Dividir la cotización para salud
La cotización por concepto de salud, que aportan los trabajadores asalariados, los trabajadores independientes, los desempleados y los jubilados, al Fondo Nacional de Salud o a las Isapres, es un monto único. No obstante, este valor se destina a pagar la cobertura de dos seguros completamente diferentes. El primero de ellos entrega prestaciones de salud, tales como exámenes, consultas médicas y procedimientos de diversas especialidades, cuyo fin es que el usuario y sus dependientes recuperen su salud. El segundo seguro es de incapacidad y paga la renta del trabajador, durante el período que éste se encuentra imposibilitado de trabajar por enfermedad.
Existen cotizantes que financian los dos seguros mencionados, a pesar que son usuarios potenciales de sólo uno. Me refiero a jubilados o personas con trabajo independiente y con rentas variables, que no utilizarán jamás el subsidio por incapacidad. Resulta en extremo injusto que quienes nunca utilizarán el subsidio de incapacidad, contribuyan a financiarlo, especialmente considerando que su costo es alto y creciente, además de las numerosas y costosas irregularidades que han sido últimamente puestas en conocimiento público. Se produce un subsidio injusto, hacia el seguro de incapacidad, financiado en parte por personas que nunca lo utilizarán.
El reconocimiento de que son dos seguros obliga a dividir la cotización actual en dos partes, cada una destinada a financiar un seguro diferente. Quienes no suscriban el seguro de invalidez, porque su situación laboral lo amerita o porque lo decide libremente, debiera dejar de pagar la fracción que corresponde a ese seguro. Podría utilizar esa fracción para su libre disponibilidad o para incrementar su aporte al seguro de prestaciones de salud, con un consiguiente mejoramiento en las coberturas.
Se recomienda que sean instituciones diferentes quienes se encarguen de cada seguro. Ese modelo de operación presenta diversas ventajas, como transparentar el desempeño de cada seguro, al estar sinceradas las cifras de ingresos y gastos de cada uno; además de forzar a las instituciones que administren el seguro de invalidez, a controlar mejor los fraudes, ya que puede focalizarse en gestionar mejor su única fuente de costo operacional.
Existen diversas alternativas de organización institucional, para manejar los seguros separadamente, pero una que parece interesante de explorar es circunscribir la acción de las Isapres a sólo los seguros de prestaciones médicas y que Fonasa se divida en dos instituciones, una encargada de gestionar las prestaciones de salud y la otra el seguro de invalidez.
Javier Fontecilla Schmidt
Ingeniero civil industrial-consultor
