El poder de Kumon
Claudio López durante años dividió su vida entre el puerto y su vocación por la educación, hasta que logró dedicarse de lleno a la enseñanza. Hoy es monitor de Kumon, un método que ayuda a los niños a desarrollar sus habilidades.
"Tengo un dicho: la docencia me llamó. Yo no pedí ser docente ni estudié para ser profesor", expresa Claudio López, quien recorrió un largo camino antes de dedicarse con todo a la enseñanza.
López, un viñamarino que desde los 90 vive en San Antonio, descubrió que tenía pasta para enseñar cuando trabajaba en el puerto de Arica en 1984.
"Había estudiado negocios navieros en Valparaíso, donde paralelamente trabajaba en el puerto. Cuando llegué a trabajar a Arica no había muchos funcionarios con estudios superiores, por lo que mi jefe me solicitó capacitarlos en las áreas del puerto", recuerda.
López tenía 22 años y las clases, que preparó en una máquina de escribir, fueron bien evaluadas, por lo que continuó realizándolas. Su desempeño lo llevó, además, a ser docente en Administración Aduanera en Inacap.
"Mi abuelo era profesor normalista y mi hermana también es profesora; estaba en mis genes hacer clases", sostiene.
San antonio
En Arica, la carrera portuaria de López fue en ascenso, pero entrada la década del 90 empezó a extrañar la zona central.
"Intenté trasladarme a Valparaíso, pero era difícil porque allá no faltaba gente, sino que sobraba. En ese momento, San Antonio comenzaba a ser más importante y se me dio la posibilidad de venir a trabajar acá", cuenta el profe, quien arribó con su familia en 1994.
López no se quedó tranquilo solo con su trabajo. Paralelamente, hacía clases en la carrera de Comercio Exterior en el extinto Instituto Chileno Alemán.
En 1996, asumió un nuevo desafío: se puso a estudiar Ingeniería en Comercio Internacional en la Universidad Tecnológica Metropolitana.
En 1998, cuando le quedaba poco para terminar la carrera, se inició el proceso de disolución de la Empresa Portuaria de Chile (Emporchi) y su traspaso a la Empresa Portuaria de San Antonio. "Con el cambio, mucha gente se acogió a retiro, por lo que quedamos pocas personas haciendo la misma pega y con turnos rotativos. En ese momento, preferí privilegiar mis estudios y renuncié", explica.
En el 2000, con su título en mano, ingresó como profesor en Administración Pública a la sede de San Antonio de la Universidad de Los Lagos. "Hasta el día de hoy tengo contacto con profesionales de esa época, que ahora hacen clases en universidades importantes de nuestro país", cuenta.
El descubrimiento
Antes del nuevo milenio, descubrió un innovador método de enseñanza. Su hermana vivía en Santiago y cuando fue a visitarla vio una escena que le quedó grabada. "Entré a su casa y vi a dos niños sentados haciendo sumas. Sumaban tan rápido que solo mirarlos me llamó mucho la atención".
Su hermana era monitora de Kumon, un método japonés que data de 1954, donde los niños progresan a su propio ritmo con clases y ejercicios diarios que deben desarrollar durante media hora en sus casas, guiados por un simple cuadernillo.
"Se evalúa en qué nivel están los niños. Por ejemplo, viene un estudiante de 6º básico al que le está yendo mal en matemática y al evaluarlo descubrimos que no entiende bien la suma, por lo que sus ejercicios deben partir desde la suma. Es un proceso largo, pero ellos logran nivelar sus conocimientos y luego incluso se adelantan a las materias del colegio", explica.
Tras conocer el método, quiso traerlo a la comuna. "¿Por qué tenemos esa desventaja con Santiago, donde hay cosas para los niños y nos llevan la delantera, y acá, que estamos tan cerca, no tenemos esas posibilidades? Me gustaría llevar esto mismo para los niños de allá. Esa fue mi primera mirada", comenta.
Inicios
Por motivos laborales, no podía hacerse cargo de traer el método y decidió convencer a su esposa, Nora Mix -una secretaria bilingüe que entonces trabajaba como dueña de casa- de asumir el desafío.
"Mi señora es de las áreas de las humanidades, cero matemática. Al principio el 'no' que me dijo se escuchó hasta Groenlandia", reconoce.
Con el paso del tiempo la convenció. "A mí me iba mal en matemática en el colegio. Pero cuando uno entra a Kumon te capacitan. Nosotros comprobamos que la matemática se puede aprender", afirma Nora Mix.
En marzo del 2000 abrieron la sede, ubicada en Juan Ignacio Molina 573, en Llolleo. Los primeros años, Mix se hizo cargo del instituto como orientadora de Matemática y ahora imparten también Lenguaje e Inglés.
En este periodo, Claudio López ha sido testigo de los beneficios del método. "Que un niño te diga 'no quiero ir al colegio, lo odio' y después diga 'ahora me va súper bien y me gusta', es fuerte. Ese es el aporte con el que estamos comprometimos con este proyecto", indica.
Pero, según López, la contribución va mucho más allá. "Kumon no es solamente para que el alumno se saque buenas notas, es una institución que prepara a los niños para el futuro, con herramientas como la concentración, perseverancia y hábitos de estudio, las que sumadas al manejo de la disciplina, son fundamentales".
"Hasta que uno no conoce Kumon, no sabe la capacidad que el niño puede tener", sostiene.
Otra escuela
Hace alrededor de cuatro años, López se sumó de tiempo completo a Kumon. Pero previamente tuvo un exitoso paso por el colegio Espíritu Santo, donde fue docente técnico desde el 2003 al 2014.
"Por primera vez entré a un colegio. Fue muy bonito porque con mi experiencia en la docencia y en el puerto pude volcar mis fuerzas a ese proyecto", dice.
López, junto a otros profesores, obtuvo logros que lo tienen orgulloso. "Sacamos muchas generaciones de chicos a los que les iba muy bien en las empresas y otros que entraban a la universidad con muy buenos conocimientos. Íbamos mucho más allá de enseñarles conocimientos técnicos, les enseñábamos también economía y otras áreas. Entonces los chicos el primer año de universidad me decían 'profe me están pasando lo que usted me enseñó en el colegio'. Se sacaban 6 y 7".
-¿Por qué le apasiona enseñar?
-A muy temprana edad me acerqué a esto y vi que tenía condiciones y me creían. Me gustó que me dijeran 'gracias por lo que me enseñó, porque me está sirviendo'. Cuando a uno le retribuyen el sacrificio que uno hace con unas gracias... eso para mí es la motivación principal.
-¿Por qué escogió la educación?
-El hecho de que yo esté ligado a la educación ahora con Kumon tiene que ver con aportar un granito de arena a la transformación. Siempre se dice que la educación es la herramienta para la movilidad social y yo soy un convencido de eso.
Esto motiva a López a continuar firme por su senda. "Mi compromiso hoy en día es con la educación en San Antonio, es mi devolución por haberme acogido tan bien con mi familia. Espero contribuir a que más jóvenes puedan acceder a estudios superiores y que estos retornen a San Antonio, para que la ciudad siga creciendo", manifiesta convencido en el poder de la enseñanza y de Kumon.