Los 67 años del amor de película de Loida y Osvaldo, el peluquero más antiguo de San Antonio
La historia de Loida Gutiérrez y Osvaldo Díaz es única, emocionante, llena de anécdotas y un ejemplo que muchos quisieran seguir porque este sábado 30 de mayo cumplieron 67 años de matrimonio.
Loida tenía 16 años cuando lo conoció y Osvaldo, 23. Al recordar ese primer encuentro, Loida reconoce que es un problema que llevan 67 años tratando de dilucidar. "Ella chocó conmigo", dice Osvaldo absolutamente seguro de sus palabras.
Loida indignada, pero con una sonrisa en la cara, se apura en explicar que su papá "tenía un taller en Centenario y él (Osvaldo) tenía su peluquería en la vereda del frente. Yo iba a atender el taller cuando mi papá no iba, que era bien seguido. Un día entré a una frutería que había al lado, compré una manzana y ahí estuvo el problema. Él me la regaló y yo no se la quería recibir porque no lo conocía. Él siempre ha dicho que la manzana se la regalé yo, pero le digo que antes de morir tiene que decir la verdad", revela Loida.
Su esposo la interrumpe y, con su habitual voz profunda y bonachona, "El Peluca", como es conocido Osvaldo por la mayor parte de San Antonio, le responde: "no mienta señora, tiene que decir la verdad. Ve que es para el diario".
"Y sigue mintiendo", contraataca Loida de inmediato, causando la risa de sus nietos.
Luego de este juego de palabras y bromas, Loida sigue contando su historia de amor. "Pololeamos como siete meses antes de casarnos. Él me conoció, pero yo no lo quería conocer. Luego nos casamos, pero fue algo que yo todavía no me explico cómo pasó, porque nunca pensé que me iba a casar tan joven y menos con él", dispara Loida con la mirada perdida en sus recuerdos.
"Yo tampoco", retruca Osvaldo, causando, nuevamente la risa de su familia.
"Es que él era terrible. Tenía muchos compromisos por ahí porque era bien buenmozo, tenía su pinta", rememora esta mujer de 81 años, manteniendo su habitual sonrisa.
"Tenía peluquería y desde los 15 años trabajaba con el papá. Yo pasaba por afuera y siempre había alguien ahí, sentada al lado, entonces yo no quería nada con él. Pero lo conocí y era una persona distinta. Ha sido un súper buen marido, buen papá y no hay nada malo que decir de él. Lo único que sí, muy deportista, no estaba mucho en los almuerzos de los domingos. Y todavía sigue yendo a la cancha. Es fanático y uno de los fundadores del Pedro Aguirre Cerda", cuenta Loida con orgullo.
El tío Roberto
Osvaldo, a sus 91 años, lleva 76 cortando el pelo y la mayor parte de los sanantoninos conoció o supo de su peluquería.
"Empezó a los 15 años a cortar el pelo y todavía tiene algunos clientes mayores que vienen a la casa, porque tiene instalado un sillón arriba donde atiende a sus clientes. Si hace un ratito nomás que se fue un caballero. Tiene muchos clientes desde hace años. Por ejemplo, hay uno de Las Rocas que hace 53 años se corta el pelo con él", comenta Loida, quien ha sido el pilar fundamental para que Osvaldo cumpliera (y continúe cumpliendo) con todos sus objetivos en la vida.
Además, contrario a lo que se pueda pensar, Loida es la más comunicativa de los dos. "De hecho, le avisamos recién que venía el diario, porque o si no, no hubiese querido, porque él es bien de su palabra, si dice no, es no. Ahora le dije que una señorita lo buscaba y vino altiro", bromea la esposa.
"La otra vez, cuando vino un diario nacional, no quise aparecer, así es que salió mi hermano mejor", desclasifica El Peluca. "Es que yo era el que le cortaba el pelo al tío Roberto Parra, el de la Negra Ester, y vivimos toda esa especie de romance", revela Osvaldo, esta vez con seriedad. "Sí, porque mi cuñado (Alfredo Díaz, "El Checo") nunca ha sido peluquero", completa entre risas Loida.
