Es, probablemente, el síndrome más conocido por las personas. El síndrome de Down es una alteración genética que afecta el cromosoma 21, manifestando múltiples sintomatologías. Quizás lo más evidente son las diferencias físicas: ojos almendrados, cara redondeada, orejas de implantación baja, etc. Sin embargo, existen diferencias importantes: no todos los niños, adolescentes o adultos con síndrome de Down cursarán con alteraciones cardíacas, auditivas o visuales, entre otras.

En este mismo sentido, el desarrollo del sistema nervioso central en personas con Síndrome de Down se han descrito diversas anomalías que afectan estructuras neuroanatómicas, produciendo alteraciones cognitivas y de lenguaje principalmente, pudiendo reconocer dificultades para mantener la atención que dificultaran el aprendizaje, dificultades comprensivas, entre otras.

Es aquí donde cobra vital relevancia la estimulación temprana y continua, ya que es fundamental entregar la mayor cantidad de herramientas sensoriales, motrices y comunicativas para conseguir desarrollar el máximo potencial mediante ayuda profesional de educadores diferenciales, kinesiólogos, terapeutas ocupacionales y fonoaudiólogos. A mayor grado de estimulación, mayores serán los logros.

Es así como hoy destacan personas con diagnóstico de síndrome de Down tanto internacional como nacionalmente, desempeñando papeles que hace unos años eran impensados. Por ejemplo, en la última entrega de los premios Oscar el premio al mejor cortometraje fue "Un adiós irlandés" en donde actúa el actor James Martin interpretando un rol protagónico dentro de la cinta.

Por otro lado, en Chile, hace pocos meses se estrenó la serie cromosoma 21, también incluida en la plataforma Netflix, donde actúan Sebastián Solorza y Pía Urrutia, mostrando cómo un entorno favorecido y estimulante permite que se desarrollen aptitudes en diversas índoles y que a su vez nos permiten diversificarnos como sociedad, aprendiendo a convivir con la diversidad funcional cognitiva de forma natural, armoniosa y tolerante.

María Jesús Espinoza

Docente Fonoaudiología

Coordinadora Diplomado en

Deglución Pediátrica

Universidad San Sebastián

Este libro es ideal para profesores, madres y padres que quieren trabajar el método Montessori con sus estudiantes o hijos/as. Como sabemos el método de María Montessori tiene fama mundial, especialmente en Chile, ya que se relaciona con etapas que viven los niños y niñas durante su desarrollo y cómo van aprendiendo de forma natural, sin embargo, es muy estricto y estructurado, en cada una de sus etapas, esto hace que los niños y niñas sean muy independientes desde una edad temprana.

En el libro encontraremos más de 70 actividades y tareas prácticas para niñas y niños de 4 a 8 años, donde aprenderán a descubrir las letras, trabajar con los números, desarrollar el pensamiento científico, guiar sus talentos artísticos y potenciar los idiomas extranjeros. Todas estas actividades se basan en la estimulación de los sentidos, pero también se guiará con las tareas propuestas hacia la autonomía, ya que en cada una se potencia el trabajo del ensayo y error, y con ello el desarrollo de la paciencia.

Adicionalmente, propone una estructura para trabajar en casa que va desde la hora de levantarse, hacer la cama, poner la mesa (con cada cosa en su lugar) y también dónde se debe dejar el tiempo de descanso o actividad de libre elección.

Una de las actividades que más me llamaron la atención fue como los niños y niñas con este método comienzan a adquirir el concepto de fracciones a los 5 años, y no solo su lectura y escritura, sino que logran realizar equivalencias e incluso a resolver ecuaciones con estas, algo mucho más avanzado en años que lo propuesto en el currículum chileno.

Sin duda es una guía muy práctica para quienes quieran aplicar este método con sus hijos e hijas, también con sus estudiantes y necesiten conocer los materiales que se utilizan, ya que no pueden ser cualquiera, y la forma en cómo trabajar cada uno de ellos.

El método Montessori, como todos, si se aplica correctamente es muy bueno y desarrolla muchas habilidades en los más pequeños del hogar. Es riguroso y no tiene nada de libertad, como muchos piensan - "en estos colegios los niños/as aprenden libremente"- eso sí, se aprende con materiales didácticos, de manera lúdica y de acuerdo a cada etapa de desarrollo. Una excelente propuesta que nos deja Julia Palmarola con esta guía.

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