Juan Olivares Meza

La solución para unos se convirtió en problema para otros al final de la población El Carmen, donde convergen, en torno a la avenida Manuel Bulnes, las calles Los Delfines, Las Amapolas y Corregidor Norambuena; justo en la subida hacia la toma Las Antenas y Villa Los Robles del cerro Centinela.

De hecho, Francisca Cartagena, que vive en la esquina de Las Amapolas con Manuel Bulnes de la población El Carmen, comentó a Diario El Líder que el problema es "una cosa de salud pública porque aquí necesitamos que se haga público el problema que tenemos con los contenedores de basura que hay en la subida hacia el cerro de La Virgen, que son muy necesarios para la gente que vive en las tomas del sector, pero el problema es que no se hace el aseo correspondiente porque se retiran los contenedores de basura, pero no se hace aseo con los residuos que quedan en el lugar".

Según esta pobladora, la acumulación de basura ha causado que "una persona, que está con problemas de drogadicción y alcoholismo, arrastra un problema para todo el sector porque se hizo un ruco junto a los contenedores que están al lado de la cancha y los juegos infantiles de la plaza. Ese espacio pequeñito es el único que tenemos en toda la población para que los jóvenes y los niños puedan jugar, pero con una persona que tiene su vida hecha en torno a los basureros aquí el panorama no es nada bueno".

Lo que reclama Francisca Cartagena es que "la cancha está junto a los contenedores de basura y los niños la usan, porque no hay más áreas verdes acá, pero qué tranquilidad podemos tener las mamás si los hijos están jugando al lado de un foco infeccioso, con una persona que está viviendo en esas condiciones de miseria, consumiendo alcohol y drogas delante de todas las personas que vivimos en este lugar. De hecho, a veces se hacen campeonatos en las noches y todo está lleno de basura, porque la municipalidad cumple con llevarse la basura de las bateas, pero la persona que está viviendo en ese lugar no permite que se llevan la basura que va acumulando y cada vez el espacio que ocupa es más grande".

Esta vecina agregó que aunque "ahora corrieron los tachos, queda la basura tirada porque ahí se armó un ruco esta persona que no deja que se lleven todo lo que acumula, entonces la municipalidad no saca nada con venir y llevarse toda la basura de las bateas si la persona que vive ahí todos los días acumula cachureos nuevos y así se va armando el basural en torno al único espacio libre que teníamos para nuestros niños".

Basura y rucos

Mientras la mañana transcurre tranquila y soleada por la falda nororiente del cerro Centinela y la camanchaca arrecia desde Pelancura hacia Bellavista, conversamos con Margarita Catalán que acaba de arrojar una bolsa de basura sobre los tachos de esta esquina en conflicto.

"Para las familias que vivimos en la toma estas bateas son una solución porque el camión de la basura no sube y esta es la solución que nos da la municipalidad pero si cada vez van corriendo más los tachos, más difícil se va a hacer sacar la basura porque no todas las familias tienen auto y la gente es cómoda, entonces aunque sacara las bateas la gente ya se acostumbró a dejar su basura en esta esquina", dice.

Sobre la preocupación de sus vecinas de la población El Carmen, Margarita dice que "tienen toda la razón de estar preocupadas porque si en mi pasaje se instalara una persona a vivir y más encima toma y se droga, haría todo lo posible porque la sacaran; pero lamentablemente este no es el único ruco porque si usted mira ahí mismo hay otra gente viviendo".

Y Margarita tiene toda la razón, porque justo donde la avenida Manuel Bulnes empalma hacia una recta que se encuentra con Cartagena hay otro montón de cachureos donde juguetea una camada de perros nuevos y un gato roñoso se acicala ante la indiferencia del paisaje.

"Qué tranquilidad podemos tener las mamás si los hijos están jugando al lado de un foco infeccioso, con una persona que está viviendo en esas condiciones de miseria, consumiendo alcohol y drogas",

Francisca Cartagena