Los socios del ex camping de Llolleo se trasladarán a El Tabo
Cuando la expansión de la Empresa Portuaria de San Antonio (Epsa) requirió reemplazar la arena de la playa de LLolleo por grandes bloques de cemento, los socios de la Sociedad de Veraneantes del Camping de Llolleo comenzaron a preparar el éxodo.
Era el año 2007. Y pese a las demandas de movimientos ciudadanos sanantoninos que rechazaban este proyecto, la expansión comenzó a ser un hecho y las máquinas retroexcavadoras llegaron para quedarse. Los socios del camping, viendo que no había más que hacer ante estas presiones, escucharon la oferta que Epsa les realizó a modo de compensación, capital con el que la sociedad podría adquirir un nuevo terreno donde volvieran a construir cabañas de recreación para sus beneficiarios y familias.
Sin embargo, la naturaleza derrumbó en poco menos de cuatro minutos todas aquellas proyecciones. El tsunami posterior al terremoto del 27 de febrero arrasó con todo al lado sur del camping cobrando incluso algunas vidas. La tragedia apuró el proceso de partida. Y en cosa de días el lado norte del camping también se despobló. La nueva expansión del puerto reemplazaría para siempre la playa de Llolleo.
camping histórico
Fue en 1964 cuando un amplio sector de la playa de Llolleo que pertenecía a Bienes Nacionales fue entregado a la Sociedad de Veraneantes en un comodato válido por cincuenta años. Así llegaron a instalarse 438 familias en su mayoría provenientes desde Santiago y Rancagua.
"Los primeros socios venían y se instalaban con carpas", recuerda Ximena Villarroel, actual presidenta de la Sociedad de Veraneantes.
Pero en 2007, la expansión de Epsa hacia la ribera del Río Maipo cambió el panorama, el que se quebró por completo con el tsunami del 27-F. "El 2012 se fueron las últimas familias que quedaban en el lado norte y se acabaron 48 años de vacaciones e historias en el camping de Llolleo", agrega Ximena Villarroel.
De las 438 familias que componían la sociedad, tras el tsunami quedaron 360. Entre ellas, y tras varias reuniones, escogieron dos lugares posibles para trasladarse: uno en El Quisco y el otro en el sector Chépica, en El Tabito.
"El tsunami apuró todo, así que rápidamente llegamos a un acuerdo extrajudicial con Epsa y nos pusimos a trabajar para buscar el nuevo lugar", explica Ximena Villarroel.
todo regulado
Finalmente, asesorados por el arquitecto Hugo Urtubia Saldaña, el lugar elegido fue El Tabito. Con un terreno de 6,7 hectáreas, donde cada familia tendrá un espacio de cerca de 100 metros cuadrados habitables, una distancia de 30 metros entre el lugar para veranear y la playa Chépica (el recinto se emplazará exactamente en calle Vecinal), se espera que en julio de este año se comience con el proceso de urbanización, y que con el inicio de 2016 se dé el vamos a la construcción de los hospedajes de los socios.
"Queremos dejar bien claro que todo este proceso está regulado y aprobado por los socios. Vimos en la prensa las acusaciones del señor Mario Ruminot, quien nos acusó de fraude y de comprar un terreno que no tiene agua y donde, según él, no se podría construir, pero todos los papeles ya están aprobados y no hay más que hablar. Estas acusaciones las hace seguramente porque él era el corredor de la propiedad de El Quisco, que valía el doble", cierra Ximena Villarroel. J