Recientemente se ha publicado una nueva directriz donde la Organización Mundial de la Salud (OMS) desaconseja el uso de edulcorantes, basado en revisiones que concluyen que no confieren ningún tipo de beneficio a largo plazo en el control del exceso de peso y grasa, e incluso, podrían tener efectos indeseables a la salud. Esta información ha sido ampliamente difundida, generando diversas reacciones desde todas las áreas involucradas.
Chile es uno de los países con mayores niveles de exceso de peso a nivel mundial, tanto en la población adulta como infantil, resultado de cambios sostenidos en el patrón de alimentación y aumento del sedentario. En efecto, un tercio de la población nacional señala consumir diariamente productos industrializados y solo un 15% cumple con las recomendaciones de frutas y verduras.
Esta nueva recomendación abre un gran debate a nivel nacional, asociado a la ingesta de edulcorantes no calóricos y alimentos procesados que los contienen, considerando que la industria alimentaria reformuló productos con el fin de no superar los límites que establecen la incorporación de sellos "altos en", aumentando considerablemente su uso en respuesta a la implementación de la ley de etiquetado. En efecto, según los reportes, la sucralosa, aspartame, acesulfame-K y estevia, aumentaron significativamente su consumo promedio, desde la implementación de la ley.
En este contexto, basándose en esta nueva directriz, se hace urgente el educar a la población de que esto no implica el retorno del azúcar de mesa, ni que estos productos procesados que contienen edulcorantes artificiales deban ser eliminados completamente de la dieta.
Una adecuada interpretación a esta nueva recomendación de la OMS debería orientarse hacia la reincorporación a la mesa de alimentos naturales, mínimamente procesados, más que al retorno del azúcar refinado propiamente tal, además de acostumbrarse a sabores dulces más naturales y menos exacerbados.
Evelyn Sánchez
Directora carrera de
Nutrición y Dietética
Universidad de las Américas