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Perspectiva de Elsa Bolívar Bravo: la incesante búsqueda por la perfección

A dos años de su deceso nos aproximamos al pensamiento vanguardista de esta pintora. Siempre proyectó su innovadora técnica curvilínea en su vasto catálogo y labor docente.
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Yvaín Eltit - Presidente Sociedad de Folclor Chileno.

Elsa Bolívar Bravo (1929-2021) ingresó a la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile en 1947. Entre sus maestros figuran los pintores Carlos Pedraza Olguín, Israel Roa Villagra, Jorge Caballero Cristi y Jorge Letelier Núñez.

Entre 1949 y 1952 estudió pedagogía en artes plásticas en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile.

Al finalizar su formación académica visitó diferentes exposiciones, fue clave su cercanía con el pintor argentino Emilio Pettoruti, comenzó su cuestionamiento a la geometría, tomó en su obra una preponderancia por lo circular.

La artista confesó: "Yo tomé con mucho entusiasmo la línea geométrica, pero cuando me empezó a salir fácil, ya no me interesaba, no le encontraba sentido. Introduje otras cosas como la curva y el caracol, presentes en naturalezas muertas".

En 1955 formó parte del grupo "Rectángulo" con los pintores Ramón Vergara Grez, Gustavo Poblete y Waldo Vila, cuyo fin era poner lo geométrico en el debate público. Una década después pasaron a llamarse "Movimiento Forma y Espacio", promoviendo una renovación artística para incidir en el ecosistema social.

Se tituló de Licenciatura en Pintura en la Universidad de Chile (1956).

Inició su labor pedagógica en el Liceo Experimental Manuel de Salas (Ñuñoa).

Luego en la misma Escuela de Bellas Artes, impartió las cátedras de dibujo, composición y color (1954-1988), y fue directora del Departamento de Artes Plásticas (1979-1982).

De su ejercicio docente decía: "Yo lo que enseñé en Bellas Artes fue el aprender a ver, idealmente para todo ser humano que aprenda a ver la naturaleza sin sentido pragmático. Es despojar la vista de lo utilitario para ver la forma y color, eso te lleva a la belleza natural".

Como autoridad universitaria estuvo a tono con las diversas inquietudes que su época le demandó. Plasmó lo curvo en todas sus creaciones, haciéndolo su filosofía de vida.

Viajó entre su residencia de Las Condes, Santiago y la casona de su suegro Domingo Santa Cruz Wilson en Isla Negra.

Al jubilar siguió pintando y tuvo seleccionados estudiantes que tomaron lecciones particulares en su taller. Siempre en compañía de su esposo, el arquitecto y jazzista Domingo Santa Cruz Morla.

Recibió distinciones como: mención honrosa en el Salón Oficial (1954); tercera medalla en pintura en el Salón Oficial (1959); segunda medalla en pintura del Salón Oficial (1960). Premio Internacional de Dibuix Joan Miró, Barcelona, España (1972-1973).

Participó en la 1ª Exposición Internacional de Arte Moderno en Buenos Aires, Argentina (1960); la XI Bienal de Arte de São Paulo, Brasil (1971); Museo Solomon R.Guggenheim, Nueva York, Estados Unidos (1978); la exhibición "La revolución de las formas: 60 años de arte abstracto en Chile" en el Centro Cultural La Moneda en Santiago, Chile (2017).

Florencia Reyes Santa Cruz, diseñadora en experiencia digital y nieta de Elsa, manifiesta sobre el método estético de la pintora: "Una hermosa y profunda experiencia de análisis e inmersión en la materia y la forma".

fotos cedidas familia santa cruz bolívar
fotos cedidas familia santa cruz bolívar
Florencia Reyes Santa Cruz y Elsa Bolívar (2017).
Elsa Bolívar (a la izquierda) y estudiantes en su taller en la Universidad de Chile (1982).
Desde la izquierda. Elsa Bolívar, su nieta Magdalena Mendoza Santa Cruz, e hija Ximena Santa Cruz (1991).
Caracola-Marginella Gigante 4. Óleo sobre tela, 60x60 (2009).
Alianza. Óleo sobre tela, 80x80 (1977).
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