Niña hiperactiva se convirtió en una destacada pianista
Angélica Camacho Zambrano recuerda que el pediatra le sugirió a sus padres que la motivaran a tocar algún instrumento para controlar su hiperactividad
Angélica Camacho ha formado una destacada carrera como pianista, la que inició siendo sólo una niña y fue tanto lo que se encantó con las clases de piano, que cuando la profesora les comunicó a sus padres que ya había terminado el periodo de inducción, no se conformó y quiso seguir, ingresando a los 8 años al Conservatorio de la Universidad Católica, decidiéndose con el paso de los años a no dejar más su pasión por la música.
Por mucho tiempo se ha dedicado a formar nuevos artistas en el piano, realizando clases particulares y desde hace cerca de seis años, compartiendo sus conocimientos musicales con los alumnos del taller de piano del Centro Cultural San Antonio, actividad que asegura disfruta y la emociona cuando ve a los jóvenes mostrando su talento artístico en el escenario, ante la mirada llena de orgullo de los familiares.
Por otro lado, resalta que su carrera dio un importante paso hace 20 años, cuando comenzó a desempeñarse como pianista acompañante de ópera, algo que para esta mamá de tres hijos, vecina del sector de Colinas del Mar desde hace 12 años cuando llegó a San Antonio proveniente de Viña del Mar, es un sueño cumplido.
-¿Qué te trajo a dejar Viña y radicarte en San Antonio?
-Viví hasta los 36 años en Viña, hoy tengo 48 y llevo 12 años viviendo en San Antonio, específicamente en Colinas del Mar. Me vine siguiendo a un pololo que era de San Antonio. En ese tiempo estaba haciendo clases en la Universidad de Valparaíso, se acaba mi contrato, quedo un poco en el aire y en ese instante me vengo para acá. Llegué diez días antes del terremoto de 2010. Esa relación ya no existe hace como ocho años, pero yo me fui quedando por las pegas. Empecé a tener buenos trabajos y me quedé.
-¿Te afectó en algo el terremoto del 27F?
-Cuando vino el terremoto me quedé en el aire musicalmente hablando. En esa época tocaba en ceremonias religiosas. Matrimonios, funerales, bautizos, el Ave María cuando entraba la novia, cuando salían, todo eso lo musicalizaba en vivo y con el terremoto se suspendió incluso eso. La gente tenía miedo de que la iglesia estuviera dañada, que podía temblar, entonces se no habían matrimonios ni ceremonias como en las que yo trabajaba.
-¿Cómo fue para ti el cambio de ciudad?
-Me costó mucho. San Antonio es bien distinto a Viña y la forma de ser de los sanantoninos oriundos de acá es muy especial. Yo estaba acostumbrada a ser bastante más ejecutiva, más pragmática y el sanantonino le da harta vuelta a la cosa. Era como, oye ¿y el proyecto?, hay no sé. De pronto esas cosas me chocaron al principio, afortunadamente eso ha ido cambiando.
-¿Cómo descubriste tu pasión por el piano?
-Yo llegué a la música por recomendación médica. Tenía cinco años y era hiperactiva. Una vez el pediatra quedó tan loco conmigo en su consulta que les dijo a mis papás que estaban ahí ¿ustedes tienen la posibilidad de pagarle alguna clase de algún instrumento a esta niñita para que la calme? Y mis papás le dijeron que sí y que había un piano de una tía por ahí. Así llegué.
-¿En qué consistían las clases de piano a esa edad?
-Como niñita me abrió un mundo. Mis papás contrataron a una estudiante de Licenciatura en Música en esos años, iba una vez a la semana a mi casa y me enseñaba con bendita paciencia a leer partituras. Estudié con ella tres años porque me gustó, me quedé y cuando tenía ocho años la profesora dijo, no hay nada más que yo le pueda enseñar, postúlenla al Conservatorio de la Universidad Católica.
-¿Llegó al conservatorio?
-Sí, siendo tan chica, a los ocho años, di un examen y quedé. De ahí empezó la historia formal del piano para mí. Quedé con una profesora excelente que se llamaba Olga Poblete, ella fue quien me guió. El conservatorio tenía un sistema que se llamaba "Ciclo Básico de Piano" que duraba ocho años y había que dar exámenes todos los años.
-¿Te sirvió estudiar Música?
