Mercado de San Antonio: un lugar lleno de historia y tradición
Con cerca de medio siglo de existencia, este recinto ubicado en pleno centro de la ciudad aún mantiene locales que abrieron sus puertas a mediados de la década del '70.
El colorido y los aromas de las frutas y verduras frescas, junto a los "caseritos" de los diferentes locales pesando los productos que cada día llegan a buscar sus fieles clientes, los comensales deleitándose con un abundante plato de cazuela o alguien que busca un regalo en alguno de los bazares que ofrecen desde zapatos, gruesas medias y hasta artículos de plástico, son parte del paisaje cotidiano del Mercado de San Antonio, que ya se empina por el medio siglo de historia.
Además de las verdulerías, en este recinto al que se puede acceder por avenida Balmaceda o desde la salida de la galería "Manzur", en pleno dentro de la comuna puerto, hay una gran variedad de negocios dedicados a diversos rubros como carnicería, salón de belleza, insumos para gastronomía, huevos, pescadería y hasta un taller de confecciones, entre otros.
Uno de los negocios históricos del Mercado es el restaurant Capri, que, de acuerdo con su propietaria Patricia Opazo, fue el primer local en instalarse en 1974, de la mano de su madre, Fresia López.
"Mi padre Alberto Opazo Álvarez abrió el restaurant Capri en Llolleo en 1965, cuando llegamos de San José de Maipo. Yo tenía tres años. Pasaron casi diez años y se construyó este mercado y se dio la oportunidad de comprar los locales. Mi mamá se embarcó en comprar el primer local que se abrió aquí que fue el restaurant Capri. Entregaron unas murallas nomás y ella con mucho sacrificio fue de a poquito construyendo. Al principio era como una cocinería. Gracias a su trabajo nos dio educación a sus seis hijos. Siempre me he sentido muy orgullosa de ellos", cuenta Patricia Opazo, quien en 1996 se hizo cargo del local.
-¿Cuándo era niña iba al restaurant con su mamá?
-Venía poco, porque a mi hermana menor le gustaba venir más. Recuerdo que desgranaban sacos de porotos y choclos. Por lo que nos contaba mi mamá, venían los camioneros temprano, a las 6 de la mañana se venía a trabajar. Ella cocinaba con una ayudante que tenía.
-¿Han cambiado los gustos de la gente a la hora de comer con el paso del tiempo?
-Aquí lo que más se vende es la cazuela de vacuno y carne mechada, y eso se ha mantenido por años. Nosotros hacemos comidas caseras, nos dedicamos al guiso, pollo arvejado. Se siguen usando las recetas de mi mamá que actualmente tiene 86 años, uno le enseña a la cocinera y ella le pone su amor también.
-¿A qué se dedicaba usted antes de hacerse cargo del local?
-Trabajé en la Compañía de Teléfonos como operadora durante 14 años, pero después acá se terminó ese trabajo y las mandaban a Santiago o Valparaíso, y yo con dos guaguas no me podía ir, porque no convenía económicamente. Tuve muy buenas compañeras de trabajo y amigas que aún mantengo.
-¿Alguien más de su familia se interesó por este rubro?
-Mis hijos están ejerciendo sus carreras de piloto comercial y enfermera en Santiago y mis sobrinos también son todos profesionales. Esto es bueno, pero es muy sacrificado. Ojalá que alguien quiera después seguir, no se pierde la esperanza, porque tiene que ser alguien que quiera al negocio. Yo elijo personalmente las papas, la carne, las verduras, todo…
-¿Cuál es la clave para mantener su negocio tantos años?
-Es el cariño, la calidad y mi grupo de trabajadoras que constantemente me están apoyando, y lo hicieron también en el periodo de la pandemia que tanto daño le causó a los restaurantes, por eso aprovecho de agradecerle a mi equipo.
Post pandemia
La llegada de la pandemia del covid-19 afectó fuertemente al comercio, incluso muchos negocios bajaron sus cortinas, algo que no fue una excepción en este emblemático establecimiento sanantonino. Así lo confidencia Marta Abarca Agüero, administradora del Mercado, sin embargo, destaca que ya es una etapa superada y que hoy están trabajando para seguir avanzando.
