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La sicóloga que se propuso difundir los beneficios de la biodanza

Mariela Maulén trabaja como facilitadora en San Antonio de este sistema de desarrollo personal que es ideal para lograr bienestar a través de la danza y la música.
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Crónica

La sicóloga Mariela Maulén se ha propuesto difundir la biodanza en la provincia, especialmente en San Antonio, debido a que según sus palabras, este sistema que combina la danza, la música y el movimiento, permite alcanzar un bienestar tanto en la salud física como mental a quienes practican esta disciplina creada por el reconocido terapeuta, antropólogo y profesor chileno Rolando Toro, que logró destacarse por esta iniciativa que comenzó impulsando entre pacientes y facultativos del Hospital Siquiátrico de Santiago y que se ha masificado fuera de Chile.

La profesional que se certificó como "facilitadora en biodanza" y que tiene su consulta particular en avenida Chile, en Llolleo, asegura que conoció a través de su propia experiencia los beneficios que se pueden lograr luego de un tiempo de practicar este sistema, en el que se organizan grupos, pudiendo ser según la edad, ya que hay para niños y adultos sin límites.

"La biodanza es un sistema que descubrió Rolando Toro, fallecido el 2010 y que en los años 60, junto con otras personas que pertenecían a la Universidad de Chile, empieza a realizar un trabajo que tiene que ver con humanizar la medicina. Rolando en ese tiempo ya era sicólogo y lo invitan a trabajar con los pacientes del siquiátrico Doctor José Horwitz, en la comuna de Recoleta, donde logra visualizar lo deshumanizado que era el trabajo con los pacientes siquiátricos. En ese contexto organiza una fiesta e invita a los pacientes que permanecían con bata blanca y cada uno disperso por patios. Ellos llegan con toda su humanidad que todavía les quedaba y descubre que llegan arregladitos, mucho más integrados de lo que estaban en lo cotidiano en ese espacio", cuenta Mariela Maulén sobre el origen de la disciplina.

-¿Qué efectos observó luego de esa experiencia?

-Desde ahí comienza a investigar los efectos que tienen la música como una herramienta terapéutica, el encuentro humano y el movimiento. Son elementos que toma Rolando y comienza a trabajar con estos pacientes. Primero comienza a experimentar con música rítmica, melódica, con sinfonías, entonces empieza a darse cuenta de que cuando tiene música más rítmica, más afro y de "tierra", las personas entran en estados de mayor identidad, están alertas y tienen más conciencia de sí mismo, más interna, de mayor relajación.

-¿Cuáles mejoras pudo comprobar?

-Finalmente, después de muchos años de investigación, llega a lo que hoy en día se conoce como la biodanza, que es un sistema de desarrollo de potenciales humanos que son el de la vitalidad, que tiene que ver con sentirme con ganas de vivir; el de la afectividad, que implica sentir amor, cariño y vincularme con otros seres humanos; el potencial de la creatividad, que es la capacidad que tenemos para resolver cosas en lo cotidiano, en nuestra vida; y el de la sexualidad entendida como la capacidad de sentir y gozar. No solamente con compartir con otro.

-¿La biodanza sirve para quienes tienen depresión?

-Está recomendada para todas las personas, pero si hay alguien con depresión profunda, es importante que primero compense a nivel farmacológico o sicoterapéutico. La biodanza puede ser un colaborador de ese proceso, porque despierta la alegría de vivir. La biodanza trabaja con la parte sana de los seres humanos y la potencia, por lo tanto, está abierta a todos quienes quieran favorecer su propio desarrollo.

Experiencia personal

Esta terapeuta especializada en la atención de adolescentes y jóvenes recuerda que conoció esta disciplina mediante su trabajo, sin pensar en que se dedicaría a ella.

-¿En qué circunstancia llegaste a la biodanza?

-La descubrí el 2010 como algo fortuito, post terremoto. Estaba trabajando en la Municipalidad de San Antonio como parte de la Dideco en el programa de Infancia. Se me pide coordinar una actividad de autocuidado en la "Escuela del Mar", que está en Isla Negra donde me formé, dirigida a los funcionarios municipales como una forma de apoyarlos, luego del arduo trabajo que les tocó hacer por el terremoto.

-¿Cuándo la comienzas a practicar?

-Después con un grupo de amigas de la zona, también trabajadoras del área social o salud mental, tuvimos la oportunidad de participar en un taller que hizo una persona que se estaba formando en biodanza, por un par de meses, pero después se suspendió porque en San Antonio no había facilitadores. En 2010 sólo se habían iniciado grupos en Algarrobo y El Quisco. Para mí fue muy fácil porque siempre he tenido mucho contacto con la música. Esto ha sido un refugio. Familiarmente ha sido siempre un espacio que mi familia ha tenido para poder apoyar nuestra vida. Entonces el guitarreo, el canturreo es algo con lo que crecí.

