El drama de la alegre transexual que vive postrada por culpa de una severa esclerosis
Alejandra Pradón necesita urgentemente un neurólogo que la ayude a impedir el avance de la enfermedad, que le fue detectada en febrero pasado luego de que se cayó a un colector de aguas lluvia, en pleno centro de Barrancas.
Cada día que pasa se extingue un poco más la alegría de Alejandra Pradón. La transexual sanantonina, conocida por ser uno de los primeros homosexuales de la zona que decidió transformar su cuerpo, hoy vive uno de sus momentos más difíciles.
Hace un mes está postrada en su casa de Bellavista debido a una severa esclerosis múltiple bilateral. Su madre, Gisela Echavarría, clama por la atención de un especialista para neutralizar el mal antes que sea muy tarde.
"Los orígenes de la esclerosis no están muy claros. Sólo después que la vea bien un neurólogo, podremos saber la magnitud del daño provocado por esta enfermedad y averiguar de dónde nació todo este problema", dice su madre con la voz entrecortada.
La dolencia quedó al descubierto en febrero pasado, luego de que Alejandra sufriera una feroz caída en Barros Luco con Uno Norte.
"Se cayó a un hoyo del alcantarillado y de ahí no se recuperó más. Fue el tercer día del Carnaval. Ella estaba participando por la murga de Bellavista Brasil y me estaba ayudando a estirar una alfombra en el toldo que puse para vender. Recibió todo el golpe en la espalda", cuenta la progenitora.
"En el hospital esperó más de tres horas y recién ahí me dijeron que tenía que esperar otras seis horas más, porque había otras urgencias. Me la traje a la casa y nos acostamos a descansar. De ahí se fue a Santiago a trabajar a la imprenta de una amiga mía y tuvo que pedir licencia porque no podía caminar. Le dolían mucho la espalda y las piernas", agrega.
postrada
Pasaron los días y la molestia en gran parte de su cuerpo no se detenía.
"Como no tenía respuestas de lo que pasaba con su salud, decidí traérmela a San Antonio. Le dije a la doctora que me atendió acá los síntomas que tenía y ella la mandó al neurólogo para que él descartara una posible esclerosis múltiple. A las dos semanas dejó de caminar. Cada día se debilitaba más. Tiene problemas con parte de la memoria temprana, de pronto se acuerda bien de algunas cosas y de pronto no. También le afectó la vista", describe Gisela, mientras revisa antiguas fotos de su hija.
Las instantáneas capturaron los tiempos más felices de Alejandra Pradón. Vestida de gala y con plumas. Era el alma de la fiesta. En otras imágenes quedó inmortalizado el recuerdo de Cristián Alejandro, el joven que nació atrapado en el cuerpo equivocado.
"A los 18 años me dijo que era gay. Yo casi me morí cuando me lo contó, pero era opción de ella. Tenía que apoyarla. Después que superé mi depresión, la pena de saber que mi hijo varón, no era tan varón, me dije que si hubiera nacido con una manito menos, con una pierna menos, con un ojito menos, igual lo hubiera querido, porque cómo no lo voy a querer por ser gay. Era su opción", reveló emocionada.
Su hija la mira con orgullo, perdida entre las sábanas. Tiene poca voz y se pasa las manos una y otra vez por el cuello y los hombros. Dice que tiene frío a pesar de que una estufa en el rincón de su habitación mantiene el ambiente temperado.
"No pongan en el diario que tengo 36, digan que tengo 22", bromea Alejandra con una débil sonrisa.
"La enfermedad no tiene cura, pero tiene tratamiento para estabilizarlo. Yo sé que me queda una tremenda batalla por delante, porque habiendo daño neurológico ya no hay vuelta atrás", reconoce su madre, quien pide encarecidamente que toda la ayuda comprometida no se retrase por la burocracia del sistema público de salud.