Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Deportes
  • Clasificados
  • Estrellas
  • Contraportada

El bolero se moderniza de la mano de artistas pop y también urbanos

Músicos como Lasso, Rosalía y Rauw Alejandro y Myke Towers han incluido elementos de ese género en canciones.
E-mail Compartir

EFE

Tal como ocurrió con géneros latinoamericanos como la bachata, el merengue y el reggae, artistas contemporáneos de raigambre pop y hasta urbano han comenzado a echar mano al bolero.

"No hay nada más romántico que un bolero. Un artista latinoamericano no tiene cómo no visitarlo cuando hace música de amor y desamor", dijo a EFE el cantautor venezolano Lasso, quien se inspiró en este género musical para la composición de gran parte de su disco "Eva", el cuarto de su carrera.

El compositor e intérprete de "Ojos marrones", uno de los temas más exitosos de 2022, está convencido de que "todas las canciones románticas han nacido allí, en un bolero que escuchamos en la infancia o en la preadolescencia".

Rosalía y Rauw Alejandro coinciden con él. En una entrevista con Billboard, al lanzar las tres canciones de "R+R", su primer trabajo en conjunto, explicaron que al plantearse hacer una composición romántica, "teníamos que hacer un bolero".

El resultado fue "Promesa", una canción dedicada a la abuela de la artista española, que le "enseñó a amar los boleros", explicó Rosalía.

Natalia Lafourcade, Lila Downs y Mon Laferte son otras de las artistas que han incluido boleros tradicionales y fusionados en su repertorio.

En Chile, es una de las bases del movimiento "pop de raíz" con exponentes como Bloque Depresivo, el bajista de Los Tetas Demian Rodríguez, Flor del Recuerdo, Carlos Cabezas Rocuant, Paz Court y Ana Tijoux, con un proyecto musical llamado Roja y Negro.

De cuba al mundo

El género nacido en Cuba en el siglo XIX, y abrazado después por México en el siglo XX, país donde hizo la mayor parte de su carrera el chileno Lucho Gatica, conocido como "El Rey del Bolero", ha tenido varias vidas. Una surgió con el nuevo aire que le dio Luis Miguel en los 90 y ahora esta, en que ha sido más "intervenido".

Por ejemplo, el artista urbano Myke Towers, incluyó en su nuevo disco "La vida es una", varias canciones de amor con elementos del bolero. "La insistencia por paralizar los géneros musicales y encerrar a los artistas en cajitas siempre fue absurdo, pero hoy en día lo es más porque ya no funciona", comentó el puertorriqueño.

Su tema "Mi droga" arranca con guitarras típicas del bolero y mantiene parte de su base rítmica. Es una canción de amor, pero "¿se le puede llamar un bolero? Depende de quien lo escuche. Para mí no tiene sentido querer ponerle un nombre al arte. Nosotros vamos agarrando elementos e inspiración de las cosas que nos mueven", subraya Towers.

Incluso Bad Bunny hizo de las suyas con el género en 2019, cuando grabó junto al grupo Los Rivera Destino el tema "Flor". Pero eso no significa que el bolero más clásico haya muerto. Ricardo Montaner y Carlos Rivera presentaron en marzo un bolero ranchera llamado "Ya no fumo".

En su primer trabajo en conjunto, la pareja de Rosalía y Rauw Alejandro incluyeron un bolero.
Registra visita

Reflexiones

E-mail Compartir

por Raúl Caamaño Matamala, profesor U. Católica de Temuco.

De principios se trata

¿Cómo es eso? Que todo aquello que asumamos, emprendamos, debe estar ligado a valores, a mínimos, a principios. Debe estar unido a aquello que mínimamente encauza nuestro vivir, más allá de lo contingente, de lo casual; esta vez, más bien, es causal. Estos principios se vinculan con los sueños de cada uno de nosotros, y está claro que no tienen que ver con el hacer, tienen que ver con el ser, con nuestra esencia; si de principios se trata, esta vez, han de ser principios éticos.

En un nuevo texto, en una nueva carta magna, habría que consignar esos mínimos, esos principios bases. Y no son cinco ni diez ni quince, debieran ser algunos más los considerados. ¿Cómo cuáles? Aquí van algunos, respeto por la dignidad humana, derecho universal a la educación, preservación de la paz, desarrollo social sostenible, acceso universal a la salud, derecho a un medioambiente sano, derechos humanos interdependientes, derecho a la vida, a la supervivencia y al desarrollo, derecho a la vivienda, derecho al trabajo, derechos de los niños, niñas y adolescentes, derechos de las personas mayores, derechos de los pueblos originarios, derechos humanos de las mujeres, tolerancia y multietnicidad, igualdad de oportunidades, economía ecológica, justa y solidaria,… estos principios, los que se desprendan de estos y algunos cuantos más.

Fácil es, quizás, nominarlos, hacer una lista de ellos, lo complejo, lo verdaderamente complejo es concordar en ellos y hacerlos operativos, fijarlos, e itinerarlos en el tiempo y el espacio; ¿más preciso?, ahora, en este, nuestro Chile, y para veinte, treinta o más años. NO es la pretensión tenerlos todos, de una, hay que ordenarlos paso a paso en el tiempo; y, más que lenguaje técnico, jurídico, es imperativo dar espacio generoso a un itinerario en el sistema educativo social e institucional, esta es la llave maestra, la educación, y no la educación cosista, sino aquella trascendente.

En esta muestra o propuesta, no hay un principio menos importante que otro, todos y cada uno de ellos son de suyo imprescindibles, además están concatenados, uno sostiene al otro, uno se condice con el otro, y así. Y si los analizamos, no es una suma, es más que eso, son objetos sinérgicos.

Una vez más, solo una vez más, al mediar en esta discusión, o con esta proposición, los principios mínimos a los que nos referimos, bien podríamos denominarlos principios tradicionales de la ética social, en los que la transparencia, la honestidad y la responsabilidad deben ocupar de modo preeminente todo el entorno.

Y el objeto de poner el foco en los principios y no en los tópicos es porque se deben privilegiar los derechos y las garantías fundamentales que deben imponerse en todo conglomerado de personas.

¿Es difícil, muy difícil? Sí, mas tengo claro que debe intentarse, una vez más.

captura
captura
Registra visita