El artista sanantonino que ha recorrido el mundo mostrando sus pinturas y su particular música
Carlos Abello pintó un mural en un antiguo castillo de Italia, estuvo en medio de la selva en África y toca un poco conocido instrumento. "Mi pintura es muy espiritual", dice este apasionado trotamundos.
Figuras geométricas ubicadas en distintas posiciones llenan el espacio de un cuadro, uno de los tantos que Carlos Abello (33) crea desde hace varios años. El artista visual que reside en Barrancas, además se ha dedicado a realizar murales, retratos llenos de colorido y pinturas en prendas de vestir y zapatillas, donde rostros como el de Freddy Mercury, Mike Jagger y David Bowie pueden resaltar en una sencilla chaqueta de mezclilla, convirtiéndola en una verdadera "joyita".
"Desde que tengo memoria que ando dibujando, pintando, inventando cosas. En el colegio dibujaba a los profes, a mis compañeros y de hecho reprobé años por lo mismo, por dejar de lado lo que me estaban explicando en la clase por estar pintando. Obviamente para mí en ese tiempo era un juego, que ahora es mi oficio, mi estilo de vida, no me veo trabajando en otra cosa", confiesa el artista local.
¿Qué crees que te motivó a dibujar y pintar cuando niño?
-El hermano menor de mi mamá siempre estuvo dedicado al arte, pero lo dejó como hobby. Él dibujaba y pintaba las paredes de su pieza con portadas de discos. Son mis primeros recuerdos de cuando conocí el arte.
-¿Participaste en algún taller en San Antonio?
-Cuando era muy niño, como a los 10 años, me interesó la animación japonesa y participé en un taller que duró como un mes. Antes de estudiar siempre fui autodidacta, no fui nunca a talleres formales. En ese tiempo no me gustaban las masas de gente. Siempre fui reservado, tranquilo y es algo que aún mantengo, por lo mismo no hago muchas exposiciones. Prefiero estar en mi tallercito trabajando y muestro lo que hago a través de publicaciones en redes sociales (@abellopaint
en Instagram).
-¿Estuvo de acuerdo tu familia en que estudiaras arte?
-Al principio, cuando le conté a mi mamá, fue difícil, pero ella sabía porque nunca me vio como ingeniero o prevencionista de riesgos, siempre me vio ligado a la música o a las artes visuales. pero ella me apoyó porque conoce el trabajo del arte, tiene muchos amigos que son artistas, entre ellos los músicos Kike Galdames (Illapu) y Jaime Herrera. Para mi papá fue más complicado, pero insistí. Entré el 2010. Había quedado en la Escuela de Bellas Artes de Viña que estaba en el Palacio Vergara, pero se cayó con el terremoto. Luego supe que había una Escuela de Bellas Artes en Valparaíso, di la prueba, quedé y estudié seis años.
-¿Cómo definirías lo que haces?
-En este momento estoy trabajando con figuras que tienen relación con la geometría. Mi pintura es muy espiritual, habla mucho de lo que tenemos dentro de nosotros y que pasa desapercibido en la gente. Son colores, emociones, geometría, fluidez. Ese es mi trabajo, pero siempre estoy abierto a otros tipos de pintura.
-¿Por qué te decides a pintar murales?
-Cuando comencé a pintar murales fue netamente porque me aburrió el tamaño de los cuadros, me quedaron chicos, estaba muy limitado a un cuadro. Empecé a salir autogestionado, sacando lucas de mi bolsillo. Como voy a pintar a la calle, por lo general salgo a hacer un mural y siempre se acerca alguien que me pregunta cuánto cobro por hacer una pintura y ahí se me cambia lo que es el artista, a la parte social. Entonces hacer un mural no es solamente pintar, sino que también hay mucha socialización con la gente. En esa parte me toca ser empático y amable. Otros artistas cuando les hablan contestan 'estoy trabajando', yo, en cambio, me doy el tiempo y le hablo a la gente.
-¿Cómo verificas que lo que haces es del gusto de la gente?
-Cuando comencé a trabajar en mi página de Instagram me di cuenta de que a la gente le empezó a gustar lo que hago. Me empezaron a comentar y a escribirme. En un momento me vi súper envuelto en mi trabajo. Después quise expandirme un poco y tomé un vuelo a Europa.
Arte en el viejo mundo
En 2018 Carlos partió con rumbo al Viejo Continente donde tocaba el hang, un particular instrumento de percusión, para ganar algo de dinero hasta que conoció a un amante del arte que se transformó en su "mecenas".
-¿Cómo surgió ese viaje y cómo resultó?
