una empresa a ofrecerme muffins al por mayor, más baratos, pero no tienen el mismo sabor, no están hechos con el mismo amor. A lo mejor es un poco más caro, pero es algo hecho con cariño", finalizó.
Para saber más del local puede visitar la cuenta de Facebook "Fernanda ZB (Regala Amor San Antonio)" y en Instagram como @regalamor.lacafeteria".
"Al principio veía que los desayunos que se ofrecían en la zona eran una caja de jugo, un paquete de papas fritas y eso no puede ir en un desayuno, así que empezamos a hacer las cosas diferentes",
Fernanda Zúñiga,, emprendedora.
"Terminamos muertos, pero la satisfacción es más grande",
Fernanda Zúñiga,, emprendedora.