-¿En qué sentiste que te sirvió?

-Posteriormente, tuve un proceso de una dificultad súper significativa, de un cuadro del ánimo muy importante. Cuando me dieron de alta, la indicación fue hacer biodanza o alguna otra terapia que tuviera que ver con el cuerpo, porque yo era muy mente. Como ya la conocía la empecé a practicar desde 2015 y estuve en un grupo regular que hacía biodanza una vez a la semana por dos años. Ahí entré a la "Escuela del Mar" a formarme como facilitadora de biodanza, proceso que dura cuatro años.

Alfonso Naves (82) participa desde el año pasado en un grupo de biodanza que realiza Mariela Maulén y, de acuerdo a su versión, le ha ayudado incluso a sociabilizar con otras personas.

"Descubrí la biodanza a través de mi gran amiga Mariela Maulén, quien me invitó a una sesión en El Quisco. Esa oportunidad sirvió para conquistar mi interés por esa disciplina. Ahí descubrí que se abría un nuevo mundo para el ocaso de mi vida. Felizmente el año pasado se abrió una posibilidad que me ha permitido todas las semanas acudir a esas sesiones que son como un bálsamo para el alma, un descanso para la agitada mente y una caricia para el cuerpo. Además, permite crear lazos fraternos que se traducen en amistades que trascienden a las diferencias de edad", sostiene Alfonso Naves.

Secuelas pandemia

Aparte de impartir clases de biodanza, Mariela Maulén ejerce su profesión como sicóloga. Desde esa condición, asegura que el encierro por la pandemia generó consecuencias que, según afirma, no había visto en sus 20 años de trayectoria profesional.

"Lo que las estadísticas nacionales dicen es lo que uno vive acá. El año pasado, hasta abril, trabajaba en una escuela algunas horas porque me encanta el área pública y trabajar con jóvenes y adolescentes. Realmente la urgencia en la escuela fue tremenda, terrible, tuve licencia tres meses. Trabajé durante diez años en el Sename, por lo tanto tengo harta experiencia en cosas duras, pero estuve siete semanas en la escuela y me dio el síndrome "burnout" (desgaste laboral). Llevo 20 años trabajando 'donde las papas queman' con visitas domiciliarias, no tiene que ver con que no tuviera experiencia en situaciones duras. El nivel de estrés y licencias médicas de profesores y personal de la escuela era muy alto, y eso que no estaba en la escuela más vulnerable de San Antonio.

Respecto a esa experiencia, afirma que "lo que me pasó el año pasado al mirar ese contexto en la escuela y el país, es que la biodanza es una herramienta súper valiosa para disminuir los efectos de lo que ha impactado en nosotros la pandemia, el daño biológico, social, emocional, mental. Es una herramienta barata como inversión, porque si lo haces a nivel particular no vas a pagar más que ir a un gimnasio y vas a aumentar tu calidad de vida. Es una herramienta muy poderosa para entrar más rápido en estados de bienestar. No es un tratamiento sicológico, pero sí un buen aliado para combatir el estrés y el nivel de trauma que las personas puedan tener.

-¿Lo has presentado en alguna entidad pública?

-Sí, he estado en conversaciones con la Oficina de la Mujer para poder utilizar la biodanza como herramienta. El año pasado también hice algunos talleres en el área de Salud Mental en Las Cruces, porque había personal con cercanía con la biodanza. Entonces es algo que estamos difundiendo.

"La biodanza trabaja con la parte sana de los seres humanos y la potencia, por lo tanto, está abierta a todos quienes quieran favorecer su propio desarrollo",

Mariela Maulén

"La biodanza es una herramienta muy poderosa para entrar más rápido en estados de bienestar. No es un tratamiento sicológico, pero sí un buen aliado para combatir el estrés y el nivel de trauma".

la sicóloga Mariela Maulén descubrió la Biodanza tras el terremoto de 2010.
Esta disciplina mezcla movimientos que pueden realizar personas de cualquier edad con música.
la profesional invita a las clases abiertas que se anuncian a través del Facebook "Biodanza San Antonio". También pueden hacer consultas en el whatsapp +56 9 8952 3219.
Alfonso Naves tiene 82 años y desde el 2022 participa en las clases de Biodanza que imparte Mariela Maulén (derecha).
Además de ser una instancia terapéutica, permite facilitar la sociabilización entre los integrantes del grupo.
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