-El piano me enseñó la disciplina de estudiar dos horas diarias, preparar mi examen, tenía que ir al colegio, participar en concursos de piano y en encuentros musicales que hacían con otros colegios. Yo era la estrellita de todo eso, como la niñita genio. A los 9 años gané un concurso y me presentaba en diferentes colegios, desde muy chica arriba de los escenarios, por eso tampoco tengo pánico escénico, no me cuesta hablar en público. A mí la música me sirvió para todo, pero potenció mucho más la personalidad.
-¿Alguien de tu familia se dedica al área artística?
-Tengo un hermano que es un año menor. En un momento tocó piano, pero después lo dejó porque él tiene lo contrario a mi, le daba terror. Hoy es ingeniero, otra onda completamente. De mis tres hijos, mi hija mayor canta muy bonito, pero lo hace de manera aficionada, no para dedicarse a eso.
Pianista acompañante
Gran parte de su carrera, Angélica Camacho la desarrolló como pianista y formando nuevos talentos, sin embargo, enfatiza que un gran logro fue llegar a ser pianista acompañante de ópera.
-¿Qué te llevó a ser pianista acompañante?
-Toda mi vida adulta he hecho clases particulares de piano, pero en algún punto mi carrera se diversifica porque llegué a trabajar a una academia de música y necesitaron a alguien que tocara piano con los cantantes de ópera. Ahí se abre otro mundo para mí y me convierto en pianista acompañante de ópera hace 20 años atrás y me especializo en eso.
-¿Qué significó para ti ese cambio en tu carrera como pianista?
-Desde muy niña mis papás me llevaban a ver ópera al teatro Municipal, entonces que me hayan dado la oportunidad de ser pianista acompañante de ópera es un sueño hecho realidad, porque todas esas óperas que había visto de niña y que me habían emocionado, ahora las estaba haciendo yo. Escuchar a cantantes de ópera que estaban en formación o profesionales sentados al lado mío cantando, era otro nivel en mi carrera de desarrollo como músico.
-¿Cómo ha sido el trabajo para ti en San Antonio?
-Acá en San Antonio me he topado con un par de sorpresas. El año 2012 me presentan al profesor Juan Andrés Olguín que tiene el Coro del Puerto de San Antonio y me invitan a tocar piano con ellos, durante un periodo. Después pasaron un par de años y por intermedio de unos amigos que me fui haciendo con el tiempo, me entero que en el Centro Cultural San Antonio, que es donde trabajo desde hace varios años, hay un elenco coral donde forman voces y también canta un coro. Estoy desde hace cinco años y medio con trabajo estable en el elenco coral.
-¿De qué edad son los alumnos del coro ?
-El coro tiene chicos desde los 15 años más o menos y no tiene límites de edad. Para enseñarle a alguien a cantar o entrenar una voz, deben tener la laringe desarrollada, entonces no puede ser más chicos.
-¿Qué motiva a jóvenes a acercarse a este tipo de música?
-La explosión de internet. Hay muchos jueguitos japoneses que incluyen unos cantitos y una música, entonces dicen, que bonito canta esta persona que está cantando de fondo en el juego y por ahí de repente les entra el interés o hay un juego que está íntegramente musicalizado con piano. Han llegado varios alumnos con el interés de replicar lo que están escuchando en los juegos. Casi siempre es por interés personal y los papás apañan en el sentido de que compran un teclado o sacan las fotocopias respectivas.
Sin cupos
Tanto ha sido el éxito de los talleres relacionados con la música en el Centro Cultural, en los que trabaja esta artista, que confirma ya no hay cupos disponibles.
"En el Centro Cultural ya no tengo cupos, porque si hay algo que yo rescato de la pandemia es que todos nos dimos cuenta de que el arte nos salvó. Ese niño que estaba aburrido y sacó unas témperas y se puso a pintar, el chico que tenía un violín por ahí olvidado y de pronto se puso a jugar con el violín. En general el arte nos salvó en esta pandemia. Después de la pandemia hay 40 alumnos en lista de espera, porque no tengo más cupos. Ha sido explosivo el interés en aprender música y arte.
"Una vez el pediatra quedó tan loco conmigo en su consulta que les dijo a mis papás que estaban ahí ¿ustedes tienen la posibilidad de pagarle alguna clase de algún instrumento a esta niñita para que la calme?".