Por si esto fuera poco, la mujer recuerda que Osvaldo "le cortaba el pelo a todos los comerciantes de San Antonio: a los dueños de la Casa Pardo, de la Casa Amarilla, de los calzados Denia y a muchos otros más. Es que cuando estaba la peluquería en el centro era como una casa, porque llegaban todos, se tomaban su café o alguna otra cosita. Era como una de esas barberías antiguas", describe uno de sus nietos, que vino especialmente desde Punta Arenas para encargarse de preparar el menú de la celebración que tuvo lugar la noche del sábado en su hogar del pasaje Anita, en el centro de San Antonio.
La peluquería de Osvaldo estuvo por años en Centenario, cerca de la Iglesia y desde un comienzo fue cigarrería, peluquería de varones y, al fondo, peluquería de damas.
Aunque Loida hizo el intento de seguir el rubro familiar, finalmente se dio por vencida. "Cuando lo conocí yo estaba haciendo el curso de peluquería. Alcancé a trabajar poco tiempo porque empecé a tener hijos cada poco tiempo, como cada dos años, entonces, no podía trabajar. Si fueron ocho los niños", explica la mujer. De todos modos, una vez que sus hijos crecieron, la mujer instaló un pequeño bazar al lado de la peluquería de su esposo.
mil camisetas
Osvaldo es conocido por ser un hombre fanático del fútbol y por haber vestido con orgullo cientos de camisetas de clubes amateur en buena parte del país. "Recorrí tres cuartas partes de Chile jugando a la pelota, por todos lados, pero siempre amateur", recuerda con nostalgia el fundador del club Pedro Aguirre Cerda, quien se ganó un segundo apodo en su vida: "El Mil Camisetas".
Inclusive este hombre llegó a jugar con uno de los seleccionados del Mundial del 62. "Yo jugaba en cualquier posición. A lo único que no le hacía era a jugar de arquero, pero todo el resto sí", afirma "El Peluca" con humor.
-No mucho, porque yo me casé sabiendo que a él le gustaba el deporte. Por ejemplo, estábamos recién casados, almorzando en la casa de mi suegro y llegaban a buscarlo, de distintas partes y salía a jugar. Ademas, mi hermano Miguel Gutiérrez jugó en el SAU y disputó por primera vez el paso a la Primera B. Entones estaba acostumbrada a que fueran buenos para la pelota.
Aunque la mayor parte de sus hijos siguió la tradición familiar y deportiva, ahora casi ninguno juega. A pesar de esto, Osvaldo trata de acompañar al club de sus amores cada domingo que puede.
Celebración
La familia Díaz-Gutiérrez tiene actualmente más de 40 retoños, entre hijos, nietos y bisnietos, repartidos entre San Antonio, Punta Arenas y Canadá. Por lo mismo, los aniversarios de los papás son tan importantes ya que se reúnen casi todos.
"Aprovechan de venir todos los que pueden, aunque hace dos años que dije que no celebraba más aniversarios, porque uno tiene que ir limitándose porque tengo problemas con mis rodillas. Estoy enferma de artrosis, porque la cáscara se ve más o menos, pero yo igual tengo problemas. Entonces, no soy capaz, como antes, de preparar una comida grande, arreglar la casa y más encima salir a comprar. Ahora los nietos se encargan de todo eso, a mí me regalonean nomás", confidencia Loida en las horas previas al gran festejo.
Sin secretos
Contrario a lo que dicen muchas parejas, Osvaldo y Loida dicen que para ellos no hubo un secreto que les permitiera seguir juntos, felices y a tres años de cumplir las bodas de titanio.
Esta pareja reconoce, eso sí, que no hay etapas muy complejas en su vida. "Lo más difícil fue cuando empezamos a edificar. Fue complicado, pero bonito. Ahora nosotros lo vemos lindo, pero en su tiempo fue bien difícil porque no había nada y mi esposo empezó a construir estas dos piezas y seguimos con todo el resto", detalla Loida.
"El problema mío es esta señora", manifiesta entre risas Osvaldo interrumpiendo con humor la nostalgia de su mujer. De todos modos, "ha sido una vida bien bonita, es lindo acordarse de esos detalles cuando uno ha vivido una vida feliz", completa Loida. Ante eso, y con un tono de voz profundo y serio, mientras mira cómplice a Loida, Osvaldo reflexiona: "es que ella todavía sigue siendo una niña".J