La linda historia de amor detrás del emprendimiento de una profesora sanantonina
Cecilia Catalán comenzó a confeccionar cojines terapéuticos tras la partida de su querida abuelita, que tenía 100 años, usando sus bufandas como una forma de sentir algo de ella.
En enero de 2022 Cecilia Catalán perdió a su abuelita materna Elsa Retamales, a quien siempre llamaron cariñosamente "Nina". La matriarca de 100 años era la reina de la fiesta en las celebraciones familiares por su personalidad alegre, espontánea y muy cariñosa con sus hijos, nietos y bisnietos que disfrutaban compartiendo con ella.
El gran amor de esta profesora sanantonina por su abuela la llevó casi sin darse cuenta a iniciar un emprendimiento (@cojines_corazon_de_nina) hace sólo nueve meses. Hoy está contenta y muy motivada para seguir confeccionando cojines terapéuticos rellenos con hierbas naturales y aromaterapia, los cuales, asegura ella, ofrecen diversos beneficios.
Por otro lado, Cecilia afirma que su destreza para crear productos manualmente proviene de su mamá Marcia Briceño, quien se dedica al tejido y también tiene su emprendimiento donde elabora chalecos, ponchos y gorros, entre otros productos tejidos a telar, los que promueve en la comuna de Navidad, donde reside actualmente tras toda una vida en Llolleo.
"Mi Nina trabajó en la Rayonhil, por lo tanto la mayoría de sus historias eran sobre esa etapa. Siempre me contaba que su casa (en Llolleo) le había costado 50 pesos y no podía creer el precio que tienen ahora las casas. Le encantaba participar de cumpleaños y fiestas. Si tú llegabas a saludarla te preguntaba de dónde eras, de qué familia. Ella creía conocer a todo San Antonio y estuvo enamorada de mi tata hasta el final. Él falleció dos o tres meses después", cuenta Cecilia, vecina del sector Colinas del Mar de San Antonio y madre de mellizas.
-¿Alguien más de tu familia tiene habilidades manuales?
-Mi mamá es una emprendedora de la Sexta Región en su comuna de Navidad. Ella es tejedora gracias a mi Nina, que era una "arañita". Hasta el último tejió a crochet y a palillos y mi mamá teje a telar. A ella le encanta participar en ferias de artesanos, le gusta el contacto con la gente y me ha enseñado mucho respecto al emprendimiento. Me dice más o menos cuánto cobrar, sacar los porcentajes y participa súper seguido en ferias en Navidad y vende mis cojines allá. Otro dato, mis hijas también tienen su emprendimiento de scrunchies (colet). Les enseñé a coser, les pasamos el capital con mi esposo Germán y les traje telas cuando fui a comprar para mí a Santiago. Así es que somos todas emprendedoras, hemos estado todas en las expos de Navidad, mi mamá con sus tejidos, las niñas con sus scrunchies y yo con mis cojines.
-¿Qué te motivó a confeccionar los cojines terapéuticos?
-Fue debido a una penita del corazón. Mi Nina murió el 7 de enero de 2021 y después que ella falleció quedó mucha ropa. Entonces con mis hermanas y mi mamá decidimos dividírnosla. Cuando fui a su casa me di cuenta de que tenía muchas bufandas, y ahí pensé qué podía hacer con tanta ropa y que quedara para mi familia. Empecé a buscar en internet cómo se confeccionaba un cojín, qué elementos llevaba y me arriesgué con una de las bufandas de mi Nina. Aprendí a coser. Mi mamá tenía una máquina overlock viejita y mi esposo me la arregló porque estaba mala, empecé a coser y formé un cuadrado. Fui al mercado y busqué las semillas y las hierbas medicinales. Hice los primeros cojines y se los regalé a mis hermanas.
-¿Cómo reaccionaron cuando recibieron el cojín?
-Súper sorprendidas, porque sabían que yo estaba haciendo algo, sobre todo mi mamá porque ella me pasó la máquina, pero no sabían qué era. Como los cojines estaban confeccionados con la bufanda de mi abuelita, obviamente las emociones estuvieron a flor de piel. Además, mi Nina había fallecido hace pocos meses. Fue un momento muy emocionante porque jamás pensaron que le iba a dar un uso a sus bufandas.
-¿Sientes que ella te dejó su legado?
-Sí. Siento que mi abuelita me iluminó para hacer esto porque siempre quise tener algo mío, propio. Tal vez hay más gente que confecciona cojines, pero yo no lo hago para la competencia, lo hago para que la gente que encargue tenga algo propio, personalizado y que les dé bienestar. Eso es lo que más me importa, porque todos necesitamos un regaloneo y eso es un cojín terapéutico.
-¿Cómo esta idea llegó a convertirse en emprendimiento?