-Ni yo sabía adónde iba. Junté plata, un poco de pilchas, tomé unos lápices y me fui solo por la vida. Tenía un par de contactos que me ayudaron con el techo. Ahí me empecé a abrir camino en Barcelona, pinté, después viajé en bicicleta hasta Francia, donde estuve tocando en la calle, porque también soy músico, toco el hang. Un día estaba tocando cerca de la iglesia Sagrada Familia y se acercó un chico que era de Estados Unidos, me dijo que le gustaba mucho el arte y que tenía un problema, porque tenía que viajar a tal lugar y su bicicleta no le entraba en el auto. Me pasó su bicicleta con un equipamiento profesional, agarré mis instrumentos, los amarré, pedaleé como tres días, enfocado viajando por parques, viendo mucha naturaleza, esos campos españoles, pasé por la frontera y llegué a Francia.
-¿Qué momento destacarías de lo que viviste en Europa?
-Me quedaba un mes y llegué a Venecia, el lugar donde partió todo. Ahí conocí a Vittorio Da Mosto, que es un personaje muy clave en mi vida artística. Él es fotógrafo, artista y amante del arte. Me comenzó a apoyar increíblemente. De Francia a Italia me fui con mil pesos, no tenía nada más y a los dos días de estar en Venecia me encuentro con este personaje de una muy buena situación y con un círculo extraordinario. Le hice un mural en su casa, que es un palacio de cinco pisos construido en el año 1800. Esto fue en 2018 y ahora estamos armando la tercera exposición.
-Debe haber sido muy motivador para ti todo lo que viviste en el viaje…
-Volví a Chile con la misma motivación y con hambre de seguir creando. Después de una experiencia así para cualquier artista es súper gratificante y motivador. Además, en enero de 2022 estuve en África con Lore, mi pareja, y un grupo de chilenos que fuimos a Guinea a un seminario en arte y música. Estuvimos un mes en la selva, en diferentes aldeas donde tocaban diversos tipos de música, hablaban un idioma distinto en cada una, fue muy fuerte ver la vida de ellos porque hay mucha pobreza, fue un choque cultural, me he dedicado a coleccionar buenos momentos.
Publicidad "andante"
Pintar en prendas de vestir o zapatillas es otra parte de los servicios artísticos que ofrece este creador. A través de estos retratos, asegura que consigue una excelente opción para darse a conocer.
"También hago arte en ropa. Me gusta mucho que sea como una pintura en movimiento, andante. Ahora estoy por invertir en una prensa de sublimación y voy a sacar una línea de tazas y sticker, y también quiero hacer rompecabezas. Comencé jugando, pintando a los profes, y ahora estoy envuelto en todo un ámbito artístico.
-¿Cómo llegaste a pintar el container del Centro Cultural?
-Escribí un proyecto en relación con la mejora del terminal de buses. Lo presenté, estaba muy alto el presupuesto al parecer, porque van a remodelar ese lugar. Me dijeron que tenían que remodelar primero y después iba el mural porque podía afectar la pintura. Casi siempre cuando iban a hacerles entrevistas o hacían algo visual estaba el container que decía 'Maersk', que es una marca, entonces ellos querían darle un poco de arte a ese lado. Me pidieron flora y fauna. Por un lado, le pinté el humedal y por el otro lado es marino, ahí le hice cardúmenes con medusas, algas, estrellas de mar y por las caras pequeñas hice mi trabajo con geometría.
-¿Desde cuando tocas el hang?
-El hang es un instrumento súper lindo. Lo compré en Cádiz, en la frontera de España y África, en el primer viaje a Europa. Mi vida se trata de viajar, no está en mis planes por el momento tener un terreno, comprarme una casa o tener un auto. Mis inversiones son comprarme un boleto e irme a conocer, a expandir mi trabajo. Ese es mi estilo de vida y causalmente conocí a una persona que piensa lo mismo, entonces fue como una bomba en complementación.
-¿Es difícil dedicarse al arte en San Antonio?
-Sí, pero es loco porque yo vivo en San Antonio y me he podido mover en el arte. Obviamente, hay meses que no son tan buenos, pero creo que la constancia hace todo. Les diría a los chicos que están recién empezando en el arte y que son de acá, que se saquen el estigma sanantonino de que acá todo es malo, que no se valora el arte, eso está en la cabeza de cada uno. Si dicen que les va a ir mal, ellos mismos lo están atrayendo. Siempre es bueno confiar y tener fe porque el arte es crear y no cualquiera lo hace.
"En el colegio dibujaba a los profes, a mis compañeros y de hecho reprobé años por lo mismo, por dejar de lado lo que me estaban explicando en la clase por estar pintando",
Carlos Abello
"Cuando comencé a pintar murales fue netamente porque me aburrió el tamaño de los cuadros, me quedaron chicos, estaba muy limitado a un cuadro",
Carlos Abello





