La artista que le da vida a la ciudad con coloridos mosaicos
Sarah Jane Figueroa es la mosaiquista que está detrás de llamativas obras como la escalera del Talud 21 de Mayo y la más reciente en el sector de la Estación de Cartagena. La creadora exige apoyo para los artistas locales.
Varios trabajos realizados por Sarah Jane Figueroa Céspedes son parte de lo que vemos diariamente al dirigirnos al trabajo o al transitar por importantes arterias como avenida Barros Luco. Uno de ellos está en la escalera que conecta con el Talud 21 de Mayo "Onofre Águila", la que fue decorada con un extenso mosaico que estuvo a cargo de esta artista sanantonina que actualmente reside en Cartagena.
Esta multifacética creadora es profesora de filosofía y ejerció su profesión cerca de una década, sin embargo su pasión por el arte público, especialmente a través de la técnica del mosaico, la llevó a hacerle caso a su corazón y decidió dedicarse a este oficio.
Mediante su propia experiencia, ha podido conocer un lado negativo que afecta a los artistas: la falta de financiamiento para concretar obras y los tiempos que deben enfrentar sin recibir recursos mientras gestionan algún proyecto. Sin embargo, también hay una cara de la moneda que la motiva a seguir y es la buena opinión de la comunidad cuando ve alguno de sus trabajos, el momento que se toman para observarlo o inmortalizarlo con una selfie.
Además, Sarah Jane ha realizado talleres de mosaico con muy buenos resultados. Actualmente está disponible para impartir clases en juntas de vecinos u otras organizaciones sociales.
-¿Cómo aprendiste a hacer mosaicos?
- Fue súper rústico, con puro martillo y muy poca tenaza, que es la herramienta que le da forma a la pieza, y los colores eran básicamente reciclados, muy apagados, las típicas cerámicas que ponen en las casas. Busqué información por internet, experiencias de otras personas como la intervención maravillosa que se hizo en Puente Alto en los muros del Metro. La gestora cultural Isidora López fue una pionera en todo lo que es el arte del mosaico en los espacios públicos. Entonces viendo videos, fotos y los cortes que hacían, empecé a trabajar y a eso le fui sumando investigación en la técnica del mosaico.
-¿Cuándo partiste con el primer trabajo en esta disciplina?
-Yo partí haciendo mosaicos con un grupo multidisciplinario de amigas que formamos en 2001. En esa época trabajamos con unos fondos de la Municipalidad de San Antonio, que correspondían al programa "Comuna Segura", y para desarrollar ámbitos de no violencia, postulamos a un proyecto en establecimientos educacionales municipales y utilizamos la técnica de mosaico como arteterapia. Los primeros murales que hicimos están en esos colegios España, Grupo Escolar, Villa Las Dunas y creo que uno más.
-¿Cómo resultó esa intervención en el ámbito educacional?
-Hicimos murales tanto dentro como fuera de los establecimientos con la ayuda de los alumnos y las apoderadas que también se inscribieron en estos talleres de prevención de la violencia. Fue súper interesante porque las apoderadas no tenían acceso en esa época a hacer un trabajo manual y obtener un impacto en el entorno que se hace visible. Ellas quedaron felices al ver sus obras en los muros de la escuela. El resultado de mosaicos que se dio fue, por ejemplo, el mural que está afuera del Grupo Escolar que dice "Buen trato en familia".
Sarah Jane cuenta que hace pocos días concluyó una nueva obra de su autoría en la Estación de Cartagena. "Es un mural de casi 70 metros cuadrados que incluye no sólo la técnica del mosaico, sino que también la técnica del grafiti y la pintura. En esta ocasión hacer esa cantidad de metros cuadrados significaba tener un grupo de personas especialistas. Trabajamos con Fernanda García, alumna y mosaiquista, el muralista Pedro Martínez, el grafitero Jean Martínez y el artista plástico Gonzalo Sáenz- Diez. Además, el proyecto hacía la sugerencia de que si participaban grupos de la comunidad daban más puntajes. Entonces hablé con Américo, profesor de Artes Visuales del colegio Peumayén, y ellos tienen una brigada muralista. Fueron un día, pero fue significativo porque se vieron niños trabajando en el muro, mamás que tomaron la brocha y se pusieron a pintar. Fue emotivo, emocionante".
-¿Qué trabajo de los que has realizado te gustó más por el proceso o resultado?
-El trabajo que más adoro es el que está en el Talud 21 de Mayo, el mosaico que está en la escalera que son 70 metros cuadrados. Ese trabajo para mí fue de una satisfacción trascendental. Lo hicimos aproximadamente en cinco o seis meses. El mosaico es un trabajo lento que solamente se agiliza con la práctica, y encontrar personas adecuadas que tengan estas habilidades es difícil.
-¿Cuesta encontrar personas calificadas para los equipos?
