La gran derrota de Moscú
por Abraham Santibáñez, Premio Nacional de Periodismo.
El jueves 13 de julio empezó ominosamente en Kiev, la capital de Ucrania. Aunque su presidente, Volodimir Zelenski, había vuelto a casa con el sólido respaldo de la OTAN y la oferta de integración a corto plazo, la agresión rusa no ha terminado. Según informó el corresponsal de The New York Times, la del jueves, "fue la tercera noche consecutiva en la cual Kiev fue atacada por drones fabricados en Irán. Las sirenas antiaéreas sonaron alrededor de las 12:15 y las explosiones resonaron en el centro de la ciudad aproximadamente una hora después".
Este nuevo ataque se produjo apenas terminada la reunión de la OTAN en Vilna, la capital de Lituania. Este encuentro significó el mayor y más explícito apoyo de la organización militar occidental. En dos días los dirigentes de 31 naciones de América del Norte y Europa comprometieron un renovado apoyo militar al régimen de Kiev.
En lo que parece una gran paradoja, al agredir a Ucrania, Rusia ha terminado fortaleciendo a la OTAN, creada en 1949 para la defensa contra el bloque soviético. Eran los años más oscuros de la Guerra Fría. Casi medio siglo después, a comienzos de los 90, se podía pensar que la OTAN no tenía mucho sentido tras el derrumbe de la URSS. Esta vez, sin embargo, la ofensiva de Vladimir Putin contra Ucrania ha revitalizado a la OTAN que ya está incorporando a nuevos miembros mientras dejó en espera -hasta que termine la guerra con Rusia- la admisión de Ucrania.
Hay, por lo menos, tres errores en la decisión de Putin de invadir Ucrania en 2022.
1.- El fracaso del Ejército ruso, que tuvo un desempeño excepcionalmente glorioso en la II Guerra Mundial. En las últimas semanas ha mostrado graves fallas internas.
2.- El fortalecimiento de la OTAN.
3.- El desprestigio personal de Vladimir Putin.
"Regresamos a casa con un buen resultado para nuestro país y, muy importante, para nuestros guerreros", se ufanó Zelenski en un video en Twitter durante la alerta del ataque aéreo de la semana pasada. "Hemos despejado cualquier duda y ambigüedad sobre si Ucrania estará en la OTAN.
Es, sin duda, el peor escenario posible para Putin. El fracaso de su ofensiva contra Ucrania tras 500 días de combate, ha puesto al descubierto sus grandes debilidades. Peor aún, la rebelión de Yevgeny Prigozhin, jefe de la milicia Wagner, significó el final de una asociación que tuvo frutos no solo en suelo europeo y cuyas proyecciones todavía no están claras.
Para complicar más las cosas, Biden, quien describió como "muy bueno" el encuentro de la OTAN, había ofrecido bombas de racimo a Ucrania, las que ya llegaron a destino. Es una situación insólita, porque hay acuerdo para desterrar estas armas de la guerra moderna ya que pueden dañar a civiles no comprometidos en combate.
Como era inevitable, Moscú no pasó por alto el significado de esta serie de acontecimientos: "Los resultados de la cumbre de Vilna serán analizados cuidadosamente. Teniendo en cuenta los desafíos y amenazas a la seguridad y los intereses de Rusia que se han identificado, responderemos de manera oportuna y adecuada, utilizando todos los medios y métodos a nuestra disposición", afirmó el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Pese a todo, no parece probable que una nueva guerra, aunque sea Fría, esté la vuelta de la esquina.

