La emprendedora que dejó su trabajo en un banco para dedicarse a la pastelería artesanal
Hace tres años Lissette Bravo renunció al empleo bancario que tenía en Arica para volver a su natal San Antonio junto a su hijo y empezar una vida nueva. En esta entrevista cuenta cómo fue esa transición.
La alegría y el optimismo caracterizan la personalidad de Lissette Bravo, una sanantonina que se radicó siendo muy pequeña en Arica junto a su familia. Hace tres años Lissette regresó a su tierra natal para comenzar de cero, motivada por tener más tiempo para dedicarle a su pequeño hijo.
Su pasión por la cocina la llevó a iniciar su emprendimiento Alicia's Pastelería (por el mismo nombre en Instagram), donde hace gala de su habilidad para elaborar deliciosas tortas, las que decora con los motivos y personajes preferidos de grandes y chicos para cada ocasión, utilizando fondant.
Además, gracias a sus ganas de aprender cada vez más, se ha capacitado en distintas técnicas para hacer crecer su negocio, por lo que hace un llamado a los emprendedores a informarse sobre estos beneficios y aprovecharlos.
-¿Cuánto tiempo viviste fuera de San Antonio?
-Yo nací en San Antonio, pero llegué a Arica a los 15 días de vida. Tuve viajes esporádicos para acá, pero me vine definitivamente hace tres años, porque mi mamá estaba en San Antonio y yo tenía a mi hijo chiquitito. Al final me quedé aquí, pero sola con mi hijo.
-¿Por qué quisiste volver después de toda una vida?
-Cuando estuve con mi prenatal, me vine porque quería que naciera en San Antonio igual que yo.
-¿Te costó acostumbrarte al cambio?
-Sí. Siendo sincera, aún no logro acostumbrarme. Yo me vine a esta casa sin nada. Lo que me salvó fueron los retiros y ahí empecé a armar la casa. Al poco tiempo me encontré con otra emprendedora, la que me comentó sobre el "Fondo Esperanza" y ahí empecé a comprar las cosas para la pastelería, pero antes trabajaba en el living porque no tenía nada, partí desde cero. Cuando pude comprar mis cosas, con la dueña de la casa hicimos la ampliación y pude tener el living-comedor y aparte la pastelería. Me ha costado, pero se ha logrado.
-En Arica te dedicabas a algo distinto…
-Sí, cuando salí del colegio entré a los 19 años a trabajar a un banco como cajera y desde ahí seguí hasta que nació mi hijo. Después intenté volver a esa rutina cuando nació, pero no lo veía nunca. Lo dejaba en el jardín a las 8.30, lo iba a buscar a las siete de la tarde y eso fue lo que me motivó a dejar mi trabajo y venirme a San Antonio. Postulé muchas veces a traslado, pero nunca me salió.
-¿Habías tenido otro negocio antes?
-Cuando tenía 15 años empecé a vender chocolates artesanales con mi mamá, antes de que ella se viniera a San Antonio. Salíamos a vender por la calle, recorríamos clínicas hasta el último edificio del centro. Después cuando mi mamá entró a trabajar, yo seguí haciendo los chocolates y los vendía a mis compañeros en el liceo.
-¿Qué te incentivó a inclinarte por la pastelería artesanal en San Antonio?
-En el tiempo en que estuve con mi mamá le dije que nos dedicáramos a la coctelería porque para mi baby shower había hecho todo. Así empezamos a hacer tortas, después se fue agrandando con eventos. Cuando llegó la pandemia, dejé de trabajar con ella. Además de las tortas, hago colaciones de miércoles a domingo. Los lunes y martes los dejo libres para dedicarme a las cosas de la casa. El fin de semana trabajo los pasteles de choclo. Las hago todas porque todo está muy caro y hay que producir más. Cuando llegué hace tres años, compraba la caja de huevos a $13.500, después la fueron subiendo de a poco, luego hubo un alza de 16 a 24 mil y así ha ido encareciéndose el precio que ya va en 38.900 la caja.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
-Decorar las tortas porque las decoro con fondant. Estudié técnico en párvulos, entonces mi fuerte siempre han sido las manualidades, pero lo que me encanta es cocinar. Todo lo que tenga relación con la cocina me gusta.
-¿A qué edad aprendiste a cocinar?
-A los 12 años porque mis papás se separaron y me tuve que hacer cargo de mis hermanos. Al principio cocinaba horrible, hasta los fideos me quedaban crudos (ríe). Después fui viendo cómo cocinaba mi abuela y mi mamá y ahí aprendí. Con el tiempo me metí de lleno en esto, porque sólo preparaba comidas caseras como porotos, cazuela y lentejas. Como viví en Arica estoy muy arraigada con la comida peruana y me encanta. Ese es mi fuerte, crecí comiendo comida peruana, por eso de repente los menús en mi casa son diferentes a lo que hacen acá. Mi abuela hacía una vez a la semana arroz chaufa o ají de gallina, comidas que no son tradicionales acá.
