Proyecto Puerto Exterior
El proceso de Evaluación Ambiental del proyecto Puerto Exterior San Antonio ha permitido activar distintas esferas de opinión -comunidad organizada, ONG, academia, etc.- que han ido aportando y acumulando observaciones, antagonismos, propuestas y vociferaciones.
Sin duda que la construcción de un megapuerto concita diversos intereses, pero también configura la oportunidad de crear un espacio de conversaciones que garantice las modificaciones que la ciudad requiere, pero desde una nueva concepción en la construcción territorial.
La intervención del espacio urbano a esta escala supone la necesaria coordinación de muchos actores relevantes, mediante un análisis amplio y donde todos los intereses debieran ser ecualizados y equilibrados en pro de los beneficios que se generarían hacia las personas.
Entonces, el solo tamaño, en este caso la gran escala, no es mérito que exima el ejercicio de la planificación, reemplazándolo por un accionar monopólico y sin contrapeso que provocará mutaciones irreversibles del territorio y con impactos de toda índole.
La decisión gubernamental de instalar una mayor capacidad portuaria en San Antonio, no es justificación para la falta de promoción de los diálogos locales, es más, la existencia de este tipo de iniciativas invita a una imperiosa pausa y a la urgente modelación de un Plan Estratégico de inversiones que reconozca e intente resolver las problemáticas existentes de toda el área de influencia y no solo del accionar portuario. Pues no basta con generar zonas de amortiguación próximas o de mínimas mitigaciones. Es necesario generar un escenario integrado que propicie el desarrollo económico, social y urbano de la ciudad y la provincia.
La tarea de planificar debiera ser asumida con fuerza por el gobierno local, articulando la presencia y el financiamiento sectorial del estado. Aquí surge la oportunidad, tal cual el año 1908 cuando las obras del puerto proyectadas por Gerardo Van M. Broekman, incorporaba "obras de ciudad" más allá del polígono portuario. Hoy por qué no.
Un Plan debiese ser el catalizador de inversión pública y privada, atendiendo aspectos deficitarios en materias ambientales; resguardando y protegiendo el hábitat y los ecosistemas más frágiles y de alto valor; consolidando espacios públicos barriales y comunales dando cabida a las necesidades de espacio físico y lugar social de las comunidades; creando parques urbanos que revaloricen áreas existentes abandonadas; reconvirtiendo económicamente importantes zonas históricas de la ciudad (Calles Centenario, Luis Reuss, El Molo, Avda. Chile); trazando nueva infraestructura de transporte; promoviendo la comuna como domicilio de instituciones de educación superior; actualizando los instrumentos de planificación territorial (PRC e intercomunal) ajustando la coexistencia de usos mixtos para la mayor demanda de vivienda, áreas de recreación y repensando la existencia de los usos industriales hoy masivos que solo hipotecan el futuro de la ciudad.
Al interior de este Plan puede coexistir el puerto. En cambio un proyecto que avanza aislado, peligra su éxito.
Atentamente,
Gustavo Ávila González
Arquitecto U.V.
Profesor adjunto
Escuela de Arquitectura
Universidad de Valparaíso