-Yo creo que mi Nina me fue dirigiendo en esto porque de repente pensé en hacer un cojín con sus bufandas. Partí sin saber coser, no sabía los beneficios de las hierbas medicinales, las semillas, nada. En marzo la fuimos a ver al cementerio y aproveché de llevarle los cojines a mis hermanas. Los primeros eran de canela, tuttifruti y lavanda. Subí la historia a mi Instagram contando que con la ropa de mi Nina había hecho estos cojines para mis hermanas, mi mamá y mi tata. Unas amigas empezaron a decirme que querían uno. Compré tela y se los hice.
-¿Desde ahí te decidiste a tomarte en serio lo que estabas haciendo?
-Sí, después pensé en hacerme una cuenta en Instagram, pero primero necesitaba un nombre y elegí "Corazón de Nina". Corazón es porque cuando la iba a ver ella me decía '¡hola corazón!'. Ella cumplió 100 años en agosto de 2021 y falleció en enero de 2022. Así partí. Hice el Instagram, empecé a perfeccionarme porque la máquina me traicionaba ya que no sabía usarla. Cuando me empezó a ir bien, me compré una máquina de coser nueva.
-¿Qué dijo tu familia cuando partiste con las ventas?
-Mi esposo Germán fue full apoyo, mis hijas me ayudaban a vender llevando cojines a su colegio, las profesoras me encargaron. Mis hermanas siempre comparten y comentan las publicaciones. Mi familia es súper unida en ese sentido.
-¿Siempre has tenido habilidades manuales?
-(Ríe) La verdad es que siempre me ha gustado vender, debería haber sido comerciante. Siempre quise vender algo que perdurara en el tiempo, que fuera sustentable, natural y amigable con el medio ambiente. Nunca estuvo en mis opciones ir a Meiggs o Patronato y revender, sino que buscaba algo natural de autocuidado.
-¿Cómo ha funcionado tu emprendimiento?
-Ha sido todo tan maravilloso porque de repente se me ocurrió el cojín, de repente se me ocurrió el nombre, sin querer aparecían esas cosas en mi mente y así empecé, sin saber que existían tres tipos de agujas, que los hilos eran distintos, que no se llaman géneros, sino telas. También aprendí el uso de las hierbas medicinales y la aromaterapia que también en súper importante.
-¿En qué has avanzado como emprendedora?
-Ahora estoy en el Centro de Negocios de Sercotec, participo en ferias de emprendedores y vendo muchos cojines. He ido modificando las telas, cambiando las puntadas, ahora les pongo etiquetas. También recibo telas de personas que ya no están o que son parte de recuerdos familiares, pero la mayoría pide con telas nuevas.
Tarea para este año
Cecilia Catalán es la profesora jefe del cuarto básico de la Escuela Cerro Placilla y ya tiene programado enseñar a sus alumnos a crear sus cojincitos rellenos con semillas e hierbas naturales.
"Mis estudiantes no manejan mucho el tema. Una apoderada se dio cuenta y me compró, pero a ellos no los tengo en las redes sociales, entonces no saben de la existencia de mi emprendimiento. Lo que sí tengo como propuesta es hacer cojincitos con ellos. Ese es un proyecto que tengo pensado ahora que van cuarto, para que a mediados de año cada uno tenga su cojincito. Tengo alumnos que tienen la condición de espectro autista y a ellos les preparé unos cojincitos para que tuvieran contacto y estímulo, pero los cojines se fueron para la casa y no volvieron más. Mi idea era que se quedaran en la sala, pero a ellos les encantaron", confiesa.
-Si tuvieras un sueño que quisieras cumplir, ¿cuál sería?
-Me gustaría expandir las ventas de mis cojines fuera de la provincia, tal vez participando en expos o en feria de emprendedores fuera de la comuna de San Antonio. Doy los pasos muy lentito, siempre preguntando, asesorándome, porque no quiero equivocarme, ya que a esto lo quiero tanto porque es mío, propio.
-¿Algún mensaje para los niños del cuarto básico?
-Les mando un saludo a mis niños, decirles que me encanta el curso, ya pasamos a cuarto básico y los amo, me encantan. Son míos porque los cuido durante ocho horas y trato de enseñarles no solamente los aprendizajes, sino que lo valórico para que estén bien emocionalmente que es lo más importante.
"La verdad es que siempre me ha gustado vender, debería haber sido comerciante. Siempre quise vender algo que perdurara en el tiempo, que fuera sustentable, natural y amigable con el medio ambiente",
Cecilia Catalán
"Siento que mi abuelita me iluminó para hacer esto porque siempre quise tener algo mío, propio (...). Lo hago para que la gente que encargue tenga algo propio, personalizado y que les dé bienestar".