Capacitación y proyectos
La implementación de su taller de repostería pudo lograrla gracias al financiamiento que ha conseguido a través de los proyectos que ha presentado a diversos fondos estatales, algo que les recomienda a todos los emprendedores.
-¿Has logrado avances en el tiempo que llevas con tu pastelería online?
-Llevo tres años trabajando de forma independiente con las tortas. Gané un proyecto a través de Fosis para adquirir un horno de convención eléctrica. Después postulé a la Fundación Luksic y me regalaron un horno semi industrial y también participo en el Fondo Esperanza de BanIgualdad, donde hacen préstamos a micro emprendedores, los que se pagan de forma semanal y así he ido abasteciendo más que nada la pastelería, comprando mesones, moldes, implementos, todas esas cosas.
-¿Crees que son útiles los talleres que se ofrecen para las pymes?
-Siempre estoy pendiente de los cursos que ofrece Sence. Me he capacitado en inglés, administración y hace poco hice un curso de marketing. En ese curso incluso nos regalaron una tablet al finalizarlo. Esas son cosas que la gente no sabe que están disponibles. No postulan a beneficios del Estado porque no se informa. A mí me llegan las notificaciones al correo y las comparto en mis redes sociales para difundir la información. Hace poco postulé a un curso de Pastelería y Panadería del Fosis.
-¿El algún momento volviste a ejercer tu profesión?
-No, lo de técnico en párvulos ya quedó atrás. Cuando trabajaba en el banco estudié un año de administración de empresas, pero la verdad es que mi sueño sería estudiar Derecho.
-¿Qué torta es la que más te piden?
-La de tres leches. Trabajo a pedido, pero hay días en la semana en que tengo más tiempo y voy haciendo tortas en el día a día y las voy vendiendo. Incluso el fin de semana tengo nueve tortas encargadas, de las cuales cuatro son de tres leches. A veces me acuesto a las tres o cuatro de la mañana cuando tengo mucho trabajo.
-Y en diseño, ¿hay alguno preferido por los niños?
-Para los niños el que más piden es a "Sonic". También trabajo con tortas "3D". Hace un tiempo hice un Baby Joda, tamaño real como el peluche, pero de torta. En otra ocasión hice una torta de Sonic que abajo era la torta y desde la guatita de Sonic hacia arriba era de fondant, era grande, de 25 centímetros solo la figura.
-¿Te gustaría a futuro instalar una pastelería?
-Me encantaría tener una cafetería donde pudiera ofrecer también pasteles, colaciones o una torta. Tengo el espacio y todo para instalarla, pero por seguridad no se puede en estos momentos. Además, con uno o dos eventos que hago en el mes estoy bien. Hago matrimonios, bautizos y ofrezco el servicio completo, porque tengo amigas que también son emprendedoras y trabajo con ellas.
-¿Hay apoyo entre los emprendedores locales?
-En mi caso, si no tengo cupo en algo recomiendo a otras personas que hacen tortas o cóctel. Hay que ser consciente que hay gente que también hace la pega para vivir, entonces en ese sentido no soy mezquina.
Ejercicio Y MÚSICA
Aparte de cocinar, esta vecina de Alto Mirador comenta que deja tiempo para disfrutar haciendo ejercicios y cuando puede, asiste a conciertos.
"Estoy haciendo mucho ejercicio. Hago ejercicios de fuerza, levantar pesos y esas cosas porque hace años atrás tuve una relación muy tóxica de pareja y subí aproximadamente 25 kilos. Después que terminé me propuse bajar de peso por salud. Tenía resistencia a la insulina, caída de pelo y de ahí decidí hacer ejercicios, pero no era constante. Hace un tiempo me propuse dedicarme 100% al ejercicio y cuidar la alimentación.
-¿Vas al gimnasio frecuentemente?
-No, yo soy muy mala para salir, entonces en la casa me adapté un gimnasio pequeño, al principio con pesas chiquititas, después incorporé otras más grandes, un espejo y me hice un banquillo con bandejas de huevo, bien artesanal y me ha servido para lo que necesitaba. Bajé mucho de peso, el tema del azúcar se me reguló y todo lo controlo con la alimentación. Es muy loco porque soy la pastelera que no consume azúcar. También me gusta mucho la música y voy a cada concierto cuando tengo la oportunidad. Este año fui por cuarta vez a Lollapalooza, trabajo y junto plata para darme ese gusto una vez al año.
"Además de las tortas, hago colaciones de miércoles a domingo (...). El fin de semana trabajo los pasteles de choclo. Las hago todas porque todo está muy caro y hay que producir más",
Lissette Bravo
"Estudié técnico en párvulos, entonces mi fuerte siempre han sido las manualidades, pero lo que me encanta es cocinar. Todo lo que tenga relación con la cocina me gusta".





