Alipio, Edwards y el Señor Zañartu
En marzo fallecen tres chilenos destacados. Nos deja la voz inconfundible del periodista Alipio Vera Guerrero (Premio Nacional de Periodismo 2013), dueño de un relato pausado y reflexivo. Su figura, conocida gracias los despachos desde la Cordillera, durante la tragedia del avión que se estrelló el año 1972 con los rugbistas uruguayos. Compañero de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile del fallecido Eduardo Rodríguez Álvarez. El particular nombre agregaba una cuota más de carácter a su personalidad, alejada de bulla. En unos de sus últimos trabajos para la televisión, sobre los ríos de Chile, los muestra desde donde nacen en la cordillera, y finalizan en la desembocadura; pueblos, gente, clima, cómo un río influye en la vida, lleno de imágenes y preguntas sencillas.
El segundo, Jorge Edwards Valdés (Premio Nacional de Literatura 1994), quizás el menos masivo; me entero de su partida al comprar el diario de ese domingo, cuando veo su retrato en la portada del matutino en el quiosco, frente de la plaza José Luis Norris, sector Barrancas; el suplementero cuenta que había sido el dueño del Mercurio; algo de razón tenía, ya que este diario y una cadena de ellos son de propiedad de la familia Edwards. El longevo escritor fue periodista, diplomático y crítico literario. Alguna vez lo vimos paseando, en una tarde estival por la plaza de Llolleo junto al poeta Nicanor Parra Sandoval y al ensayista y escritor Federico Shopf antes de ir a tomar onces a Las Cruces. En una de sus últimas entrevistas televisivas, año 2016, le preguntan qué es felicidad, y contesta : "leer un buen libro por la noche", y agrega de inmediato, "con un whisky". Murió en su amada Madrid (tenía doble nacionalidad), resintiendo de la poca vida cultural de Santiago y añorando noches de tertulia y conversación.
Dejé para el final al más conocido para el público, Eduardo Ravani Vergara o el Señor Zañartu de "La Oficina" del programa "Japening con Ja" de Televisión Nacional de Chile de la década de los ochenta; periodista, actor cómico, productor, guionista, unió sus dotes artísticas con un liderazgo fuerte y preclaro.
Unas semanas antes, en un encuentro con un amigo de mi segunda infancia, me cuenta que habían muerto la señora Amelia y don Jorge Monsalve, en calle Quellón de Llolleo. Vienen ideas a mi cabeza. De forma inmediata me empiezan a doler mis rodillas.
Aldo Calderón Navarro