"En este momento estamos con un proyecto mejorando y cambiando el techo de dos pasillos del Mercado, lo que va a dar más luminosidad y también por seguridad, porque el actual tiene 40 años. Ya se cambió hace un tiempo la parte eléctrica. Nosotros alcanzamos a hacerlo y empezaron a haber incendios en mercados en distintas regiones. Gracias a Dios habíamos renovado toda la parte eléctrica. Cuando vinieron de la Superintendencia de Electricidad y Combustibles (SEC) nos felicitaron. Esto es importante porque ahora los locales tienen focos fluorescentes, hervidores, horno eléctrico y cosas para cocinar porque los comerciantes prácticamente viven acá durante el día", afirma la administradora.
-¿Tienen algún proyecto en carpeta a futuro?
-Sí, tenemos proyectos más grandes como el cambio del alcantarillado porque el que tenemos es antiguo. También queremos renovar los pisos. El objetivo es atraer más público porque ahora la afluencia ha bajado sobre todo en las tardes. En la mañana es el "boom" y después se empieza a apagar. Esto pasa desde el 2019, la gente empezó a volver a su casa más temprano. Por eso, hace tres años estamos cerrando a las 19 horas.
-¿Por qué cree que viene menos gente que antes?
-Yo creo que es porque se habla tanto de que San Antonio está peligroso, que hay delincuencia y todo eso afecta. Al final la gente se asusta y no quiere venir al centro a comprar. Lo mismo pasa con la gente de la costa, yo soy de San Sebastián y allá se llenó de comercio, porque están prefiriendo comprar cerca de sus casas.
-¿En qué ha cambiado el Mercado?
-Tenemos una gran variedad de rubros. Tienes el estacionamiento, la comida, peluquería, masas, carnicería, rotisería, huevos, fruta y verdura fresca. En pocas palabras das una vuelta por el Mercado y encuentras todo lo que necesitas. Además, ahora hay más seguridad porque tenemos cámaras y pantallas donde quedan grabados todos los movimientos.
-¿Cómo enfrentaron la llegada de la pandemia?
-Se cerró casi la mitad del Mercado, era una cosa muy triste ver vacíos los pasillos. Igual hubo gente que seguía viniendo para acá porque entre ir a hacer largas colas a un supermercado o venir al Mercado que es un lugar amplio, prefería comprar acá, aunque había pocos locales abiertos. También se implementó el delivery, pero era complicado.
-¿Aún quedan locales antiguos que están desde el inicio?
-Sí, quedan algunos de los históricos. Hay restoranes que son los más antiguos, el de los frutos secos y las verdulerías, hay dos o tres grandes que han pasado de generación en generación.
-¿Cree que falta promover más el Mercado de San Antonio?
- Sí, nos confunden mucho con el Mercado del Mar y nos damos cuenta porque tenemos una página y a veces nos escriben críticas que tienen que ver con ellos y tenemos que estar explicándoles que nosotros somos el Mercado de San Antonio, de frutas y verduras, el de productos del mar es otro. Falta potenciar más este lugar, porque no hay publicidad ni señalética que indique dónde estamos ubicados.
-¿En qué momento dieron vuelta la página luego de la pandemia?
-Primero por el estallido social y después con la pandemia se decoraba muy poquito para fechas especiales como Fiestas Patrias y Navidad. El año pasado nos destapamos. En septiembre llenamos de globos, banderas e hicimos una inauguración de septiembre con un conjunto folclórico el 16,17 y 18. Para mí el 18 de septiembre de 2022 fue volver a la vida en el mercado. Hubo mucha música y alegría, como no se veía desde hacía años. Pudimos bailar un pie de cueca, bailar uno al lado del otro y eso fue importante porque la gente de atrevió de un golpe a decir 'ya, esto se acabó, hay que mantener distancia, pero podemos ser felices'.
"Aquí lo que más se vende es la cazuela de vacuno y carne mechada, y eso se ha mantenido por años. Nosotros hacemos comidas caseras, nos dedicamos al guiso, pollo arvejado",
Patricia Opazo,, restaurant Capri
"Ahora hay más seguridad porque tenemos cámaras y pantallas donde quedan grabados todos los movimientos",
Marta Abarca,, administradora del Mercado de San Antonio