-He tenido varios equipos y han ido circulando personas que por distintos motivos no se han podido quedar. Hacer arte público significa una gestión de por medio, en donde si tú no tienes trabajo artístico o proyectos aprobados tienes que seguir sobreviviendo de una u otra forma. Por esos motivos hay amigos y alumnos que han tenido que seguir sus cursos en otras áreas porque es muy inestable el trabajo público. Los artistas sobrevivimos con gestión de proyectos.
-¿Cuándo dejaste de ejercer como profesora de filosofía?
-Hace 12 años que dejé la docencia. La verdad es que el camino de desarrollo personal se ha ido conjugando con las posibilidades y las oportunidades que se me han ido dando. Si bien es cierto que tuve una decena de años trabajando en instituciones educacionales como profesora de filosofía, llegado un momento me llamaron para ver si podía hacer el proyecto de un mural y dije bueno, voy a ver qué pasa. Ahí me volví a conectar después de la primera oportunidad con mis amigas. Volví a retomar el tema del mosaico, gracias a una persona que me buscó y otra que me recomendó. Desde ahí ya no paré, eso fue en 2015.
Vestuario sustentable
Otra faceta de esta profesional es la confección de prendas de vestir, utilizando telas recicladas. "También tengo la facilidad de hacer diseño de vestuario. Entonces aprendí a sobrevivir y desarrollar el área de la moda, aunque es más de la costura creativa, la moda lenta, que no es esa moda industrializada que se hacen por tallas standard, sino que tiene un significado mucho más personal. Para las personas que me pedían o me piden todavía tengo una lista con pedidos esperando. Mi marca de vestuario es "Sarah Jane Now", afirma.
-¿En qué consiste esta costura creativa?
-Lo último que he estado desarrollando, porque he hecho de todo, es el reciclaje con chaquetas y polerones que también parecen un mosaico. Hago el reciclaje de telas a través de prendas de vestir, voy uniendo trocitos de telas. Mi mamá es modista y como tiene su taller voy como una lombriz de compost reciclando todos los trocitos que van quedando para poder armar una pieza. Es muy lindo ese trabajo.
-¿Aprendiste lo que tiene que ver con confección de tu mamá?
-Sí, yo crecí entre trapitos entreteniéndome, no como ahora que los chicos dicen estoy aburrido. A mí no me pasaba eso, estaba todo el tiempo haciendo cosas de costura, la ropa para las muñecas. Me fascina también esa área de desarrollo de este oficio.
-¿La gente te puede llevar ropa que ya no usa y tu la transformas?
-Sí, por ejemplo una vez una amiga me llevó dos chaquetas de una lana preciosa, de esas telas que ya no se hacen y de esas dos chamarras saqué un polerón. Ella quedó fascinada porque eran de amigas y de ella cuando eran chicas. Entonces es interesante lo que se hace a partir de la historia y la biografía de la persona, el hecho de rescatar y de ir transformando y reciclando prendas antiguas.
-¿Tú vives en Cartagena?
-Ahora vivo en Cartagena, pero mi mamá vive en Barrancas. Mi pareja, mi amado, que se llama Gonzalo Sáenz- Diez, que es artista visual y profesor de arte de la comuna de San Antonio, vive acá en una casa que está trabajando para transformarla en una sala de arte. Esta es su casa y es como una casa taller, museo, galería, tiene varias funciones. Llevamos 20 años de pareja y creo que ha sido mi maestro.
-¿Te quedan ratos libres para hacer algo que te guste?
-Sí, además del mosaico y el vestuario, también me gusta mucho cocinar. Tuvimos en algún momento un emprendimiento de empanadas gourmet, de cochayuyo, muy vegetarianas. También hay veces en que amigos tienen algún evento, me han pedido que les prepare lasaña vegetariana. Trato de hacer toda esa gama de oficios.
Poco apoyo a artistas
Por otro lado, Sarah Jane enfatiza en la necesidad de que las autoridades u organizaciones valoren el trabajo de los creadores locales, entregándoles los recursos necesarios para hacer sus obras.
-¿Crees que hace falta promover más el arte?
-Si bien agradezco la oportunidad de haber abierto unas bases para postular al concurso de muralismo, fue tan poco el monto que se ofreció para los artistas locales que al final el trabajo, que fue tremendo, súper sacrificado, terminamos pagándonos sueldos de obrero, no de artistas. Con las personas que hice trato, me hubiese gustado pagarles el doble de lo que recibieron. Eso demuestra el poco valor que se le da al arte público y a los artistas locales. No solamente en la provincia, en todo Chile.
"El trabajo que más adoro es el que está en el Talud 21 de Mayo, el mosaico que está en la escalera que son 70 metros cuadrados. Ese trabajo para mí fue de una satisfacción trascendental".
"Además del mosaico y el vestuario, también me gusta mucho cocinar. Tuvimos en algún momento un emprendimiento de empanadas gourmet, de cochayuyo, muy vegetarianas",
Sarah Jane Figueroa